De Gabriel Amat a Javier Aureliano García

Pedro Manuel de la Cruz
Director de La Voz de Almería

Faltaban pocos minutos para la una del mediodía del pasado domingo. Acababa de regresar a casa después de correr más de ocho kilómetros por la avenida del Mediterráneo, parque de las familias y parque del Andarax cuando escuchó el sonido de llamada en el móvil y leyó en la pantalla: Gabriel Amat. 

-Oye, Javier, que a ver si nos podemos ver mañana lunes a las 4 en la sede antes de la reunión con la ejecutiva.

- Por supuesto, presidente, mañana nos vemos.


El momento había llegado. La decisión final se la comunicó Amat a Javier Aureliano en la reunión que, en su despacho del ayuntamiento de Roquetas, mantuvieron el jueves 7 de abril a las cinco de la tarde en una alternativa íntima, sin espectadores.  El tiempo político traspasaba el umbral del segundo y último acto en el proceso de relevo de Gabriel Amat por Javier Aureliano García después de diez años de travesía compartida. Antes fue en la Diputación; ahora, en la presidencia del PP. Amat cerraba el relevo en la cúpula del partido marcando -como era su deseo y su exigencia- el cuándo, el quién y el cómo. Después de diecisiete años al frente del partido nadie iba a marcarle la ruta y, aunque alguno lo intentó torpemente queriendo imponerle un apresurado congreso telemático en marzo, no lo logró. 

El lunes a las cuatro de la tarde el sol entraba tenue por el ventanal del despacho del presidente en la planta cuarta de la sede provincial del PP en el Paseo de Almería. Allí, sentados en el sofá funcional situado junto a la mesa de trabajo y sin más decorado en las paredes que una bandera de España y otra del partido, Amat le reiteró a Javier Aureliano su decisión.

- Como te dije el jueves, quiero que seas el próximo presidente y te voy a proponer en la reunión que vamos a tener dentro de unos minutos con dirigentes del partido. 

-Gracias, presidente, y te lo agradezco. Pero quiero decirte que, si tú decides continuar, yo estaré a tu lado en el puesto que consideres. Estás a tiempo de reconsiderarlo y mi lealtad será total. Si decides continuar, yo te apoyo. 

-Es una decisión tomada. No hay nada que reconsiderar. 

Minutos más tarde el relevo era comunicado a la decena de dirigentes del partido que aguardaban impacientes en la sala de juntas.  Quizá fue entonces, en el silencio que acompañó la emocionada intervención de Amat ante Carmen Crespo, Ramón Fernández Pacheco, Juanjo Matarí, Rafael Hernando, Luis Rogelio, Miguel Angel Castellón, Maribel Sánchez, Ángel Escobar, Rocío Sánchez y Diego Vargas, cuando Javier Aureliano se acordó de aquella mañana de hace dos meses en el despacho de alcaldía de Roquetas en la que Gabriel le preguntó qué haría si él decidiera presentarse a la reelección. 

-Nada. No haré nada. Yo seguiré a tu lado. Mi lealtad hacia ti es absoluta. 

Si Amat albergaba dudas sobre qué decisión tomar, aquella mañana quedaron despejadas. Solo se presentaría a la reelección si alguien intentaba imponerle la hoja de ruta que él ya había diseñado.

A primera hora de la mañana del martes, doce horas después de hacerse pública la decisión de Amat, compartí un café con Javier Aureliano. Durante más de sesenta minutos el futuro presidente del partido fue desgranando algunas de sus opiniones sobre el tiempo social y el ‘tempo’ político que se avecina. Lo que sigue a continuación es una transcripción libre de alguna de sus opiniones. 

