Toda Almería llora la muerte de un hombre
admirado, con gran talla intelectual y humana y querido. José Guirao Cabrera tenía
ilusión por recoger en Almería el mayor galardón de la Peña El Taranto.
José Guirao, con Antonio Torres en Canal Sur / Canal Sur
Fue el ministro de Cultura más respetado
por su gestión, eficacia, prudencia y saber defender los intereses
audiovisuales. Desde la primavera del pasado año comencé a preocuparme por su
salud. Un íntimo amigo suyo al que le di recuerdos para Pepe, me explicó el
contratiempo. Desde entonces, esporádicamente, nos enviábamos mensajes por
hechos puntuales, y siempre orgulloso de su pueblo. Me orientó sobre un trabajo
relacionado con el añorado escultor Juan Cristóbal del que fue testigo su
responsable de prensa el jienense David Calzado. Cada vez que el periodista iba
por Pulpí, le llamaba por teléfono para darle novedades de lo que hacía como
sabe el amigo común Felipe Gómez, director general de la prestigiosa empresa
exportadora del sector hortofrutícola Peregrín. De esas conversaciones, tengo
en la retina su cara y expresión de concentración con sus viajes a Barcelona,
acompañando al Rey y aguantando con seriedad los habituales abucheos. Siempre
he respetado sus confidencias o su primer viaje de estreno como ministro de
Cultura y Deporte, acompañando al Rey Felipe en unos partidos de la Selección.
A los Reyes de España los ha respetado por su saber estar y la profesionalidad
con el que preparaban todos los viajes “sabiendo incluso de cuestiones más que
los anfitriones”. Guardo el último Whatsapp: “Para Pérez Siquier, la luz de
Almería era el centro del mundo…” Ha sido el ministro de Cultura más eficaz y
respetado de la historia. Iba demasiado en
serio para un puesto al que se va a hacer pasillos y no enredar demasiado,
comentó el periodista Antonio Lucas. “Cuanto más lee un país, mejor
vive, más disfruta de la vida”. Le doy la razón. Fue uno de los mejores, pero
duró poco porque en la política española, sí desde los ayuntamientos hasta las
comunidades autónomas, la cultura no es objetivo y ese ejemplo palmario de lo
que escribo se llama el poco dinero para el presupuesto. Fue un señor, una
persona que ejerció el cargo de forma profesional y respetuoso. Un día, José
Guirao en calidad de ministro, visitó la redacción de As al que entrevistaron y
le publicaron dos páginas centrales. Al momento, me llamó el director de As,
Alfredo Relaño, que sabía de nuestra amistad para darme recuerdos. Sus amigos
de Almería, siempre en el corazón. Revitalizó La Casa Encendida y a todo
almeriense que le presentaba una iniciativa viable lo atendía y ofrecía sus
mejores consejos. A un jovencísimo Guirao lo he visto crecer desde el Grupo
Ecologista Mediterráneo. He conocido a los padres, “el hijo de Mercedes, su
gran debilidad, y de Lucas, el de la gasolinera” y a sus hermanas. Su otra
familia, también auténtica, los herman@s Díaz Marín de Pulpí. He vivido sus
inicios de concejal de Pulpí y diputado provincial, vertebrando la provincia
con “la movida almeriense” con aquel inolvidable encuentro en Pueblo Indalo
(Mojácar), consiguiendo que jóvenes de la capital salieran y vieran más allá de
Pueta Purchena. En Bienes Culturales de la Junta de Andalucía defendió el
patrimonio con dos acciones mediáticas en Córdoba y no hace mucho me explicaba
que la exitosa conexión cultural Puerto-Ciudad en Málaga pasó por salvaguardar
los restos de la muralla medieval en la Plaza de la Marina de Málaga, ciudad en
la que tenía el encargo de presidir los actos por el 50 aniversario de la
muerte de Picasso a celebrar el próximo año.
Es una putada que se haya ido tan joven y con
tantas cosas en su cabeza, sin olvidar su sentido del humor, cuando nos
reencontramos hace tres años en los premios anuales del mármol con todo el
sector encabezado Paco Cosentino y su familia. Inteligencia y prudencia. Un día
me sentí orgulloso que me invitara en Sevilla a compartir una tarde en el Paseo
de las Delicias con José Ángel Valente y el periodista y escritor
salmantino José Miguel Ullán, dos intelectuales, rigurosos, sarcásticos,
pedagógicos, con cada frase que pronunciaban, dos grandes amigos inolvidables
de Pepe. Los recuerdos se agolpan desde que, siendo un niño, alguien, me
imagino que algunas de sus hermanas Ana o Bea, lo trajeron al Bar Crespo de Los
Gallardos para que yo me lo llevara a Almería en mi Seat850. Evolución bestial
para una persona inteligente y amigo de los amigos, aunque huyendo del
populismo barato. La tarde en la que siendo director del Museo Reina Sofía
al exdirector de la Cadena SER en Almería Modesto Rubio y a este autor nos
mostró la exposición “Federico García Lorca (1898-1936)” que inauguró el
presidente del Gobierno José María Aznar en 1998. El expresidente confesó que
recibió un par de cartas “de uno de mis catetos de Almería diciendo que te
destituya por ser socialista”. Ahí Aznar estuvo firme midiendo eficacia. De ahí
mi titular “un ministro para todos los tiempos, sin olvidar su compromiso
ecológico y social”.
Defendió y promovió el flamenco, un arte
al que lanzó por todo el mundo, como hizo su amigo José Ángel Valente con el
que cristalizó una sólida amistad cuando el autor de El fulgor se asentó en
Almería a mediados de los años 80 del pasado siglo. De su trabajo en la
Diputación de Almería, se empeñó en el reconocimiento de la obra de Juan
Goytisolo que donó parte de su obra al organismo provincial.
Guirao dio la cara por Las Nuevas Letras,
revista prestigiosa y envidiada en otras provincias. Fue impulsada por el
expresidente de la Diputación de Almería Antonio Maresca y la dirección de
Fernando García Lara, uno de los fieles amigos de Pepe hasta el final como fue
Carmen Calvo o, al principio de su carrera política la añorada Carmen Alborch
que visitó Almería en varias ocasiones.
Por la radio del coche supe que Pedro
Sánchez lo nombró ministro cuando regresaba, tras un reportaje en la Necrópolis
Fenicia de Villaricos. Por Ángels Barceló supe de su fallecimiento. Al
instante, las primeras llamadas fueron de tres grandes periodistas como
Francisco Flores que elaboró un completo obituario en Canal Sur Televisión con
imágenes inéditas, Rocío Amores que fue la primera en entrevistarlo para la
radio, horas antes de que prometiera el cargo ministerial y del exdirector de
Canal Sur Radio Manuel Arroyo que lo calificó de un pulpileño dinamizador de la
Cultura. Arroyo conserva grabaciones impagables en Isleta del Moro con Valente
y el gran Pepe Guirao. Otra conversación fue con el catedrático García Lara en
el que se subrayó la amistad, la enorme inteligencia y capacidad intelectual o
con la profesora de Vera Mari Carmen Morales, recordando el compromiso con las
obras arqueológicas del Espíritu Santo. El catedrático de La Sorbona, Jacinto
Soriano, desde Uleila del Campo recordó el papel activo de Pepe en colaboración
con la Menéndez Pelayo para las Jornadas sobre el Barroco o en Volver a Uleila
con presencia de intelectuales como Severo Sarduy, Antonio Saura, Grau Garriga,
Antonio Urrutia, Tadeusz Kantor o Paco Umbral, entre otros. Alonso Guerrero
Cabezas estaba triste y recordó. “En 2019 le agradecí que siendo diputado
provincial trajo a Los Gallardos Esperando a Godot y al grupo teatral de la
Universidad Complutense”. “Todo generosidad y honestidad cuando renunció a su
acta de Diputado para seguir trabajando por la cultura, su razón de
ser”. Desde Huércal Overa, Miguel Parra: “Coincidimos en ideas y cultura,
sabíamos ambos que estábamos ahí. El pésame a su familia y amigos. Una larga
paz a Pepe en la serena eternidad del ciclo de la vida”.
Dolor y respeto para la figura de Pepe Guirao, un grande que no olvidaremos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario