En ocasiones los proyectos más sencillos
son también los más inspiradores. Es el caso de la iniciativa con la que Javier Lozano ha ensanchado el horizonte de
Instagram desde que se inició la pandemia. Una idea que, como
tantas otras surgidas durante la confinamiento domiciliario, empezó siendo tan
íntima como una suerte de diario en el que el joven almeriense expresaba su
melancolía por no poder acercarse a un mar que tenía a escasos metros y que,
con el paso de los meses, adquirió un matiz coral que ha implicado a decenas de
personas.
Todo comenzó con una palabra: Mediterráneo. Y es que mediterránea
es la luz que recorre las instantáneas del fotógrafo almeriense, tanto en este
proyecto personal como en los que lleva a cabo de forma profesional a través de
su empresa Visual & Co. Porque no poder salir de casa lo llevó a catalogar
su archivo de imágenes en un intento de poner algo de orden y, mientras lo
hacía, comprobó que el mar que
tanto añoraba estaba allí.
De esta forma, ideó el juego diario de rescatar una imagen de la playa y acompañarla de una palabra sugerente, en ocasiones el topónimo del lugar donde se captó. Ahí están El Cabo, Las Salinas y Los Escullos. En los días de más incertidumbre de la crisis sanitaria, aquello le vino bien. Se convirtió en un divertimento para él y en una ventana al terruño para todos los almerienses que no podían regresar a casa debido al cierre de las carreteras y que, lejos de permanecer como meros espectadores, empezaron a sugerirle vocablos locales y, en general, del sureste español como legañosos, cacharricos, arregostao y mandaíllo.
Sin embargo, no han sido solo la imaginación de Lozano y las sugerencias de la
gente las que en los últimos meses han hecho crecer este proyecto, que aúna
imagen y palabra. María, la abuela de su novia que para él también es una
abuela, ha tenido mucho que ver en el hecho de que la sabiduría popular y los dichos antiguos impregnen la iniciativa.
“Jugamos a decirnos palabras, frases y dichos”, expresa Javier.
Ese intercambio dialéctico se ha
trasladado también a las sobremesas familiares aunque el fotógrafo
reconoce que no siempre hace caso de las sugerencias. “El domingo, sin ir más
lejos, estuvimos todos en Terraza Carmona y al final puse lo que yo
quise: Cascomío, porque me había pegado un hartón de comer”, relata
al tiempo que reconoce disfrutar buscando una conexión entre cada imagen y
palabra.
La cuenta de Instagram de Javier Lozano constituye un aliciente para visitar
Almería, que aparece luminosa con una
gama de turquesas y ocres en la que cualquiera se querría quedar a vivir.
“Tengo mogollón de mensajes de gente que dice que tiene muchas ganas de venir,
pero yo le advierto de que no todo es así”, contesta y aprovecha para criticar
que esa arquitectura que también le inspira no impregne con su esencia a las
edificaciones de nueva construcción.
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