Una vez más, la estrategia de
confrontación que viene aplicando el
Gobierno de Moreno Bonilla desde el inicio de la pandemia para tapar su propia
ineficacia ha quedado en evidencia. Durante muchas semanas, el Gobierno
andaluz se dedicó a sembrar dudas sobre el proceso de vacunación, negándole
incluso credibilidad al calendario anunciado por el Gobierno de España el
pasado mes de abril, que preveía un aumento exponencial en la llegada de
vacunas que permitiría tener al 70% de la población inmunizada a finales de
agosto.
Las semanas han ido pasando y,
efectivamente, el ritmo en la llegada de vacunas ha aumentado vertiginosamente,
lo que ha permitido que se esté vacunando ya a los menores de 50 años.
Sobrepasado por los acontecimientos, el propio Gobierno andaluz ha tenido que modificar su discurso, dejando
atrás el escepticismo y subiéndose al carro de la vacunación. Nunca es tarde.
Los avances que vamos consiguiendo en la inmunización y el sacrificio de la sociedad andaluza en su conjunto han permitido que se dé por doblegada la tercera ola del coronavirus, aunque, tras varias semanas de descenso de la tasa de incidencia, en los últimos días se ha producido un repunte que ha obligado incluso a detener la desescalada. Aunque es cierto que en la provincia de Almería tenemos mejores datos que en el resto de Andalucía, la comunidad autónoma está viviendo un retroceso al que los almerienses no podemos ser ajenos, porque sus consecuencias también nos afectan.
La temporada de verano está a la vuelta de
la esquina y un empeoramiento de los datos podría frenar la llegada de turistas
y mermar los ingresos de la hostelería y el comercio, que tan necesitados están
de aprovechar estos meses, después de un año de restricciones. Hay muchos
puestos de trabajo en juego y muchas familias cuyo sustento depende de lo que
ocurra este verano.
Por este motivo, el Gobierno andaluz debe centrarse en lo importante. No es admisible que Moreno Bonilla se haya pasado las últimas semanas intentando contener la vía de agua que le ha abierto la ultraderecha al Gobierno de PP y Ciudadanos con su decisión de retirarle el apoyo parlamentario. En lugar de ponerse con lo único importante que tiene entre manos, que es la salud de los andaluces, el presidente andaluz se ha dedicado en cuerpo y alma a recomponer su relación con Vox.
De los buenos datos de la pandemia dependerá la economía de la comunidad autónoma y, en el terreno turístico, la competencia es grande. Andalucía no puede permitirse que sus turistas terminen en otras comunidades autónomas donde sí se estén haciendo bien las cosas.
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