Almería llora desde primeras horas de la mañana de este martes, 21 de diciembre, la muerte de un ciudadano ejemplar, el reportero Juan Antonio Barrios, que durante muchos años ha estado vinculado con La Voz de Almería a través de sus crónicas sociales y del mundo cofrade.
Nos deja en el final del otoño Juan Antonio Barrios Fenoy después de una larga enfermedad que nos tuvo a todos con el corazón encogido durante meses. Ha sido cerca de las nueve de la mañana cuando la familia de Barrios ha comunicado, desde el Hospital Universitario Torrecárdenas, el triste fallecimiento del que quizá ha sido el reportero de calle más conocido en décadas en esta provincia.
Fallecido a los 63 años de edad, Barrios deja viuda, María del Mar Cerrá Guirado, a la que Almería acompaña en el sentimiento, al igual que transmite su dolor a sus hermanos María Dolores, Paco y María del Carmen Barrios Fenoy. Su familia informa que en el Tanatorio El Centro, en la capital, está instalada la capilla ardiente. Se difundirá cuando se conozca la hora del funeral, previsto para mañana miércoles.
Desde Adra hasta Pulpí, desde El Quemadero hasta Pescadería, en Almería se pronunciaba el nombre de Barrios y todos nos preparábamos para mostrar la mejor sonrisa ante su cámara de fotos siempre colgada al cuello.
Se ha ido Barrios, tan vinculado a hermandades y cofradías de la capital como el Prendimiento, pero nos deja sus ganas de superación día a día para ser el mejor en su categoría.
La zapatería de Barrios cerró hace ya unos cuantos años pero la ciudad tuvo la oportunidad de contar en cada acto social con un almeriense ilustre llamado Juan Antonio Barrios Fenoy.
La que le ha
caído a Dios, Barrios. Se van a enterar de todo lo nuestro porque tú has sido
el dueño de nuestras vidas. Yo quiero una foto tuya. Has sido un ejemplo como
profesional y como persona, inolvidable. Somos de la misma quinta y medio beatos. Así en el cielo y en la tierra.
No tengo pena. Me he venido desde Pescadería a la redacción para
escribirte.
El hombre que retrató a la sociedad almeriense
Tony Fernández
Cada año visito a los que fueron mis jefes y me ha pillado saliendo de la cafetería a las puertas de la Náutica Ginés Alonso, cuando ha sonado el móvil. Ya sabía para lo que era. No sé todavía cogerlo y Ginés me ayudó a devolver la llamada.
Yo tenía fe en que saldrías de esta. Ahora me pongo a escribir con una infinita alegría de saber que ya estás tranquilo y en paz con el Señor, porque si existe el cielo es para personas como tú. Hubiese venido desde el otro lado del mundo para escribir lo que Pedro me pidió. Sabes que te quiero y has dejado una profunda huella en mi corazón.
La directora no va a encontrar otro como Juan Antonio Barrios. No hubo Premios de LA VOZ donde estallara la paz porque estabas al frente de las fotos. Esas imágenes de miles de almerienses a los que retrataste con tu sonrisa.
La foto que faltaba para completar el cuadernillo siempre la tenía Barrios. Y te has llevado las mejores voces de alerta de Antonia diciendo aquello de: “vamos Barrios que hay que entregar”. Ibas de mesa en mesa contando noticias que solo tú sabías. En Deportes eras bien recibido y protestado en exceso por mí para enfadarte con cariño. Vaya cara que tiene la jefa, te quería mucho. El otro día me dijo Guillermo Blanes que te diera un beso: ya te lo llevaré al cielo.
Ha tenido que ser muy duro para los tuyos ver cómo te has marchado. Me acuerdo cuando los domingos tocabas al portero y te decía. “Aquí no vive MC Guirado”, luego subías a por las revistas y a por LA VOZ.
Tu mujer ha sido la que nos ha conectado en los últimos días, siempre amable y cercana, consciente de lo que te queremos en LA VOZ. Le esperan días muy duros sin tu compañía porque lo llenabas todo con tu presencia.
Aquí los tengo trabajando como cada día. Yo me he tomado hasta el lunes de descanso y he venido por lo tuyo. Cuida de ellos y ni se te ocurra dar mi nombre allá arriba no vaya a ser que me llamen.
Mis muchachos te han ayudado mucho, yo les decía que a tu lado siempre. Te revisaban las páginas y eran felices a tu lado. Toda la redacción de LA VOZ te ha querido porque te has portado con nosotros con una infinita humildad y sin ánimo de enseñar nada nos has dado una lección de vida a todos.
Te he puesto reportero porque así te he visto siempre. Un periodista de raza capaz de retratar todo lo que se ponga por delante, porque hay cosas que no se aprenden en la Universidad.
Ni me despido de ti, ni tengo nada más importante que hacer que esperar que llegues al Tanatorio El Centro para el último adiós.
No hay comentarios:
Publicar un comentario