El presidente de la Junta señaló en su última visita que “en Almería lo mejor está por llegar”. El recurso retórico es un camino muy transitado por políticos de visita porque nadie pone el acento en la sombra de las carencias cuando el sol del elogio es siempre más seductor. En Almería tenemos una agenda histórica de querencias impostadas con las que se han querido ocultar la otra agenda, las de las carencias nunca satisfechas a tiempo y, muchas todavía, alojadas en el olvido. Nos han querido tanto, tantos y tantas veces, pero con tan pocos resultados, que el elogio se ha convertido en una liturgia monótona en la que nadie cree.
Sin embargo la declaración del presidente, lejos de la evocación de un deseo retórico, es una realidad. Las declaraciones de los políticos cotizan a la baja en el Ibex de la credibilidad, pero esta ausencia de crédito, ganada a pulso por tanto desvarío, no encuentra acomodo en la afirmación del presidente. ¿Por qué hay que creerle cuando dice que lo mejor para la provincia está por llegar? Vayamos a ello.
A pesar de la tormenta perfecta provocada por el covid que asola al mundo en los últimos dos años con consecuencias dramáticas en lo humano y demoledoras en lo económico, Almería está doblando el cabo de las tormentas, no solo manteniendo la hoja de ruta que seguía antes de la pandemia, sino consolidando y ampliando su rumbo de navegación. Los argumentos que demuestran que se está superando con eficacia este diabólico triangulo de las Bermudas económico están reflejados en los siguientes datos.
Empresas: a cierre de 2019 Almería contaba con 28. 894 empresas. Dos años más tarde, a cierre de 2021, la provincia contabilizaba 616 empresas más.
Exportaciones agroalimentarias: 3.335 millones de euros a cierre de 2019; 3.395 millones de euros a cierre de 2021 (60 millones de euro más).
Paro registrado: a cierre de 2019, 65.300 parados; a cierre de 2021, 56.467 parados. casi 9000 parados menos.
Afiliados a la Seguridad Social, 304.119 a cierre de 2019; 316.134 a cierre de 2021 12016 afiliados más.
Producto Interior Bruto: Almería fue la provincia andaluza donde más creció en 2021, un 5,3 por ciento, seguida de Málaga, con un 5,2 y por encima de la media andaluza, que fue del 4,8.
Llegados a este punto cabe preguntarse si los datos anteriores significan que estamos en el mejor de los mundos. La respuesta es No. Rotundamente, no. Pero, a la par, sí podemos defender con convicción macroeconómica que, si el vendaval no nos ha derribado, ha sido por la fortaleza de nuestra potentísima industria agroalimentaria, la voluntad inequívoca de continuar innovando y la vocación decidida por abrir nuevos mercados en el exterior.
Almería está cambiando a un ritmo formidable y lo está haciendo sobre bases sólidas. Esa realidad convierte la frase del presidente de la Junta no en un bienintencionado halago, sino en una certeza de futuro.
Lo mejor está por llegar, sí, pero llegará si continuamos la senda trazada desde el imperativo machadiano de hacer camino al andar y, a la par, hacerlo con la colaboración de las administraciones públicas, de todas las administraciones públicas.
A veces me pregunto dónde habríamos llegado si en el camino siempre interminable hacia esa Ítaca del progreso hubiésemos contado con el respaldo y el apoyo de quienes nos han gobernado. No lo sé. Lo que sí sé es que demasiadas veces hemos avanzado, no con su ayuda, sino a pesar de sus obstáculos burocráticos, su desdén o su desconocimiento. Almería lleva muchos años dando más de lo que recibe y nunca ha pasado al cobro esa factura. Pero es imprescindible que en el camino por recorrer la marcha vaya acompañada por la cercanía de las decisiones políticas y la eliminación de los obstáculos de normas obsoletas y burocracias absurdas que tanto han retardado algunos grandes proyectos o, en el peor de los casos, los han sepultado antes de nacer.
El presidente Moreno tiene con sus decisiones en la mesa del consejo de su Gobierno la posibilidad de que sus palabras de hace una semana en Almería sean una realidad y no la evocación de un deseo.
Almería da más de lo que recibe. Y todavía puede dar más. Y eso deben aprenderlo en Sevilla (que ya va siendo hora, después de cuarenta años). Solo hace falta que quienes nos dirigen miren a esta provincia, no como un territorio de frontera al que cuesta trabajo llegar, sino como una tierra de futuro de la que se puede aprender. Ya nadie da lesiones de nada, pero todos debemos aprender de todos. Y, para eso, solo hace falta ser inteligente y saber que, a veces, en la periferia está el centro de un futuro en el que lo mejor está por llegar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario