El Alto de Velefique en la Sierra de los
Filabres ya forma parte de una de las etapas míticas del ciclismo español y
premia el esfuerzo de Costa de Almería para que la provincia y la zona del
interior se muestre con un paisaje desconocido extraordinario, incluso para los
propios almerienses. Almería ha estado en el mapa del deporte internacional.
Las sinuosas cuestas que parecen casitas colgantes, emulando a Goytisolo, con
el paisaje lunar, quedan para la memoria y con un enorme alcance de promoción del
turismo natural. Almería demostró que es una provincia de contrastes, montaña,
desierto y costa. Todo con una gran organización de todos los
pueblos por los que pasó la Vuelta y con unas carreteras provinciales bien
cuidadas. Ofreció imágenes muy comentadas por el equipo de enviados especiales
de TVE y de distintas cadenas y medios informativos. El prestigio de Pedro
Delgado, un asiduo y enamorado de la provincia, corroboró y alabó las
condiciones de Almería que a partir de ahora demostró que tiene subidas con
durezas que nada tienen que envidiar a las famosas etapas de montaña del Tour.
Perico Delgado rememoró que fue su excompañero de equipo, el almeriense
Martínez Oliver, ganador de una etapa en el Tour, quien le advirtió que Almería
nada tiene que envidiar al mítico Tourmalet o Puy de Dôme con las subidas de
Sierra Filabres, subrayando otras posibles finales de etapa en Tetica Bacares,
Observatorio de Calar Alto o como este domingo la meta en Velefique. Fue un
espectáculo con miles de espectadores, familias enteras, jóvenes y mayores que
se dieron cita desde el paso por Huércal Overa, Zurgena, Líjar, Olula del Río,
Cantoria, Líjar, Armuña, Purchena Tíjola, Olula de Castro, Castro de Filabres.
En todas partes, aficionados animando a un pelotón que en los primeros 50
kilómetros, salida durísima, tenía una velocidad endiablada de 50 kilómetros de
media. Ya en el prólogo de la etapa, Pedro Delgado, en su sección
“Pericopuertos”, mantuvo un diálogo muy pedagógico con el único ciclista
profesional almeriense, el ejidense, Cristian Rodríguez, sobre la dureza de la
etapa y el paisaje impresionante. El realizador se entretuvo al final con unas
imágenes sensibles, de plena naturaleza, con cabras montesas buscando a la
madre. Fue un trabajo inédito e impagable de cómo, al margen de los cientos de
vehículos o el ruido del helicóptero, la naturaleza se abría paso. Olivos,
almendros, chumberas, arboledas y tramos totalmente secos, necesitando agua
para ser un vergel. José Casas (Viator, 1945), gregario de Luis Ocaña y que
ganó una crono a Merckx, me dijo un rato después de llegar de Velefique. “Los
puertos de Almería no se habían visto con tanta rotundidad como la subida al
Alto Collado-Venta Luisa de 1.970 metros de altitud o los altos de Cuatro
Vientos y la meta final de Velefique. Esa afición exquisita con el esfuerzo de
irse horas antes para presenciar la etapa significa que aquí se pueden hacer
muchísimas cosas buenas y sobre Más ya te dije hace cuatro años que es el
futuro, tras Valverde”.
En lo deportivo fueron unos ocho kilómetros finales apasionantes en los que, por fin, se ha visto al mallorquín Enric Mas romper con sus complejos de ir agazapado y decir “aquí estoy yo”. Este aspecto se subrayará por todas partes, al margen de la victoria de la etapa de Caruso. Mas ha roto la carrera, atacó y puso a temblar a Primo Roglic que hasta ahora no tenía quien le tosiera. Cuando hoy desde el hotel de Roquetas de Mar, día de descanso, Mas se dará cuenta que su autoestima se elevará por sí mismo y porque la afición española empieza a creer en las condiciones que tiene para ser un líder sólido, tras el abandono de su compañero del Movistar, Valverde, que abandonó en Alicante. Landa volvió a decepcionarnos en una etapa que se le hizo larga. Los españoles nos agarramos a Enric Mas y a De la Cruz. El Alto de Velefique, con una dureza extrema, nadie lo olvidará.
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