Durante muchos años el periodista almeriense Juan Torrijos ha sido columnista del diario La Voz de Almería, desde donde analizaba con espíritu crítico la actualidad de nuestra provincia. La columna desapareció con la llegada de la pandemia, según el mismo manifiesta. Pero, por si le quedaba algo por decir, ahora se ha explayado en una amplia entrevista en el periódico Actualidad Almanzora. Reproducimos a continuación algunas de sus manifestaciones:
Juan Torrijos (Actualidad Almanzora) |
Sobre su columna en La Voz de Almería. He de decir que ya no la hago. Con la llegada de la pandemia –yo ya estaba jubilado-, La Voz de Almería decidió hacer algunos cambios. Había que modificar la política editorial, me dijeron. Y prescindió de Pepe Fernández, Antonio Felipe Rubio y algunos más, entre ellos de mí.
Sobre la libertad en sus artículos. Con la jubilación, esa libertad con la que siempre me he conducido se ha convertido en libertinaje. Si me publicaban, bien, si no, me daba igual. Recuerdo las veces que, tras enviar un artículo a La Voz, me decían: “No le gusta al director, mándame otro”. Eso es normal. Igual te metes con alguien y no resulta oportuno en ese momento para el medio. En todos existen asuntos que son tabú, y La Voz los tiene.
Sobre si escucha o lee críticas al alcalde Almería o al presidente de la Diputación. Ninguna. En Almería son las subvenciones las que mantienen los medios. De no ser por las subvenciones ninguna cabecera saldría hoy a la calle. Por eso no se pueden escribir ciertas cosas del alcalde o el preboste de turno. Ni de empresas como Cajamar.
Sobre la unión de los políticos almerienses por el bien de nuestra provincia. No se van a poner nunca de acuerdo porque se quedarían sin trabajo. No se han puesto de acuerdo ni siquiera en algo tan importante como es el agua. Todos votaron a favor del trasvase del Ebro. Después, Zapatero lo derogó sin que ningún diputado o senador socialista levantara la voz. Rajoy prometió ponerlo en marcha en cuanto fuera presidente. No obstante, cuando llegó a serlo, ¡y con mayoría absoluta!, se olvidó por completo. Tampoco se lo recordaron desde el PP de Almería. Son unos impresentables.
Sobre que el alcalde de Almería sea portavoz del PP regional. ¿Alguien lo entiende? ¿A qué se va a dedicar? ¿Qué va a hacer por la ciudad mientras presta atención a los asuntos de Andalucía? Se trata de dos cargos que requieren una importante dedicación. ¿Va a llevar a cabo ambos con suficiente eficacia? Lo dudo. Recuerdo a Eugenio Gonzálvez, el que fuera alcalde de Gádor. Llegó a simultanear el Ayuntamiento con la presidencia de la Mancomunidad y un puesto en el Senado. Tres cargos. ¡Y aseguraba que podía con todos!
Sobre el alcalde de Almería, Ramón Fernández-Pacheco. Está cansado del Ayuntamiento de Almería y espera una salida. Se queja de que la gente protesta sus decisiones. Pero es que no ha dejado de hacer barbaridades en el Gobierno de la ciudad y, sobre todo, en el Casco Histórico, de donde está echando a los vecinos. Allí solo se ven carteles de “se vende” o “se alquila”. ¡Está vendiendo o alquilando Almería!
Sobre el PSOE almeriense. El nombramiento de Juan Antonio Lorenzo como secretario provincial ha sido todo un espectáculo. La hija de Martirio Tesoro (Sonia Ferrer Tesoro fue candidata al cargo que obtuvo el alcalde de Serón) ni siquiera saludó al vencedor, como marca el más elemental protocolo. En el partido dicen que no hay división y que están más unidos que nunca, pero la realidad es que se están matando. Esa votación ha dejado un cadáver político en Almería: Fernando Martínez, el director general de Memoria Democrática. Es el hombre de Pedro Sánchez en Almería. El que puso como candidato a Indalecio Gutiérrez, y a quien el 8 % obtenido por Sonia le fastidió la fiesta. Por otra parte, Sánchez no debe estar muy contento con Espadas, el nuevo secretario general de los socialistas andaluces, que ha dejado caer a los fieles al presidente del Gobierno de España en nuestra provincia. Juan Antonio Lorenzo ha vencido gracias al bloque contrario a la agrupación de la capital, que siempre ha sido el resto de Almería.
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