Si hay algo que ha sacudido el debate público en los últimos días ha
sido el acuerdo para impulsar una nueva Ley de Vivienda con la que limitar el
precio de los alquileres y regular, a favor de los ciudadanos, este derecho
constitucional que tanta desigualdad sigue generando.
De la envergadura real del problema en España dan fe los datos de
2019 del Instituto Nacional de Estadística que indicaban que, en el caso de los
menores de 30 años que están independizados, el 48% vivía de alquiler, el 23%
en una vivienda cedida por sus familiares y apenas el 25% en una casa en
propiedad. Estamos, por lo tanto, hablando de un problema real y que se ha
convertido en angustioso para los proyectos de vida de millones de personas en
nuestro país.
Es precisamente ante problemas de Estado como éste cuando los gobiernos
tienen que mover ficha y plantear posibles soluciones, como ha hecho, en este
caso, el Gobierno de España.
Tras dar este paso adelante, sin embargo, el Gobierno se ha
encontrado enfrente a una oposición insensible y alejada de los problemas de
los ciudadanos, que ya ha anunciado que recurrirá a los tribunales para parar
una ley de la que ni siquiera conocen el contenido.
Especialmente vergonzosa ha sido la postura radical de Juanma
Moreno –tan alejado de la moderación que pregona–, al que le ha faltado tiempo
para salir en defensa de los grandes propietarios de vivienda y despreciar con
ello a una gran mayoría de andaluces, al asegurar que, además de oponerse
frívolamente a la Ley, no aportará ninguna medida que no sea facilitarles a los
grandes propietarios suelo más barato para que ganen más y el precio siga sin
bajar, una medida que ya en el pasado tomó Aznar con la liberalización de suelo
y cuyas consecuencias seguimos pagando aún.
En este ejemplo hemos visto la verdadera cara del PP de Andalucía,
la del pasado, la de Aznar, la del autobombo y la autopropaganda sin ofrecer
nada a cambio: ni soluciones, ni propuestas y ni siquiera sensibilidad hacia los
ciudadanos, que sufren auténticos calvarios para conseguir un alquiler.
Estamos ante la verdadera cara del PP de Andalucía, un partido que sale a repetir lo que su líder, Casado, anuncia y en este caso además está encantado de hacerlo, pese a que miles de jóvenes y familias andaluzas sufren el grave problema del acceso a una vivienda. Es lo que tenemos, peor imposible.
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