Diego Alonso Cánovas (Vera, 1949) acaba de publicar su nuevo
poemario “Efímero infinito”, poemas que aparecen acompañados de ilustraciones
del prestigioso pintor Pedro Soler Valero. Un equipo de grandes comunicadores.
La poesía es un buen aliado para estos tiempos de incertidumbre.
La música une a Ginés López y Diego Alonso (Loa) |
A Diego Alonso Cánovas le
queda la esperanza de que algún día sabremos la respuesta a las grandes
preguntas que se ha hecho la humanidad siempre, dice con humor el matemático,
psicólogo, músico y poeta que acaba de escribir y editar su nuevo poemario, “Efímero infinito”, en la editorial Cuadernos del Laberinto. Es un conjunto de 65 poemas
con ilustraciones de Pedro Soler Valero, pintor y director de la revista El Afa, de Sorbas. Los poemas aparecen acompañados del buen hacer artístico de Soler
Valero y su estilo característico de color, salpicados con textos inéditos de
los distintos poemas a los que acompañan.
El prólogo pertenece al poeta y profesor
de Lengua y Literatura Diego Reche Artero. Clasifica la poesía de su tocayo
Diego Alonso: “Una poesía de línea clara, según la definición de Luis Alberto
de Cuenca. Una poesía donde no hay engaños, poemas que intentan crear una
comunicación y una complicidad con el lector, arrancándole una reflexión, una
inquietud o una sonrisa que le lleve a sentir con él”.
Para el autor la clave de su libro es: “La aparente paradoja que sugiere el título al igual que decía Antonio Machado ´todo pasa y todo queda´. En este poemario se incluye lo efímero de la felicidad, del tiempo y la búsqueda de lo duradero”. En este sentido, Alonso pone como ejemplo el poema Una plácida mañana de septiembre en Mónsul y el poema Últimas voluntades. ¿Por qué Mónsul, una de las playas de mayor encanto del Mediterráneo? “Allí, en una solitaria mañana de septiembre”, afirma el poeta Diego Alonso, “sentí esa efímera emoción que llamamos felicidad”.
Esa maravilla del mar en calma y sin masificación se concretó en el siguiente poema que aparece en el libro:
Salpicado de soles y zafiros,
el mar respira a ritmo lento
en tregua con el viento y con la tierra.
Dormita Poseidón en las profundidades,
y arriba se suceden
las rumorosas ondas
que vierten su salina calma
en el rostro arenoso de mi tierra.
Y allí, en la solitaria
amplitud de su luz,
frente a tanto infinito,
junto a tanta belleza,
vuelvo a escuchar el dulce
encanto planetario de la vida.
Diego Alonso y Diego Reche comparten,
desde 2018, Poemas de andar por clase. Cosechan éxito por dicho poemario que ha
alcanzado la tercera edición. Lo pasean en lecturas poéticas por toda la provincia.
El pasado miércoles atrajeron a decenas de jóvenes en el IES Santo Domingo de
El Ejido. “La poesía ha sido siempre minoritaria y lo sigue siendo. Nuestro
objetivo es acercar la poesía a la gente joven con unos contenidos cercanos a
su realidad cotidiana. Si conseguimos que amen la poesía nos damos por
satisfecho y vemos que cada vez hay mejores resultados”.
Hay un poema que es una joya. Intenta resumir en 14 versos la vida de una persona:
Empiezas siendo un cándido durmiente,
un juego colegial en cada esquina,
una playa en verano,
y la rutina
de un lunes siempre odioso y deprimente.
Y vas, joven de luz, por la pendiente
del tiempo, rodeado de neblina, siguiendo un espejismo en tu retina,
ciego de ti, perdido entre la gente.
Y al cabo, por sorpresa, llega el día
en que ya no contemplas más futuro
que la cercana finitud sombría.
Terminas como empiezas, inmaduro,
sabiendo que serás un distinguido
candidato a una
plaza en el olvido.
Alonso es un torbellino de ideas y el
jueves por la noche lo encontramos ensayando con su violoncello con la Orquesta
del Hospital Universitario de Torrecárdenas, dirigida por el doctor Ginés López
Martínez, al que este periodista se atreve a calificar como un genio, el
Leonardo da Vinci de Almería. Los dos paisanos y amigos ensayan para un
concierto solidario con los damnificados por el volcán de la isla de La Palma.
“Mientras mi mente piensa en lógica, mi pie lleva el compás”, subraya el
antiguo profesor de matemáticas y músico desde toda su vida. Ahí está la
mochila en la Orquesta Alas y la Banda de Música de Vera
La cultura es segura en estos tiempos de
incertidumbre. Hace unos días se supo que Nuria Ortega (Almería, 1996) fue
la ganadora del Premio Adonáis 2021 con su poemario Las infancias
sonoras. Su nombre se dio a conocer en el un acto celebrado en la
Biblioteca Nacional de España. En un mundo en
el que cada vez prima más la cultura visual, en el que gran parte de la
juventud pasa de largo y con prisas por la palabra escrita, en el que el
vocabulario de las nuevas generaciones es cada vez más reducido, en el que los
saberes humanísticos están en retroceso en los programas educativos, nos llega
como un soplo de esperanza la noticia sobre el resultado del premio Adonáis,
que en su 75ª edición ha recaído en la joven poeta almeriense Nuria
Ortega. “Además de ser un reconocimiento de la calidad de la poesía de
Nuria, este premio va a suponer un aliciente para los jóvenes poetas de nuestra
provincia, donde se está viviendo un auge de la creación literaria y, lo que es
más novedoso: cada vez es más frecuente su reconocimiento fuera de nuestro
entorno cercano. No todo está perdido, confiamos en esa juventud minoritaria
que seguirá tratando de elevarnos por encima de lo estrictamente material”,
comenta.
El catedrático Alonso Cánovas fue durante tres años director del Instituto Nicolás Salmerón de Almería y profesor de la Universidad. Sus poemas tienen música y huelen a un profundo humanismo. Forma parte de una de las familias más conocidas de Vera. Hijo de “Enrique, el del bar”, uno de los pioneros e impulsores de los carnavales. El padre fue un personaje con mayúscula, mordaz y con un sentido del humor inteligente, guasón. “Mi padre me enseñó, con su forma de vida y con hechos concretos, la fórmula de la felicidad. La alegría de vivir, que supo contagiar a los que le rodeaban. Su influencia me ha servido para ver la vida como un juego”. La sociedad premió de alguna manera a toda la familia y a la trayectoria de Diego Alonso cuando fue pregonero de la Feria de Vera. Es el creador y agitador diario del grupo de Facebook “No eres de Vera si…” que aglutina a enamorados de su ciudad y que sirve de medio de comunicaron para divulgar cultura, costumbres y tradiciones del Levante almeriense.
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