Soy militante socialista desde los 22 años con carnet y antes simpatizante y colaborador desde que los partidos fueron legalizados. Con cada victoria electoral y también con cada derrota, he tenido sentimientos de alegría y de pesar intensos, en función de los resultados, como si fuera algo personal e íntimo.
Por convicción, he estudiado antes de cada Congreso la ponencia marco y las aportaciones de cada corriente o grupo interno organizado, pero nunca he apoyado públicamente a ningún candidato a cualquier tipo de liderazgo o representación orgánica, quizás porque me interesaban más las ideas que la persona, al fin y al cabo 142 años de partido son más que los mandatos personales de sus dirigentes.
Pero eso no quiere decir que no haya ejercido mi derecho a votar, siempre que he podido lo he hecho y si algo o alguien me lo hubiera puesto difícil o, mucho peor, impedido me habría revelado con toda crudeza, porque lo único que me lleva a militar en este partido son mis convicciones sobre la necesidad de su existencia como organización para canalizar las necesidades de una parte muy importante de la sociedad en la que vivo, por mi total identificación con su ideario socialdemócrata, y por supuesto por la libertad y la igualdad interna que siempre han existido: cada militante es un voto libre.
Mi participación actual en la política es totalmente vocacional, no le debo nada a nadie en mi partido, absolutamente nada. Toda mi vida se ha desarrollado trabajando en la empresa privada, por tanto estoy libre de ataduras y dependencias y si hoy estoy en la vida pública es por mi amor a mi pueblo, pero tampoco tengo rencor a nadie por la pérdida de ningún puesto político.
Los socialistas estamos llamados a elegir en breve a la persona que nos represente en las próximas elecciones andaluzas, en definitiva a quién nos lidere y aspire a presidir nuestra Comunidad autónoma. No debemos caer, y lamentablemente así ha pasado en otros momentos, en una guerra cainita y cruel, convirtiendo en enemigos a quienes defienden una candidatura distinta.
Y eso no significa que haya que aceptar sin crítica todo lo decidan quienes dirijan el partido, en Madrid o en Sevilla. Se puede y se debe hacer de manera razonada y justificada y por los cauces establecidos. Así es mi forma de ver la militancia en este partido, así desde hace 38 años, pagando religiosamente, y apoyando a quién me lo pidiera… y algunos más colaborando con los viejos y desaparecidos compañeros socialistas de mi pueblo.
Pero ahora llega el momento de decidir, y aunque podría callarme y votar de forma confidencial cuando me toque (nadie me obliga a hacerlo de otra forma), he decido apoyar a la candidata que mejor puede liderarnos a los socialistas andaluces y puede volver a gobernar la Junta. La candidata que ganó las anteriores elecciones autonómicas de 2018 con más del 28% de los votos (los mismos que nuestro partido obtuvo en noviembre de 2019 a nivel nacional y que le permitieron a Pedro Sánchez formar gobierno), la misma que gobernó la Junta con una grave crisis económica y sin perder derechos sociales, como sucedía en España con el gobierno de Rajoy y, siempre con la dignidad del pueblo andaluz salvaguardada y respetada.
Tengo la sensación de que lo de ser mujer en la vida orgánica de cualquier partido condiciona, y mucho, el resultado de cualquier proceso electoral. Y si además eres andaluza, peor aún (todos conocemos episodios de rechazo a nuestro acento y tantos estereotipos como nos persiguen), no me olvido tampoco de algunos columnistas llamándola “la sultana o la faraona andaluza”, y a ella misma se lo he dicho en algún momento.
La he conocido personalmente y creo que reúne las condiciones personales y políticas más adecuadas para verme representado. En ella he visto sencillez, cercanía, empatía, humildad, trabajo, decisión y una gran preparación política. Por todo eso, en la certeza de que soy un militante y un voto (no soy más que eso), quiero expresar mi apoyo público a mi compañera Susana Díaz en las próximas primarias del PSOE de Andalucía, y por supuesto anunciar mi humilde aval a su candidatura.
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