El periodista almeriense José Antonio Martínez Soler tiene nuevo libro en la calle: La prensa libre no fue un regalo (Marcial Pons), en el que narra su experiencia personal, con secuestro y torturas incluidos, y también su paso por diversos medios de comunicación, como Cambio16, RTVE, El País o El Sol. En una amplia entrevista publicada en el periódico de Prisa, el almeriense se pronuncia sobre los más diversos temas:
Sobre el interés de
los jóvenes por las noticias. Una cosa es lo que dicen y otra lo que
hacen porque las audiencias son cada vez más grandes. Tal vez hay un cansancio
de un tipo de información, en particular en España, que es muy política, muy
centrada en los partidos y en declaraciones menores. Hay que intentar hacer
información más cercana a la vida cotidiana, como ocurrió durante la pandemia.
Sobre la objetividad
en Periodismo. La objetividad no existe. El periodismo te
obliga a mirar muchos puntos de vista de una misma realidad. Hay que describir
el mayor número posible de caras de ese poliedro para acercarte a la realidad,
pero nunca llegarás a ella.
Sobre las fuentes
informativas. Cuando compras un yogur te vienen los
ingredientes, tantas calorías, azúcar, lo que sea. Eso de “fuentes cercanas a
la investigación” es mentira. Es periodismo de mierda.
Sobre el “Caso Ferreras”. Ferreras trata de cubrir su dudosa ética profesional dando la palabra a su amigo Eduardo Inda y a Pablo Iglesias. Pero si un periodista sospecha que su fuente es un charco putrefacto no le da crédito por mucho interés que tenga esa noticia “burda”. ¿Cómo podemos defender la equidistancia entre el violador y la violada o entre el terrorista y su víctima y lavarnos las manos? Ferreras se ha desacreditado como periodista. La Policía, que hace secreto lo público, no suele ser una fuente fiable para los periodistas, que hacemos público lo secreto. Cuando una fuente te miente tienes que borrarla de tu agenda, pero Ferreras no lo hizo. En medio siglo de profesión, apliqué este viejo proverbio: “La primera vez que me engañes será culpa tuya, la segunda vez, será culpa mía”. Aplícate el cuento, Ferreras, y borra a Inda de tu agenda.
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