Ana
Häsler Soler, mezzosoprano, quiere culminar su proyecto El Argar Musical que abarca todo el sureste
peninsular. Ana, de familia suizo-cubana, tiene raíces en Antas. Para
culminar el proyecto hace falta voluntad política y económica. Los primeros
pasos se han dado con el compromiso de una actuación antes de diciembre que
servirá de río atractivo, tras la entrevista de Häsler con el alcalde de Antas,
Pedro Ridao Zamora, y el concejal de Cultura.
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Ana Häsler Soler |
El padre de
la mezzosoprano es el pintor hiperrealista
suizo Rudolf Häsler, que residió en Mojácar y Carboneras. “Es un viaje de ida y
vuelta porque mi abuelo materno, que se fue a Cuba, Bartolomé Soler Martínez,
ingeniero de caminos, siguió a su padre, mi bisabuelo, Juan Soler de Haro, que
fue alcalde de Antas antes y después de la Guerra Civil”.
Con Häsler Soler me
cité en una tarde agradable en Era del Lugar, junto al escenario de las fiestas
patronales, en cafetería Leo, otro punto de encuentro de Antas. Se encuentra en
Antas restaurando la casa familiar en la calle del Carmen, junto a la de Celia
Viñas. Aprovecha para realizar gestiones en Diputación, ayuntamientos de
Huércal Overa, Mojácar y Antas. “Es la ilusión de mi vida. Quiero hacer algo en
la gran metrópoli de mi infancia, mis raíces y por eso deseo con toda mi alma
cantar en El Argar, frente a mi casa, cuyos cimientos tienen piedras de origen
argárico, y continuar implicando a las provincias de El Argar, Murcia, Granada, Jaén,
Alicante y Almería”.
Da gusto conversar con una persona con una gran tormenta
de ideas culturales que muestra pasión por Antas y sus vecinos. A la periodista
Marta Rodríguez, autora de “Cuando fui naufraga. Diario de una cuarentena”, le
confesó los escenarios y conciertos que más le han llamado la atención: “Son muchos los escenarios, es difícil quedarse con uno:
la Ópera Estatal de Baviera, el Gran Teatro del Liceo de Barcelona, el Teatro
Real de Madrid... Puedo mencionar obras que importantes compositores han
escrito para mí: ‘Canciones del Saber y de El Sentir’ de Juan José Falcón
Sanabria y ‘Ciego de amor’ de Antón García Abril, entre otras”.
La
pandemia y sus consecuencias dejan para más adelante el sueño de un gran
concierto musical en plena cultura del vaso campaniforme, El Argar, la cultura
en la Edad del Bronce y que abarca a todo el sureste español. “Deseo que no
solo quede en conciertos anuales sino impulsar una escuela para formar y lanzar
a jóvenes estrellas de la lírica”.
Infancia
en Mojácar
La
cantante lírica rememora su infancia en Mojácar, ciudad a la que llegó con tres
años, procedente de La Habana. Tuvo la oportunidad de mantener contactos
con su familia granadina. Confiesa que le fascinaba la ilusión que desprendía
su padre escuchando a los indalianos encabezados por Jesús de Perceval y más
adelante los veranos de los grandes del arte que se asomaron por Mojácar como
el prestigioso catedrático de la Universidad Complutense e historiador Antonio
Bonet Correa y su hijo Juan Manuel Bonet, exdirector del Reina Sofía y del
Instituto Cervantes.
La
artista, nacida en La Habana, con tres años se mudó con sus padres a Mojácar,
viviendo primero en una casa junto a la iglesia y posteriormente residió cerca del antiguo hotel Indalo, de la plaza, el gran punto de encuentro de los
mojaqueros y turistas. Actualmente reside en San Cugat del Vallés (Barcelona).
“Hace un año encontré un artículo tuyo”, me
aclara, “sobre Mojacar y las personalidades que vivieron ahí desde finales de
los 60, artistas, intelectuales, el torero Antonio Bienvenida, buenos amigos
personales nuestros y en la preciosa foto que publicaste de los Bonet aparece a
la derecha mi padre, Rudolf Häler, un artista internacional considerado como
uno de los precursores del Hiperrealismo, el género de pintura y escultura que
se asemeja a la fotografía, junto con Ralph Going o Richard Estes. Y quien
realizó importantes trabajos y obras durante todo ese periodo en Almería, entre
ellas un mural que le encargó Roberto Puig (arquitecto del Hotel Mojácar) que
ideó mi padre y realizó con restos de materiales naturales y con un trozo de
ala auténtica del avión de Palomares, que cogieron con sus propias manos. Mural
que estuvo en el antiguo Hotel Mojacar. Hay un gran desconocimiento sobre esta
autoría, pues encontré una imagen del mural en un libro en el que pone que es
un mural de Roberto”. Este periodista, en etapa adolescente, contempló dicha
obra, impresionante, porque en ese hotel trabajó como recepcionista mi hermano
Andrés y me permitió en algunas ocasiones dormir en el sofá, tras mis noches de
fiesta juvenil en aquella Mojácar multicultural.
Rudolf Häler
(Interlaken, Berna, Suiza-San Cugat del Vallés, 1999) vivió
y trabajó a caballo entre países muy diferentes, fue injustamente olvidado,
según el documental de Enrique Ros emitido el 5 de abril de 2002 en la serie
Imprescindibles de La 2 de TVE. Su
pintura, cuya precisión recuerda la de los maestros flamencos, se ocupa
especialmente de los temas urbanos y los paisajes. Su obra fue objeto de varias
exposiciones en España, especialmente en la capital catalana, sobre todo las
del palacio de la Virreina en 1982, en la capilla de Santa Águeda (1989) y
expuso en el Palau Güell, según la información de Luís Vázquez para El País. Anteriormente, vivió en Cuba durante el periodo
1957-1969. Participó en la transformación del artesanado en toda una industria
nacional y hasta llegó a ocupar el puesto de director nacional del Artesanado,
dependiente del Gobierno castrista. Se familiarizó con la pintura mural en
México, al lado de David Alfaro Siqueiros. Y en sus comienzos efectuó muchos
viajes de estudio a Holanda, Bélgica, Francia y Gran Bretaña, antes de
instalarse durante un cierto tiempo en el desierto argelino.
Al
margen de querer unir arqueología y música en el Levante almeriense con su
próximo concierto en el escenario natural de El Argar, Ana Häsler
Soler ultima
sus próximos conciertos. “Estoy ilusionada intervenir en el recital Mis raíces,
un viaje a la luz, previsto para el mes de noviembre en Cádiz”. La mezzosoprano
tiene tres hermanos ligados a la cultura.