“He aprendido mucho de Gabriel Amat, mucho. Y en esa línea vamos a continuar. Pero, lógicamente, son tiempos distintos y cada uno tenemos una forma y una personalidad diferente. Ni mejor, ni peor, diferente; eso es inevitable y yo diría que bueno. Sé que contaré con su apoyo siempre y le consultaré todas las veces que considere necesario. Ser presidente es difícil, pero ser expresidente es más difícil. Gabriel ha demostrado que fue un excelente presidente de la Diputación y, también, un excelente expresidente. Ahora será lo mismo en el partido. Y no es fácil ser “ex”, mira algunos casos en la política española. 

¿Qué voy a hacer ahora, me preguntas? Pues trabajar y trabajar, como siempre. Hacer equipo, que cada uno tenga su espacio. Carmen Crespo y Ramón van a ser dos pilares fundamentales, no solo para mí, no solo para el partido, sino para Almería. El objetivo de un político no es ganar congresos, es ganar elecciones y, para eso, cada uno tiene que tener su espacio, hacer lo que mejor sabe hacer. Yo me voy a rodear de los mejores y, entre los más de 22.000 militantes que tenemos en la provincia, hay mucho donde elegir. 

Nosotros somos un partido moderado que aspira, no a cambiar la opinión de la gente, sino a ser la opinión de la gente. Debemos expresar lo que piensan los ciudadanos, defender sus intereses. Esa es la clave de un partido moderno. 

Nosotros no somos Vox. La gran diferencia entre ellos y el PP es que, al margen de posiciones ideológicas, Vox solo señala el problema, pero, fíjate en esto, nunca aportan ninguna solución. No piden entrar en ningún gobierno porque eso no les interesa. Aquí tenemos el ejemplo de El Ejido: cuando han tenido que gestionar han salido por pies, la gestión de las cosas concretas, la gestión del día a día no les interesa. Son el partido del segundo cubata. Con dos gintonics todos arreglamos el mundo desde la barra de un bar. 

Pero eso es la nada, y ellos ni saben ni quieren tomar decisiones. Lo que les gusta es subirse al cajón en medio de una plaza y lanzar arengas, pero con eso no se construye un país, una provincia. 

Al PP de Almería Vox nos preocupa a nivel provincial porque pueden crear un clima de inestabilidad y de crispación que no solo no arregla ningún problema, sino que lo puede multiplicar. En cuanto al PSOE nos preocupa más a nivel local, en algunos municipios, que a nivel provincial. Si el PP hace las cosas bien volveremos a ser la primera fuerza política en la provincia y, para eso, es necesario que el votante que se ha ido a Vox comprenda que no son capaces de gestionar. Y  hacer política es gestionar, no señalar solo el problema. Lo que te decía del cajón en medio de la plaza: si se lo quitas, detrás no hay nada. 

Almería tiene unas grandes oportunidades de futuro, pero, para hacerlas realidad, hay que rodearse de los mejores. Yo lo voy a hacer. ¿Que cómo? Pues haciendo lo mismo que hice años en Olula del Rio. Allí me fui un día y pregunté a la gente del partido quién sería el mejor candidato, y me dijeron, Antonio Martínez. Y quién es Antonio Martínez, pregunté. Un concejal del PSOE, me respondieron. Pues a ése hay que atraerlo para que milite en el PP. Estuve trabajando el tema con él varios años y, al final, se presentó a la alcaldía y ya lleva gobernando tres mandatos con mayoría absoluta. 

Esa es la estrategia. No, no traerse a gente de otros partidos, sino traerse a los mejores, hayan pensado en un momento de sus vidas lo que hayan pensado”. 

La conversación llegaba a su fin porque Antonia S. Villanueva y Juan Sánchez esperaban para hacerle la primera entrevista después de su nominación. 

-¿Has dormido bien esta noche?, le pregunté. 

-… (silencio) No, la verdad es que me costó trabajo coger el sueño y he dormido muy poco. Ayer fue un día de muchas emociones. 

Unas emociones que revelan que la nominación del lunes no fue una meta alcanzada después de años de espera, sino un punto de salida, el inicio de una nueva travesía que comienza en Almería pero solo el destino y Casado saben dónde podría llegar. Al tiempo.

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