Ojos que no ven, corazón que no siente.
Con este refrán se podría resumir cómo ha arrancado Moreno Bonilla esta nueva
Legislatura y la idea que ha impregnado por igual todo su discurso de
investidura: no se sufre por lo que no se conoce o, peor aún, por lo que no se
quiere conocer. El presidente de la Junta, sin embargo, lleva más de tres años gobernando Andalucía y
debería de haber tenido tiempo más que suficiente para ser consciente de los
problemas reales a los que tiene que hacer frente y que no se
solucionan solo con buenas palabras.
El presidente de la Junta habla de
proteger a las familias, pero detrás de esa idea, en realidad, no hay nada. De
hecho, resulta muy llamativo que no haya tomado ni una sola medida complementaria
a las del Gobierno de España para ayudar
a las familias a hacer frente a la subida de precios que hoy sufrimos.
Tampoco se ha acordado de los miles de almerienses que llevan meses esperando
una operación, una cita con el especialista o el servicio de dependencia. Y no,
no es ayudar a las familias aplicar una desgravación fiscal a quien gane más de
80.000 euros o retrasar, como lo está haciendo, la puesta en marcha del bono al
alquiler.
Moreno Bonilla, además, ha construido un
discurso partiendo de una premisa falsa cuando insiste en su mayoría y en la
confianza que le han dado los andaluces, ya que en realidad tan solo ha
obtenido el voto del 25% de los que podían ejercer ese derecho. Es decir, tres de cada cuatro andaluces que podrían
haberle votado no lo han hecho. Es el ganador, sí, pero estos datos
también nos revelan verdades muy incómodas para el PP acerca de esa fotografía
real –tan alejada del complacido relato– que nos dejó la jornada electoral del
pasado 19 de junio.
Nadie se puede llamar a engaño, la
confrontación con el Gobierno de España o poner a Andalucía al servicio de Feijóo es la verdadera hoja de ruta que se ha
marcado Moreno Bonilla. Los socialistas, por el contrario, sí vamos
a llevar la Andalucía real al Parlamento y seremos durante esta Legislatura los
oídos para escuchar las preocupaciones y las necesidades de los andaluces y las
andaluzas y la voz de aquellos a los que el Partido Popular no quiere oír.
Nuestra oposición será constructiva, de propuestas, pero a cambio exigiremos al presidente de la Junta una rendición permanente de cuentas. Para empezar, le hemos ofrecido cinco pactos para acordar la gestión de los fondos europeos, incrementar la financiación de servicios públicos como la educación, la sanidad y la dependencia, así como para arbitrar las medidas necesarias para hacer frente a la inflación. Nuestra mano está tendida.
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