La alegría es mayor cuando se sabe compartir. Y lo que estamos viviendo ahora en Almería es una explosión de felicidad compartida que va mucho más allá del extraordinario logro deportivo que ha supuesto este ascenso. ¡Cómo me ha gustado estos días ver mi ciudad llena banderas y gestos de apoyo a nuestro equipo y cómo me ha emocionado ver sus calles llenas de almeriense de todas las edades felicitando y vitoreando a los jugadores!
Y es que, como dije al equipo cuando vino a ofrecer la Copa de vencedores al Ayuntamiento, las últimas semanas han demostrado dos cosas. La primera es que la categoría no se gana; la categoría se tiene. Y Almería ha demostrado ser una ciudad de Primera sin lugar a dudas. La segunda es que los almerienses, cuando estamos unidos somos imparables. Quiero felicitar a la UD. Almería no sólo por la sensacional campaña que ha culminado con la vuelta a la máxima categoría del fútbol español, sino también por la eficaz y prudente planificación del tiempo y el proyecto que ha emprendido el club desde que el presidente Turki Al-Sheikh iniciase una nueva e ilusionante etapa que tiene en el remodelado estadio uno de sus símbolos más espectaculares. Un nuevo período en el que han sabido conservar y proyectar su generosa identificación con la ciudad de Almería, reforzando y consolidando los lazos entre las administraciones y el tejido social almeriense.
Pero al margen de la incuestionable dimensión deportiva de este éxito, el ascenso de la UD. Almería a Primera División constituye una extraordinaria noticia para todos los almerienses porque el retorno de nuestros colores a la competición de élite supone una magnífica plataforma de promoción del nombre de nuestra ciudad. La liga española es un producto deportivo de primerísimo nivel que cuenta con millones de seguidores repartidos por todo el planeta. Por eso, incorporar el nombre de Almería a la actualidad futbolística mundial supone un inmejorable escaparate de promoción con un alcance inalcanzable e inasumible para cualquier administración pública o iniciativa privada que pretendiera llegar a un público tan global.
A nivel más local, el hecho de disputar cada quince días partidos de primera división en Almería, con la presencia de los mejores jugadores del mundo, las aficiones rivales y el despliegue de medios de comunicación, supone un gran aliciente para la dinamización comercial de la hostelería, la restauración y el comercio almeriense.
Estamos, por tanto, ante una extraordinaria oportunidad de crecimiento y generación de empleo y riqueza en Almería, y por eso debemos seguir entendiendo los éxitos del equipo como éxitos compartidos, porque lo que es bueno para el equipo es bueno para nuestra ciudad. Ahora toca planificar con buen criterio los nuevos desafíos del club para que este paso que acabamos de dar no tenga vuelta atrás, de modo que una vez consolidados en la exigente realidad competitiva de la Primera División, podamos asumir con naturalidad que la ilusión de crecer de los almerienses tiene en la dimensión europea el terreno de juego soñado por varias generaciones de seguidores que han aspirado y aspiran ver siempre a los rojiblancos en lo más alto. Pero ya llegaremos a ese escenario. Lo que toca ahora es no parar de disfrutar y no ponernos más límite que el de nuestros sueños. ¡Enhorabuena, campeones! ¡Vamos Almería!
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