Bandas
de música históricas como las de Bédar y otras del norte de la provincia tienen
la influencia de los mineros asturianos y vascos que se asentaron a finales del
siglo XIX
El
Día Europeo de la Música llevó a los profesionales al reencuentro con la calle
tras el duro año de la pandemia. Una oportunidad que el Ayuntamiento de Los
Gallardos aprovechó para celebrar un emotivo acto de homenaje a uno de los
embajadores que han llevado el nombre de la localidad por toda la
provincia. Miguel
Cánovas Sánchez (Los Pinos, Bédar, 1933) caminaba de noche desde su barriada para recibir clases de solfeo,
junto a su hermano Frasquito, que tocaba el acordeón como nadie, por parte de
Juan Soler Boleas (el barbero), director de una las dos bandas de música de
Bédar. “Gran parte de los temas populares que siempre se han cantado en Bédar
son canciones vascas y asturianas por la influencia de la primera etapa
minera”, precisa el músico Antonio Torres Fernández, impulsor y director de la
agrupación musical de Garrucha. Soler captó la vocación de Cánovas y lo
incluyó, siendo el clarinete en la Banda de Música del pueblo. En aquellos tiempos cuando tocaban en las pedanías y
pueblos cercanos se desplazaban a pie llevando los instrumentos en bestias,
animales domésticos de carga. Los hermanos comenzaron a organizar un servicio
de bar y bailes en la Casa Grande, vivienda familiar que disponía de varias
estancias y adquirió tal éxito que venia gente de puntos dispares de la
provincia.
En la imagen se capta a Miguel Cánovas durante el homenaje del 20 de junio de 2021.
Cánovas aprovechó el servicio militar para sacarse el carné de conducir. Contrajo matrimonio con Dionisia Belmonte Grima, natural de Los Gallardos. Se establecieron, en 1957, en esta localidad. Tuvieron dos hijos, la añorada Ana Mari y Francisco. La madre abrió una tienda de comestibles y frutería. Miguel Cánovas, ayudado por Soler, creó en 1960 la Banda de Música de Los Gallardos, formada con músicos de Bédar, Vera y Cuevas del Almanzora. En 1973, surgió The Teenagers, grupo integrado por los adolescentes Alonso Guerrero, Juan Antonio Peregrín, Francisco Belmonte y Miguel Sánchez que hacían pequeños conciertos e intervenían en los descansos de las primeras obras de teatro que dirigió Emilio Ruiz.
De alguna manera, estaba ahí la influencia de Cánovas con esos adolescentes. En 1977 constituyó formalmente la Banda de Música de Los Gallardos. En 1980, con el apoyo de las familias de los primeros alumnos, se constituyó la Asociación Musical de los Gallardos. Por este motivo recibió el premio de asociacionismo de La Voz de Almería.
Algunos de esos, ya veteranos músicos, levantaron la locura del público asistente. El director de la Banda de Música San Ginés de Purchena, Andrés Galera, y la Agrupación Musical Bédar-Los Gallardos, dirigida por Víctor Ginés Castaño, se sumaron al reconocimiento a Cánovas.
Abrió el acto la concejala Esther González
y cerró el alcalde Francisco Reyes que le impuso el Escudo de Los Gallardos. El
homenajeado aseguró que su pasodoble favorito es Que bonito es el
querer. Intervinieron antiguos discípulos como Juan Francisco Padilla, Juan
Manuel González y Juan Manuel Caparrós. La emoción se desbordó con su hijo,
Francisco, que enumeró algunas actuaciones o los homenajes recibidos en
Benizalón y Antas. Citó a Pedro Arana Castillo, de la Agrupación Musical de
Cuevas del Almería, como referente musical de su padre. “Ha sabido”, dijo
Francisco Cánovas, “inculcarnos formalidad, fidelidad y responsabilidad”. El
alcalde, Francisco Reyes, anunció que el Espacio Escénico, al aíre libre,
llevará el nombre de Plaza Miguel Cánovas Sánchez. Francisco Reyes
y su hermano Diego, uno de los mejores músicos, fueron alumnos del homenajeado.
Tras
la Guerra Civil, no había
músicos en Los Gallardos y sus fiestas eran amenizadas por las bandas de los
citados pueblos o la prestigiosa de Sorbas con José Angulo Salinas, Juan
Segura, Simón Alías, Manolico Fernández, Joaquín Gallardo y Simón Alias, entre
otros. Se hospedaban en la posguerra en varias casas particulares. José Zamora
desde Sorbas rememora: “De viajar con bestias, pasaron a la comodidad de la
furgoneta de Juan Pérez, el cohete”. En estos
tiempos, rodeados de toda clase de comodidades, es mentalmente terapéutico
echar la vista atrás. “En particular”, dice con su precisión habitual el
profesor, poeta y músico de Vera Diego Alonso Cánovas, “los músicos no
disponíamos de tantos medios técnicos como ahora”. “Unas veces iba la Banda
Municipal al completo, en otras ocasiones un grupo reducido, o la llamada
orquesta Alas. Músicos versátiles, preparados tanto para poner música a una
procesión, a un baile, corrida de cintas, dianas, concierto, etc. Solían ser
fiestas de tres días en cada pueblo, y a la hora de dormir, a los músicos se
nos repartía en distintas casas de vecinos en las que éramos tratados con
confianza, cariño y respeto. Fueron entrañables vivencias compartidas con
compañeros que han resistido el paso del tiempo. Nombres como Francisco Jesús y
Pepe Garrido, Juan Ibáñez, Alfonso, José Manuel, Pepe Alonso, Ginés, Emilio, …
Y músicos de pueblos vecinos: Miguel Cánovas de Los Gallardos y Diego Rubio de
Bedar”, concluye el impagable Diego Alonso. Para Antonio Torres Fernández, hijo
de músico, y del que fue alcalde de Bédar, Simón Torres, el que llevó la luz
eléctrica, recuerda momentos entrañables. “Tocábamos en Benizalón con mucha
alegría por las fiestas. La alegría pasó a una pena tremenda por la repentina
muerte de un niño y comenzamos a tocar marchas fúnebres. Fuimos profesionales,
solidarios, y no abandonamos a la familia y vecinos, son momentos que no se
olvidan”
El periodista ha admirado desde siempre al trompetista Diego Rubio, hijo de minero, profesional, con memoria, culto e inquieto. A Miguel Cánovas le queremos y respetamos. Además de trasladar a sus músicos, hacia de coche escoba para recogernos a algunos mozos que cerrábamos fiestas por donde íbamos. El futuro está en la vocación que muestran los que han salido del conservatorio como Pedro y Diego, hijos de la comerciante Beatriz de la calle Molino y el aparejador Pedro Haro, entre otros. Una joven, Laura Haro Castaño, hará lo que ella se proponga en todos los ámbitos. Sus padres le explicaron de donde viene. Ella pone trabajo, inteligencia y humildad. Estudiante brillante y puntal de la Agrupación Musical Bédar-Los Gallardos. De su hermana, Irene, también brillante, polifacética, se recuerda el recital con la flauta travesera, del pasado miércoles, 23 de junio, en Los Gallardos.
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