Abaratar el precio del agua es una necesidad para los productores almerienses, pero es al mismo tiempo una forma de evitar la pérdida de rentabilidad de las explotaciones de la provincia.
La razón para explicar esa afirmación es que los regantes de la provincia están pagando desde hace tiempo el agua más cara del territorio nacional. Si la de acuíferos se paga entre los 45 y los 65 céntimos (la desalada se acerca ya al euro en muchos casos), “en el resto de España los precios son casi irrisorios, en el peor de los casos a dos céntimos el metro cúbico, y así es muy difícil competir en igualdad de condiciones”, indican desde la Mesa del Agua de Almería.
Y lo más grave es que lo peor está por venir, porque repercutir en el agua el ‘tarifazo eléctrico’ llevará el metro cúbico muy por encima de su precio actual.
La preocupación va en aumento, por eso la Mesa del Agua de Almería celebró ayer una reunión de urgencia en la que decidió sumarse a la manifestación que las organizaciones agrarias han convocado en Madrid para el próximo 24 de noviembre.
Comparten las preocupaciones básicas de los agricultores, porque los regantes no dejan de serlo, y añaden a los argumentos de la protesta sus propias preocupaciones, íntimamente relacionadas con el problema que se les viene encima como consecuencia del constante aumento de los precios de la electricidad, lo que califican como el ‘tarifazo eléctrico’.
No se trata de que el agua caiga de las nubes (que de esa hay cada vez menos), sino de los costes que están en un continuo aumento. El agua se extrae de profundos acuíferos o se produce en plantas desaladoras y, en ambos casos, se precisa la electricidad y en cantidades importantes.
La cuestión es que en menos de un año el precio de la factura de la luz se les ha incrementado en casi un 300 por ciento, y que la electricidad supone en torno al 60 por ciento del precio final del agua. Sólo por esa razón las comunidades de regantes se ven obligadas a subir entre un 30 y un 40 por ciento el precio del agua de riego, “pero atendiendo al aumento de costes habría que subirla al menos un 80 por ciento”, explica el portavoz de la Mesa y presidente de la Federación de Regantes de Almería, José Antonio Fernández.
Entre las reivindicaciones que la Mesa del Agua aporta a las protestas en Madrid está, precisamente, la exigencia al Gobierno para que aplique, de una vez por todas, la Ley 1/2018, que establecía un precio máximo para el gua desalada de 30 céntimos el metro cúbico.
Una ley que se ha aplicado en otras zonas deficitarias como Murcia o Canarias, con la misma o menor dependencia que Almería de la desalación, pero que nunca se ha llegado a aplicar en la provincia.
Si se hace cumplir una ley que ni el Gobierno del PP ni el del PSOE han llegado a aplicar, el agua de las desaladoras de Carboneras, de Balerma o de Viilaricos (una vez reparada), deberían cobrarse a los regantes como mucho a ese precio de referencia de 30 céntimos.
Pero además la Mesa pedirá en Madrid la próxima semana el establecimiento de una tarifa eléctrica específica para el sector agrario, que incluya a las comunidades de regantes. Nada que no se haya realizado ya puesto que esa tarifa específica estuvo en vigor durante mucho tiempo “hasta que la quitaron hace 18 años”.
La tercera ‘pata’ de esa tabla reivindicativa es avanzar en el aprovechamiento de las energías renovables, una forma de obtener energía limpia y de menor coste que la convencional, para la que piden que se subvencione hasta el 70 por ciento en la instalación de placas fotovoltaicas que reduzcan el impacto de la actual crisis energética, y de las futuras.
Mientras llegan algunas de esas medidas, las comunidades de regantes sólo pueden retrasar lo más posible el impacto de esa escalada de precios de a energía que no tiene pinta de ceder en los próximos meses. No contar con ayuda supone poner el riesgo el modelo porque “el agua la pagamos ya más cara que el plástico”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario