La financiación de las pequeñas explotaciones agrarias

David Uclés Aguilera
Economista

Lo de ir teniendo muchos años tiene grandes desventajas (acabo de llegar de una visita al fisio, cosa que hace 20 años ni me planteaba), pero aporta algo que para el análisis viene muy bien: la perspectiva. Censo agrario tras censo agrario, encuesta de estructuras agrarias tras encuesta, año tras año, nuestro sector agroalimentario ha ido transformándose, tendiendo hacia explotaciones más grandes, más tecnificadas, más profesionalizadas y más enlazadas con el mercado. No solo ha sido ocasionado por la inercia de los mercados, sino también por movimientos demográficos y sociales que han vaciado el campo de mano de obra y que han modificado los sistemas de aprovisionamiento alimentario de las familias dejándolos en manos de grandes cadenas de distribución. 

La tendencia era muy clara. Las explotaciones de mayor dimensión lo tienen más sencillo para financiar las inversiones en modernización, también para contratar a los mejores profesionales o para, en última instancia, invertir en I+D+i. Por eso han ido ganando terreno.

En primer lugar, la pandemia tensionó las cadenas de aprovisionamiento poniendo a la vez de manifiesto la importancia estratégica del sector productor de alimentos. Esto ha incrementado el apetito de los fondos de inversión hacia él. Los capitales que están entrando seguramente buscarán maximizar beneficios, entre otras cosas, ampliando la escala de las actuaciones en busca de economías de escala y poder de negociación. 

Otro factor es la tormenta «perfecta» que está asolando al sector: costes disparados por los efectos de cuellos de botella logísticos, primero, y de la invasión de Ucrania, después; sequía en toda Europa y África, e inflación galopante. Esta situación puede dejar fuera de juego a muchas explotaciones, las cuales han tenido que aumentar su endeudamiento (aquí puedes leer al respecto) (mayormente a corto) para financiar la caída de márgenes (o la desaparición). 

En la medida que esta situación se alargue, más y más agentes saldrán del mercado. Y, aunque las pequeñas explotaciones son muy flexibles –dado que muchos de sus dueños no viven principalmente de ellas–, lo cierto es que es en estas en las que más velozmente está ganando peso la financiación a corto, llegando a suponer en torno a la mitad de toda la deuda. Los problemas de liquidez, si no se resuelven, terminan siéndolo de solvencia. 

Y una explotación pequeña que cierra es una explotación que potencialmente puede acabar engrosando la estructura productiva de las explotaciones más grandes. Así que sí; esta crisis con total seguridad estará acelerando el proceso. Con todo lo bueno que eso supone para la eficiencia, pero con todo lo malo que también supone para las sociedades rurales y su supervivencia.

Almería es una ciudad de primera con una Feria de segunda

Miguel Cazorla
Portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Almería

Almería es una ciudad de primera con una Feria de segunda, donde el equipo de Gobierno no corrige los errores pasados, y encima suma otros nuevos. Entre los aspectos positivos hay que enumerar la buena planificación de conciertos, el esfuerzo en labores de limpieza, la celebración de dianas en algunos barrios, los homenajes ofrecidos en la caseta municipal tanto a las mujeres como a los mayores, o la participación de grupos de folclore internacional en la batalla de flores.

En cuanto a los aspectos negativos, hay que afear la falta de iluminación y de toldos en el Paseo de Almería y resto del centro de la ciudad. Hay que recordar el contrato firmado en junio de 2017 —valorado en 217.800 euros— de alquiler con opción a compra, por cuatro años que incluía el suministro, montaje, desmontaje y custodia de los toldos para ofrecer sombra en el Paseo de Almería durante la celebración de la Feria. Se ha dado la circunstancia de que, en 2020, que no hubo Feria por la pandemia, se colocó el toldo en el Paseo, y en 2022, que sí ha habido Feria, no ha habido toldo. No entendemos que no se haya firmado un nuevo contrato de alquiler, o que se haya ejecutado la opción de compra del toldo estipulada en el contrato anterior, y pasear por el paseo durante la Feria del Mediodía ha sido muy desagradable por el calor y las solaneras que se han tenido que soportar.

También, los problemas diarios con el aparcamiento, algo que se repite en los últimos años, así como la decadencia de las casetas en el recinto ferial. Son pocas, porque abrir una caseta de Feria sale por un ojo de la cara: 17.000 euros antes de abrir sus puertas, un total despropósito que encarece los precios de cara al público, y que explica esa escasa afluencia. La solución la llevamos dando desde hace años: hacer una concesión de las casetas plurianual a un módico precio, con la cual incluso los colectivos, asociaciones, hermandades, empresas, etc. pudieran tener allí sus sedes sociales y darle vida todo el año al recinto ferial. Esto lo llevamos proponiendo desde 2016, pero este equipo de Gobierno no tiene a bien escucharnos. Y así está la Feria, desangelada.

Tampoco entendemos que se haya suprimido, sin dar explicación alguna, el certamen de indumentaria tradicional almeriense. Han proliferado los botellones tanto en el centro como en los aledaños del recinto ferial ante la pasividad municipal, y no se ha permitido a la sociedad civil, organizada a través de la asociación del Bicentenario de los Coloraos, que estuviera en la parte institucional y oficial del acto de homenaje del 24 de agosto. No entendemos esa fobia del PP a la participación de la sociedad civil, y nos parece un claro error que el Ayuntamiento esté tan alejado de la ciudadanía.

En definitiva: tras dos años sin nuestras queridas fiestas, nos hemos encontrado con que, a los problemas de siempre de la Feria de Almería (aparcamientos, casetas, etc.) se le han sumado otros problemas nuevos, como el cargarse el certamen de indumentaria tradicional, o dejar el Paseo deslucido (sin iluminación de Feria) y sin toldo. Y esto nos lleva a cuestionarnos por qué otras ciudades vecinas presumen de Ferias de primera, y en Almería tenemos que conformarnos con una Feria de segunda. Los almerienses merecen una Feria a la altura de sus expectativas, y eso, me temo, no ha ocurrido este año.

Tenemos la inmensa obra de García Lorca, pero no su voz

Antonio Torres
Periodista

La voz del poeta no está. Hecho desagradable de la pobreza de España y en este caso de los archivos y de las fonotecas de los primeros años de las emisoras de radio.

Federico García Lorca

En aquellas décadas de inicios de la radio, el medio radiofónico era casi un altavoz musical, predominaba el directo y se carecía de grabadoras En la falta de medios técnicos consiste la clave de que no tengamos la voz del poeta universal Federico García Lorca (Fuente Vaqueros, 1898-Camino de Viznar a Alfacar, Granada, 1936).

El jueves se cumplieron 86 años del asesinato de Federico en su amada y natal ciudad por culpa de la ignorancia de “los tontos con iniciativa”. Hasta el momento no hay documentos existentes, ni videos, ni audios, nada en fonotecas, que testifiquen cómo era la voz de García Lorca, tal como le expliqué el pasado 18 de agosto, aniversario del asesinato del autor de Romancero Gitano, al periodista Fran Fernández en el programa Más de uno Almería de Onda Cero Radio Almería.

Sin voz, ni cuerpo. Fusilado como a tantos por “comunista, maricón y masón”. Colectivos memorialistas, coordinados por el periodista Francisco Vigueras Roldán, autor de Muerte de un periodista con prólogo de Ian Gibson, reivindicaron un año más que en Viznar la Junta de Andalucía señalice la zona donde pasaron las últimas horas los asesinados. 

El Canal de Youtube FaceToFake publicó un vídeo, en el cual podemos ver y escuchar al poeta recitando su poema Casida de la muchacha dorada. Puede parecer real, pero no lo es. Se trata de un montaje realizado con la tecnología deepfake. Experimento mediante Inteligencia Artificial en el que a partir de una única foto de cualquier persona (A) y un vídeo de otra persona (B) puede obtenerse un nuevo vídeo que replicará los movimientos de B con la apariencia de A, según la información de TVE. Cogieron una foto de Lorca, y un vídeo del actor Carmelo Gómez recitando ese poema, y ese fue el resultado. No es la voz real de Lorca, pero impresiona.

Durante el año 1964, un profesor de Lengua del Instituto de Almería, Pascual González Guzmán, hizo público el examen de ingreso en el bachillerato de Federico García Lorca, en un artículo publicado en la revista Papeles de Son Armadans. Con esta información y otras noticias aportadas por el mismo autor se confirmaba la presencia de Federico García Lorca en Almería y se llenaban algunas lagunas biográficas en la infancia del poeta, tal como el documentalista Ángel M. Roldán Molina, de Canal Sur Radio y Televisión, y este periodista publicamos en nuestro exitoso ¡Llévame contigo, ahora o nunca!. La historia jamás contada del crimen de Bodas de sangre, que va camino de la tercera edición y sin que nosotros hagamos nada.

“He tenido la emoción de ver toda la documentación, con la solicitud de Federico (con una letra preciosa y dibujada) presentada el 28 de agosto de 1908 y, al reverso, el sencillo examen de ingreso, realizado el 21 de septiembre en el Instituto de Almería, con las líneas del dictado, tomado del capítulo XIII de la primera parte de El Quijote, el momento en que llegan los pastores a enterrar en el campo a Crisóstomo, que ha muerto de amor, a causa de los desdenes de la hermosa Marcela”, publicamos en el citado libro, recogiendo el trabajo impagable de González Guzmán y de Juan José Ceba, uno de los grandes poetas de esta tierra, y del catedrático Gabriel Núñez, de la Universidad de Almería, con su reciente trabajo Almería en Lorca, entre otros.

“La imposibilidad del amor, que será asunto clave en la poesía y el teatro de Lorca. Se completa el examen escrito con una cuenta de dividir y una prueba, y la llamativa firma del niño que anuncia ya su decidida personalidad”. García Lorca contó en una nota autobiográfica, en 1929, desde Nueva York: “A los siete años fui a Almería, donde estuve en un colegio de escolapios y donde comencé el estudio de la música. Allí hice el examen de ingreso y allí tuve una enfermedad en la boca y en la garganta que me impedía hablar y me puso a las puertas de la muerte. Sin embargo, pedí un espejo y me vi el rostro hinchado, y como no podía hablar, escribí mi primer poema humorístico, en el cual me comparaba con el gordo sultán de Marruecos Muley Hafid”. La Biblioteca Pública Francisco Villaespesa de Almería volvió a impulsar, en junio de 2018, Paseando por Almería con Federico García Lorca, idea original de Juan José Ceba, con la que se revitalizó la vinculación del poeta con Almería.

Museo del Realismo Español. El proyecto ambicioso impulsado por la Fundación Ibáñez-Cosentino y Diputación de Almería con la aportación personal del gran Antonio López marcarán un triángulo cultural desde el antiguo Hospital Provincial con la sede del Centro Andaluz de la Fotografía y el paisaje almeriense de García Lorca marcarán una oferta cultural de primer orden. Se trata de uno de los proyectos culturales más importantes y que debe cerrarse con darle dignidad al Cortijo del Fraile, abandonado, pero uno de los lugares más visitados y emblemáticos de la provincia donde Diputación, Junta de Andalucía y Ayuntamiento de Pulpi deben concretar su futuro.

La difusión de la documentación interna de la dictadura, informe policial y cartas ministeriales difundidas por la Cadena SER, sobre el crimen de Viznar entierra definitivamente versiones peregrinas que circularon sobre el fusilamiento como que obedecía a rencillas familiares, o pasiones homosexuales de Federico,informó la laureada periodista Tereixa Constenla que inició su carrera profesional en Almería, actual corresponsal de El País en Lisboa. En sus tiempos de ministro de Cultura, José Guirao Cabrera (Pulpí, 1959-Madrid, 2022), aseguró que el legado de Federico García Lorca permanecerá en el centro de Granada que lleva su nombre “para siempre” y con el compromiso de la entonces presidenta de la Junta de Andalucía Susana Díaz. Guirao fue, además, secretario de la Fundación García Lorca durante las gestiones para que Granada albergara los fondos.

Como dice el admirado Juan Cruz, ya no queda nadie que haya oído la voz de Carmen de Burgos, Colombine, o de Federico. En el caso del autor Bodas de sangre nada se publicó en la prensa de su tierra durante la dictadura franquista. Lo desvela Quico Chirino, subdirector de Ideal, autor de la tesis doctoral Antonio Ramos Espejo, un reportero con pasaporte andaluz. Análisis de su obra periodística e influencia en su entorno. “En cambio”, destacó Chirino al que agradezco que me cite en su obra, “Ramos Espejo contribuyó a la promoción de la figura de García Lorca”.

Marina Esnal se rinde ante lo evidente: el éxito del museo de Rocío Jurado

Tania Artajo
@opinionalmeria

La periodista de La Razón Marina Esnal se ha mostrado siempre muy crítica y ácida con Rocío Carrasco –a la que con frecuencia llama “la mujer de Fidel Albiac”- y todo lo que rodeara a la hija de La Más Grande. Intentó poner chinitas, con infructuoso resultado, a la apertura del Centro de Interpretación Rocío Jurado, conocido popularmente como el Museo de Rocío Jurado, que finalmente abrió sus puertas el pasado 7 de julio sin ningún tipo de incidencias.

Marina Esnal se rinde ante lo evidente: el enorme éxito del museo de Rocío Jurado

Cuando ha transcurrido más de un mes desde la apertura del centro, Marina Esnal ha ido a Chipiona a hacer balance de la apertura. Y la verdad es que la polémica periodista de La Razón parece que, vista la realidad, ha cambiado el chic. “La dirección de este centro de interpretación –escribe- ha asegurado que «el público está muy contento», a la vez que reconoce que «hay algunos detalles que hay que mejorar de cara al futuro». De hecho, han habilitado un buzón de sugerencias para que todo aquel que lo desee manifieste sus opiniones con total libertad. Deslizan que el centro ya cuenta con la confirmación de cuarenta autobuses de diferentes grupos que se trasladarán hasta el municipio gaditano para conocer gran parte del legado de una Rocío Jurado cuya memoria está más viva que nunca”. 

Marina Esnal ha ido más lejos aún y ha hablado –bueno, no dice que sea ella, sino La Razón, como si un periódico hablase- con Óscar Guerrero, “propietario del Hotel Monterrey Costa, un complejo hotelero construido hace doce años que se encuentra ubicado en el municipio gaditano en primerísima línea de playa. Este empresario –dice- desliza que “la apertura del museo era algo necesario en Chipiona”, ya que eso beneficia al ocio y restauración, y en definitiva, al sector turístico de una localidad que ya de por sí es mediática. “Nosotros ya tenemos casi todas las habitaciones ocupadas para los meses de octubre y de noviembre”, espeta Guerrero haciendo alusión al aumento de la demanda de clientes”. 

En otro artículo Marina Esnal dice que ha visitado el museo –vuelve a decir que no es ella, sino otra vez La Razón- y habla maravillas. “A las afueras del recinto, son varias las personas que continuamente se fotografían junto a la imagen de la cantante. Al acceder al interior, tan solo cinco minutos bastan para hacerse con la entrada, que sin descuentos tiene un precio de nueve euros. Nada más entrar, y durante todo el recorrido, el sonido de la música de Rocío Jurado te acompaña. No faltan todas y cada una de las portadas de los discos de la artista, estampadas en las paredes”. 

"Llegando al ecuador de este museo, aparece una instantánea de Rocío Jurado y Pedro Carrasco durante el día de su boda, además de varias imágenes con su hija, Rocío Carrasco. Tan solo hay una fotografía en la que aparece Ortega Cano con Rocío Jurado. No están solos, la cantante Celia Cruz, amiga y admiradora de la chipionera, también les acompaña”. Cuando dice "tan solo", Marina Esnal da a entender que cree que debe de haber más fotografías del torero. Es una opinión respetable como otra cualquiera.

In memoriam: Paco Martínmorales, el dibujante incansable

Antonio Torres
Periodista

El dibujante y humorista gráfico Martínmorales, Francisco Martín Morales, nos dejó el sábado y deja un vacío enorme en el periodismo nacional. Jamás perdió sus raíces. Nació en Almería en 1946.  “Cada dibujo de Martinmorales propone una entrada al conocimiento de una realidad informada y criticada”, destacó en un artículo Miguel Ángel Blanco, amigo del desaparecido dibujante desde 1971, con motivo del homenaje que los periodistas almerienses le tributamos. Como afirmó el admirado Miguel Ángel cuando el homenaje de la Asociación de Periodistas Almería, en 2013, hoy la realidad necesita de su sonrisa crítica. Como no pudo acudir al acto, Miguel Ángel Blanco, acompañado de José Luis Masegosa, se desplazó a su domicilio granadino para entregarle en mano el reconocimiento oficial en nombre de los periodistas. También estuvieron presentes en el acto la esposa del humorista, Magdalena, y el restaurador de patrimonio artístico Luis Matilla quien realizó la foto de los tres periodistas.

Paco Martín Morales, con los periodistas almerienses Miguel Ángel Blanco y José Luis Masegosa / Luis Matilla

Martínmorales, como era conocido, estuvo ligado a la Alpujarra, sobre todo en los últimos años de su vida cuando sufrió una caída cuidando los árboles del cortijo. Inició su carrera profesional en el decano de la prensa granadina, El Faro de Motril. En 1969 inició sus colaboraciones en Ideal que fueron lecciones sobre lo que estaba ocurriendo. Después comenzó a colaborar con la revista satírica La Codorniz desde Madrid.

El maestro del periodismo andaluz Antonio Ramos Espejo afirma que fue posteriormente desde Barcelona donde se consolidó en el panorama nacional. Trabajó para Mundo Diario y la revista Por Favor, fundada por Manuel Vázquez Montalban y Jaume Perich. En la primavera de 1976 se incorporó a Interviu, donde se convirtió en el decano de los colaboradores por su pasión, intensidad y regularidad en el trabajo. En 1994 regresó a Madrid para ser un baluarte del humor y el dibujo en ABC.

Martinmorales y su recuerdo de la radio almeriense / A Torres

Es académico de la Academia de Bellas Artes de Granada, Premio Internacional de Prensa que otorgan los corresponsales extranjeros y el prestigioso Premio Mingote en 2003. Le siguieron lloviendo premios y reconocimientos de ámbito nacional. Celebró exposiciones individuales para el Colegio de Periodistas de Barcelona, en la sede de la UNESCO en París, o las celebradas en Almería y Adra en el umbral de la Transición. En la exposición de Granada, siendo comisario otro entrañable y enorme periodista Alejandro Víctor García, recoge una viñeta de 1977 en la que García Lorca aparece en el despacho de Franco, sacándose unos proyectiles de la cabeza y devolviéndoselos al dictador, según la crónica de la periodista y novelista Brígida Gallego-Coin.

Antonio Ramos definió a Paco Martinmorales, en la Enciclopedia General de Andalucía, como “autor periférico” con personalidad y gran inteligencia para superar la censura. Hijo de guardia civil, comenzó sus estudios en El Diocesano. Desde ahí contempló como a mediados de los años 50 toda la vida pasaba por el patio y los jazmineros de Radio Juventud de Almería, actual sede de la UNED. Conoció y se hizo amigo de Gómez Montero, primer director de la emisora almeriense y que desarrolló posteriormente su carrera profesional en Granada. En la viñeta que acompaña este texto me da la gracias por el perfil que traté de dicho periodista que fue otro gran cronista alpujarreño y por Una historia de la Radio de Almería, el dibujante lo elogió como primer libro de la radio local, con portada de Manuel Falces, otro de sus grandes amigos y en especial de su hermano Ricardo Martín Morales que recientemente pasó por el Centro Andaluz de la Fotografía. Su generosidad y profesionalidad queda para siempre. Compañeros del dibujo y de la viñeta, periodistas como Manuel Arroyo, Alfredo Relaño, Quico Chirino, Pepe Fernández, Miguel Ángel Blanco, José Luis Masegosa, Manuel Gómez Cardeña, por citar unos pocos, expresaron su sentimiento. Enrique Martínez Leyva, que fue quien me dio la noticia a primera hora del sábado, viajó inmediatamente a Granada. El domingo a las 12 será despedido en el cementerio de la capital granadina.

El "padrino" de Rocío Flores sigue machacando a Rocío Carrasco

Tania Artajo
@opinionalmeria

El próximo 12 de noviembre José Alcaide (@josealcaide222), un señor que se manifiesta en Twitter como un técnico de empresas y actividades turísticas, organiza lo que se denomina “Congreso Internacional Golden Nail Congress”, que viene a ser como un simposium sobre las últimas tendencias en uñas. La madrina del certamen, según anuncia el propio Alcaide, será Rocío Flores, hija de Rocío Carrasco.

Hasta aquí, todo parece normal. Pero la realidad es muy distante de lo que parece. La elección de Rocío Flores no es casual. José Alcaide se manifiesta en Twitter, un día sí y otro también, como un crítico empedernido justamente contra la madre de la que ha elegido como madrina. ¿Es Rocío Flores consciente de esta utilización? Diversos articulistas, tanto de ABC como de La Opinión de Almería, se han hecho eco de esta extraña circunstancia. Han puesto de manifiesto la incongruencia de que la joven acepte la invitación de una persona que escribe los más horrorosos tuits contra su madre.

¿Tras las informaciones de ABC y La Opinión de Almería ha cesado José Alcaide en los mensajes abruptos contra Rocío Carrasco? Ni mucho menos. Veamos unos ejemplos de los últimos días:

A Rocío Carrasco: “No lograrás ensuciar el amor y el respeto que siempre hubo entre ellos y que tú no tienes con la memoria tu madre, Rocío Carrasco” (26-08-22).

“Los amigos de Anabel Dueñas señalan a Rocío Carrasco y Fidel Albiac como culpables de la desaparición de ésta de sus vidas”. (25-08-22).

“Rocío Carrasco podrá confabular sobre el testamento de su madre, pero lo último que hubiera querido Rocío .Jurado es que parte de su herencia acabase en manos de Fidel Albiac” (23-08-22).

“Y sigue el lavado de imagen de Fidel Albiac. Eso sí, utilizando a una persona fallecida que no puede desmentirlo y exponiendo públicamente a su pareja para que cuente algo que dudo que sucediera. No era ningún secreto que para la artista, no era santo de su devoción Fidel Albiac” (18-08-22).

“Rociíto, con la barbaridad que dices sobre tu familia, demuestra lo poco que conocías a tu madre. Sólo hay que escuchar a Rocío Jurado hablar de su familia y lo importante que era para ella. Creo que vuelves a hablar por boca de Fidel desvirtuando una realidad demostrable” (14-08-22).

No hay constancia de que Rocío Flores haya llamado la atención a su “padrino” por el abultado número de mensajes hirientes que escribe contra su madre, y menos aún de que la joven haya renunciado a acudir a un evento organizado por quien machaca a su madre de esta manera.

El matrimonio Ortega Cano-Ana María Aldón es cosa de tres

Tania Artajo
@opinionalmeria

La noche del 24 julio estará grabada durante mucho tiempo en la mente de Ana María Aldón, esposa de José Ortega Cano. Ese día, la colaboradora de 'Viva la vida’ regresaba a su domicilio madrileño al terminar el programa. En la casa no debía haber nadie, pues su esposo y su hijo estaban veraneando en Costa Ballena y Gloria Camila vive independiente con su pareja. Ana María Aldón fue llevada a su casa en el vehículo de producción del programa. Pero se bajaba ella y después continuaba el trayecto para dejar a Suso, un compañero del programa.

Blanco y en botella

Al llegar a la casa, tanto Ana Maria como Suso se llevaron un susto de muerte. En la casa no debía haber nadie, pero la realidad es que se veían las luces encendidas y parece que había movimiento de personas. En lo primero que pensaron ambos es en que, aprovechándose de la ausencia de la familia, habían entrado unos ladrones. Suso lo recuerda con pavor: “Yo tuve tanto miedo que ni pensé… Cogí un palo y me fui con ella para ver que estuviera bien Ana María, no la iba a dejar sola. Yo la quería proteger por si había ladrones en casa”.

Suso subió hasta el salón de la casa y a quien se encuentra allí es a Gloria Camila y a una amiga de la familia. En otra habitación estaba Ortega Cano. Ninguno de ellos le había comunicado a Ana María esta circunstancia.

Lo que pasó posteriormente nadie lo sabe mejor que las personas presentes en la casa, pero ninguna de ellas quiere dar públicamente dato alguno, excepto cuestiones anecdóticas. Sin embargo, poco a poco se van sabiendo cosas. Una de las personas que está ofreciendo detalles de lo que parece que fue un encontronazo muy fuerte entre la hija y la mujer del torero es la periodista Isabel Rábago, precisamente amiga de Gloria Camila. Ana María Aldón ha reconocido que la versión ofrecida por la periodista se acerca bastante a la realidad.

Pero quien ha destapado la caja de los truenos esta semana ha sido el periodista Antonio Rossi, también muy amigo de Gloria Camila. Rossi ha manifestado que "José Ortega Cano invitó a Ana María Aldón a abandonar el domicilio conyugal". Hay que recordar que en el episodio 10 de 'En el nombre de Rocío', Rocío Carrasco cuenta que en cierta ocasión tuvo que ir a recoger a su madre de "Yerbabuena" a altas horas de la madrugada porque José Ortega Cano la había echado de casa.

Esa discusión entre Ortega y su esposa se produce en el dormitorio, con la presencia de Gloria Camila. ¿Quién, de los tres presentes, ha ofrecido información a Isabel Rábago y Antonio Rossi de ese episodio tan delicado? La Opinión de Almería lanzó en su cuesta de Twitter una pregunta de la que se ha hecho eco Telecinco: "Pregunta: En una habitación discuten José Ortega Cano, Ana María Aldón y Gloria Camila, y Antonio Rossi da pelos y señales de esa discusión. ¿Quién le ha proporcionado a Rossi esa información? ¡Bingo!".

Gema Aldón, la hija de Ana María, tiene clara la respuesta para esa pregunta de La Opinión de Almería: "Blanco y en botella… Leche. El que entendió, entendió", ha escrito junto a varios emoticonos de risas y caritas que guiñan el ojo. Además, según Telecinco, Gema no se ha quedado callada ante los que han criticado que haya escrito este comentario y ha defendido su derecho a dar su opinión en sus redes sociales, invitando a aquellos que no quieran leer mensajes a dejarla de seguir.

¿Se recupera el turismo en Almería?

Nuria Torrente
@opinionalmeria

La Voz de Almería e Ideal no se ponen de acuerdo sobre si el turismo en la provincia de Almería recupera las cifras de antes de la pandemia. Mientras La Voz destaca hoy en su primera página que "Almería recupera turismo sin llegar a cifras precovid", Ideal titulaba en su edición de ayer todo lo contrario.

La Voz de Almería dice que no recuperamos los niveles precovid

Ideal dice que sí recuperamos los niveles precovid

La realidad es que Almería recibió el pasado julio a 228.276 turistas que se alojaron en hoteles. Son casi 39.000 más que en el mismo mes del año pasado, según los datos del último Informe de Coyuntura Turística Hotelera del Instituto Nacional de Estadística (INE). Este aumento de viajeros en la provincia no es suficiente para superar los datos de julio de 2019, que es el año marcado como referencia, justo antes de la crisis del turismo internacional originada por la pandemia del coronavirus. De esta forma, el número de turistas alojados en hoteles este julio ha sido un 2,5% inferior al del mismo mes de 2019, cuando fueron 234.256. Las pernoctaciones tampoco han alcanzado todavía las de hace tres años, cuando se situaron en 963.659, un 6,2% más que las de este 2022, según informa Miguel Cabrera.

Discriminación de la indumentaria tradicional almeriense en pro de la sevillana

Nicolau Guillem Medina
Escritor

A mediados del siglo XX, comenzaron a aparecer en la provincia de Almería trajes que eran denominados de gitana, sevillana o andaluces, en alusión a su origen, porque tenían sus antecedentes en las ropas populares que vestían las mujeres en el siglo XIX, en el valle del Guadalquivir, sobre todo en la provincia de Sevilla y limítrofes, y que las élites sevillanas empezaban a usar como símbolo de identidad colectiva que representara sus raíces y tradiciones. Para los almerienses, aquellos ropajes eran alóctonos, porque sus antepasados habían usado otros tipos de prendas para acudir a las ferias y fiestas, con una estética diferente consecuencia de su propia personalidad que procedía de sus raíces y tradiciones singulares. 

Indumentaria tradicional almeriense / Néstor Cánovas

Aquí, estos trajes andaluces fueron introducidos por las élites sociales; que emularon y copiaron a las élites sevillanas; al ser incapaces de comprender el alto valor identitario y etnográfico que tenía la indumentaria autóctona, la cual, no estaba inspirada tanto en las clases más modestas, sino que era producto de una representación social más extensa en la que se incluía grandes hacendados y propietarios, con trajes de gran riqueza ornamental y artística. 

El siglo XX había empezado con una gran crisis económica que continuaba hasta esas fechas, por lo que lo almeriense para estas élites se identificó con pobreza, hambre, emigración y, lo sevillano, con riqueza, moda e ilusiones renovadas. 

Es en este contexto en el que se empiezan a introducir tales ropajes. Pero, como los almerienses venían usando los trajes tradicionales de sus antepasados y esta era su carta de presentación ante el mundo hasta esas fechas, estos trajes sevillanos, se encontraron que entraron en competencia con ellos y tuvieron que desplazar a los autóctonos en su uso público, tarea que fue lenta y que, aún sigue presentando debate social. 

El primer paso que se dio en la aculturación que supone este proceso, fue destronar a la indumentaria tradicional almeriense del papel principal de representación social que había ostentado hasta ese momento, y se institucionalizó una corriente que consistía que, en fiestas y ferias se vestía a la reina de estas al estilo sevillano y, a las damas de honor dejarlas en un segundo plano al estilo autóctono. Así, la protagonista de la fiesta, la envidia de todas las miradas era la niña o mujer vestida de sevillana, y las vestidas de almerienses fueron perdiendo poco a poco todo protagonismo, quedando relegadas a un papel segundón que fue eclipsándolas. 

Este estereotipo o cliché, lo hemos visto reflejado hasta en las posiciones que ocupaban las personas en las fotografías, en las que, las vestidas de andaluzas ocupaban los primeros planos del encuadre y las vestidas de almerienses aparecían en un discretísimo segundo plano. Lamentablemente llegó un momento, en el que los trajes almerienses no se utilizaron ni siquiera para las damas de honor, desterrándolos de todas las representaciones institucionales. 

Desde el año 2014, se viene produciendo una corriente crítica de pensamiento, que lucha por recuperar el uso social e institucional de la indumentaria tradicional almeriense, para llevarla al lugar que se merece la dignidad del pueblo de Almería. Se estaba avanzando lentamente en esta dirección, con la promoción de un certamen de indumentaria tradicional almeriense en la feria, con el beneplácito del ayuntamiento que estaba apoyando el acto algo digno de elogiar. 

Sin embargo, este año, después de seis ediciones seguidas y dos años sin feria por la pandemia mundial, el ayuntamiento ha suprimido dicho certamen sin explicaciones convincentes. A la vez, ha inaugurado la feria con la alcaldesa en funciones y las concejalas vestidas de sevillanas, con un pequeño grupo de mujeres a sus lados ataviadas de almerienses, es decir, repitiendo otra vez más, el cliché antes denunciado, por el que la ropa sevillana es la principal protagonista del evento, y la almeriense es la secundaria. Lo que viene a ser lo mismo que discriminar, despreciar y ofender nuestras tradiciones a las que les dan un papel secundario. Y esto, además, con más gravedad, puesto que la alcaldesa ha explicado llevar veinticinco años sin vestirse, eligiendo hacerlo de sevillana en vez de almeriense, siendo la alcaldesa de Almería en vez de la de Sevilla. 

Es cierto que, cada persona tiene la libertad de vestirse de lo que quiera y le guste, y todas estas personas son a nivel individual libres de ejercer su derecho como mejor consideren oportuno, pero, cabría realizarse la pregunta de si los personajes públicos que son representantes de las instituciones, tienen alguna obligación moral con la sociedad a la que representan, por la que deban tener en consideración a todas las sensibilidades sociales, o pueden elegir ellas libremente por cual se decantan de las que existan, en sus actos representativos institucionales. 

Es decir, ¿su libertad individual, les da derecho a vestirse de sevillanas sin más, o tienen el deber y la obligación de vestirse también de indumentaria tradicional almeriense, por el cargo y la representación que ostentan? Tras los hechos acontecidos, quizás sería momento de abrir un debate público en esta dirección y preguntarle a la sociedad almeriense, si creen que los representantes de las instituciones deberían de mantener una posición neutral y no vestirse de nada en actos de estas características, si deberían de hacerlo al estilo tradicional almeriense, al estilo de Sevilla o con un uso compartido de ambos. 

Otra pregunta a formular sería, si creen que deberían las instituciones promover el uso institucional de la indumentaria tradicional almeriense, para que alcance de nuevo el reconocimiento institucional que tuvo antaño, y si esta debe de usarse con un papel secundario y la sevillana principal o en todo caso al revés.

El tesoro fotográfico de Garrucha (1903-1906) de José González Billón

Manuel León
Periodista

La otra noche, en su Centro Cultural, Garrucha se convirtió de nuevo en La isla del tesoro. Allí no estaba, esta vez, Orson Welles con su mono y su loro, ni el Muelle era Bristol, ni los piratas iban a beber ron donde Pedro Visiedo. No, ya no estaba todo eso como 50 años atrás. Pero lo que si estaba era el tesoro, en esa isla cultural donde estuvo antes la antigua Terraza Cinema. Allí, colgada de sus paredes, frecuentada por decenas de personas hipnotizadas por las imágenes, apareció una Garrucha recién estrenada como un amanecer, perseguida por primera vez por cientos de ojos de nativos y veraneantes que asistían a ese descubrimiento con la misma hambre voraz de los primeros que van a ver un estreno cinematográfico.

José González Billón / Armada

Ahí están prendidas de forma milagrosa todas esas escenas costumbristas de la “bella playa levantina”, todas esas alhajas en forma de imágenes repentizadas, que han aparecido como apareció la Virgen de Lourdes, todas esas joyas congeladas y emergidas ahora de forma prodigiosa fruto del azar y la necesidad de Demócrito, justo en el lugar en el que fueron engendradas cuando alboreaba el siglo XX, tras un largo viaje de ida y vuelta. 

Como artífices de ese gran tinglado fotográfico, de esa gran tramoya recuperada de horizontes antiguos de Garrucha, de personajes incógnitos, de escenas costumbristas que ya se fueron, estaban, en la presentación, además de un nutrido enjambre de espectadores, los comisarios Juan Grima Cervantes y Federico Moldenhauer, el general José González Soler y su hijo -descendientes del autor de las milagrosas fotografías, José González Billón- la alcaldesa de Garrucha, María López, y el concejal de Cultura, Ángel Capel. Flotaba en el aire la ausencia del otro miembro del comisariado, el artista asturiano afincado en Santander, Raul Hevia, quien no pudo asistir por razones de salud.  

La alcaldesa se congratuló de la labor realizada para recuperar ese arsenal de imágenes de Garrucha y para mostrarlas a los garrucheros y visitantes del municipio. González Soler, pariente del fotógrafo, se emocionó recordando a su abuelo de quien conocía su arte con los pinceles y no tanto con el objetivo fotográfico, habló de él con pasión, con ternura, de cómo iba a copiar obras al Museo del Prado, de cómo falleció en el año 1946 llorando con el retrato en las manos de un hijo desaparecido. 

Juan Grima, el auriga que ha guiado esta hercúlea labor de recuperación cultural compuesta por más de 200 negativos originales de González Billón, agradeció el esfuerzo del Ayuntamiento para colaborar en la financiación de la exposición, también el de su compañero de comisariado Federico Moldenhauer: “Ha trabajado como una mula”. Enfatizó la generosidad de los herederos. los hermanos González Soler, González Ruano y González Casanova a la hora de donar pinturas y fotografías de su antepasado para la exposición y sobre todo subrayó el papel crucial de Raúl Hevia como descubridor de estas imágenes de Garrucha y por haber facilitado altruistamente una copia de este valioso fondo fechado entre 1903 y 1906, que estará expuesto para su disfrute sensual hasta avanzado el mes de septiembre, complementado por un catálogo que es esperado como agua de mayo.  

Raul Hevia (Oviedo, 1965), colonizador de estas estampas, es un artista plástico que obtuvo en 2018 el premio Bellas Artes de Cantabria. Sin él no hubiera sido posible que esta bacanal pantragruélica de imágenes del pasado de Garrucha hubiera brotado para el deleite colectivo actual. 

La historia del hallazgo

La historia de este sensacional ‘hallazgo arqueológico’ es la siguiente: un día de 2015, el artista asturiano Raúl Hevia husmeaba como de costumbre por el viejo rastro de Gijón. Era una mañana de canícula y el autor deambulaba sudoroso entre los puestos ambulantes, entre baúles y cachivaches de esos que menudean en todos los baratillos del mundo: viejas lámparas de aceite, jarroncitos chinos, bargueños deteriorados, papeles amarillos… hasta que olfateó una decrépita caja de zapatos cerrada con una goma. - “¿Puedo abrirla?”. - “Puede”.  

Y lo que albergaba dentro ese cofre de cartón, como en un viejo galeón hundido en el océano, era un tesoro enterrado durante una eternidad. Allí había una colección de más de más de 200 negativos de vidrio a la gelatina en varios tamaños, en varias cajitas. Llegó a un trato con el buhonero -que se empeñaba en venderlo todo junto para respetar el principio de procedencia- y con paciencia mineral fue revelando los clichés hasta descubrir un mundo insólito, desvanecido desde muchas décadas atrás, unas imágenes arcaicas pertenecientes a un paisaje a más de mil kilómetros de distancia de ese rastro asturiano. 

En esas estampas de otro tiempo recién resucitadas palpitaba la meridional Garrucha -aunque Hevia no lo supiera aún- la mar del Levante almeriense, como era hace más de un siglo; allí estaban, atrapados en destellos, los balandros de entonces, la arena mojada de entonces, las calles de entonces; allí estaban, suspendidos en el tiempo, chispazos de pescadores descalzos tirando del copo, ráfagas de mujeres paseando con sombrilla por la playa, el contorno de un albéitar calzando la herradura de una mula, porteadores de cajas de naranjas con el cuello uncido al yugo de una maroma, carabineros descansando en la paz de la arena húmeda, gallinas triscando en la calle mayor de un pueblo sureño, vendedoras enlutadas de verduras bajo primitivos toldos de cáñamo. 

Investigó sin desmayo, Hevia, hasta dar con la identidad del autor de esos disparos de haluro de plata, teniendo como referencia un albarán fechado en 1924 en el fondo de la caja a nombre de un tal ‘J. González Billón’ emitido por una tienda de fotos de Madrid denominada Viuda de Braulio López por unos trabajos de ampliaciones. Había también un escurridor de madera plegable para negativos, una prensa de madera para copias de contacto, pares estereoscópicos y el dibujo sin firma de un barquito velero. 

 Nunca se supo cómo había llegado ese archivo de vidrios ajados a la guarida de aquel remoto mercadillo gijonés, pero sí quién era el artífice de esa colección de deliciosas imágenes regionalistas datadas entre el año 1903 y 1906, a la que alguno de sus herederos quizá no le había concedido demasiado valor y se había desprendido de ellas con deportividad, pensando que eran solo cachivaches polvorientos del abuelo.  

En octubre de 2017 y hasta diciembre de ese mismo año, Hevia, una vez desentrañado todo el misterio de las fotos, ordenado, limpiado e inventariado el sensacional hallazgo, montó una exposición en el Centro de Arte del Faro Cabo Mayor de Santander titulada ¡Que sea mar! con todo ese ajuar fotográfico hasta entonces inédito y editó un delicioso catálogo. El éxito fue absoluto a 800 kilómetros de Garrucha, a donde llegaron los ecos a los pocos días a través de las publicaciones en las redes sociales del Centro de Documentación de la Imagen de Santander acompañadas de varias reseñas del periódico de referencia de la ciudad, el Diario Montañés, al que siguió en el verano de 2020 un artículo con unas cuantas de esas inéditas fotografías de Billón y el relato de los hechos en el periódico La Voz de Almería.  

Hace unos meses Juan Grima, junto a Federico Moldenhauer, comenzaron a trabajar con ahínco para traer a Garrucha las fotografías del marino expuestas en Santander, a quien ya conocían desde los años 90 en su faceta de pintor por los cuadros de su nieto y como presidente de la Sociedad de Salvamento de Náufragos de Garrucha. El editor Grima, potro desbocado cuando se propone una meta, propuso al consistorio de Garrucha traer la exposición de Billón al municipio, viajó a Santander a conocer a Hevia y consiguió una copia de esos fabulosos negativos de Billón, que ahora relucen en el Centro Cultural y que tendrán su complemento con un próximo catálogo. La sala se ha dividido en diez secciones, con paneles ilustrativos para una mejor comprensión. Se exponen más de cien fotografías seleccionadas de la Colección Billón cedidas por Hevia y 14 cuadros al óleo, además de otras imágenes dejadas por la familia, junto a una colección de cámaras antiguas propiedad del fotógrafo Rodrigo Valero y una colección encuadernada del periódico local, El Eco de Levante, de Federico Moldenhauer Carrillo. Grima -quien tiene varios libros editados sobre la historia de Garrucha a través de sus imágenes y documentos- recuerda que “estábamos acostumbrados a ver fotografías de Garrucha en las que los protagonistas eran familias pudientes, porque eran las únicas que se podían permitir hacerse retratos, por lo que el material de Billón tiene aún más valor, al mostrar escenas de pescadores dedicados a sus faenas, a mineros, cargadores de barcos, arrieros, lavanderas y otros oficios humildes y este legado debía ser mostrado en el lugar donde fraguó”. 

Quién era José González Billón

José González Billón (Palma de Mallorca 1862-Madrid, 1946) fue un marino de la Armada que alcanzó el grado de contralmirante y que recorrió distintos puertos de España como comandante de Marina. Fue aficionado autodidacta a la pintura y a la fotografía que utilizaba como boceto para sus composiciones al óleo. Hizo la Instrucción en El Ferrol como guardiamarina y después de tres años en Filipinas, regresó a la Península. 

Se casó en 1888 con Carolina Bans Mañés, hija de Antonio Bans Mejías, jefe de Aduana de Almería, y fue destinado como ayudante de Marina, con rango de teniente de Navío, a Garrucha, en 1903. En esa misma rada estaba también desde 1900 como Vista Aduanas, procedente de Cartagena, su cuñado Antonio Bans Mañés, una de cuyas hijas, María, se casó con el cuevano Francisco Soler y Soler, rico propietario del distrito minero de Almagrera. La tarde de invierno del 24 de enero de 1903, el mismo día que moría el ilustre Antonio Abellán Peñuela, Marqués del Almanzora, con casona en Garrucha, llegó Billón y su familia en una diligencia cargada de baúles a una fría casa del Malecón batida por el viento de levante. Allí organizó su nuevo hogar, allí nació su hijo Raimundo -llegó a tener ocho- y allí atendió a sus funciones como jefe marítimo y como presidente de la delegación local de la Sociedad de Salvamento de Náufragos.  

Su pericia como marino y su conocimiento del idioma inglés, junto al francés, fueron cruciales para salvar a la tripulación de un buque de bandera británica, el Putney Bridge, que había encallado cerca de la costa una noche de fuerte de oleaje. Puso también Billón la semilla de lo que luego fue el Pósito de Pescadores de Garrucha, constituido en 1920 por Joaquín Escobar, y promovió la reserva de espacio para un pequeño cementerio inglés para náufragos extranjeros a quienes el sacerdote no autorizaba que fueran inhumados en el camposanto católico. Era el tiempo de una Garrucha caciquil, controlada por el conservador Manuel Giménez Ramírez como diputado de Distrito. Billón, un marino liberal, se enfrentó en numerosas ocasiones por cuestiones de intendencia con el alcalde de turno, el gimenista Martín García Cánovas alías el Changuero, de oficio tabernero, quien cesó por orden gubernativa en mayo de 1905 dando paso a José López López, un delfín de Simón Fuentes Caparrós, otro de los prebostes locales de la época. De esa época es una de las fotografías más excitantes de la exposición, que hace de pórtico de la muestra, de autor desconocido, puesto que él propio Billón posa en el retrato. Se trata de una imagen frente a la Caseta de Salvamento (actual Pósito)- que se acababa de reconstruir sobre los cimientos de una edificación anterior más endeble- en la que se ve una muchedumbre en un acto público con motivo de la entrega de un diploma al niño alemán Siegfried Teichgraeber, hijo del empresario minero Jorge Teichgraeber, quien salvó la vida en el mar del niño de cinco años Francisco Progeo. En el centro de ese retrato coral se ven los protagonistas: el propio ángel salvador al lado de Billón, del alcalde y de decenas de vecinos humildes de la época arremolinados frente a la cámara armada sobre un trípode. 

Billón, en la casa que alquiló frente a la Caseta de Sanidad, habilitó un estudio para pintar al óleo donde instaló el caballete, las paletas y un cuarto para el revelado de las fotografías que tomaba con su cámara Kodak. Allí invitaba de vez en cuando a tomar el té a su cuñado Bans, a José Bueno y Cordero, profesor y editor del periódico local El Eco de Levante y al resto de sus nuevos amigos garrucheros. Se sentía tan a gusto el marino, que al año de su estancia en esa playa no dudó en solicitar una prórroga de destino.  

En el tiempo libre que le dejaban sus tareas de despacho, Billón se armaba con su cámara de fotógrafo amateur como si fuera una carabina y salía a la calle a retratar el ambiente de los marineros varando las barcas sobre la arena, cuando aún no existía el muelle refugio. Su cámara atrapaba instantes de ese tiempo frecuentando por calafates fumando con la pipa en los labios y dando estopa y masilla a la cubierta, por mujeres que se bañaban en la orilla con enorme faldas y enaguas, por porteadores de sacos de harina y carbón que desembarcaban de los faluchos, por alguaciles vigilantes de las operaciones. También aparecen sus hijos retratados en la azotea con el mar azul a la espalda, las banderas de los viceconsulados ondeando al viento, la chimenea de la fundición San Jacinto, su propia esposa rodeada de niños y guarnecida con un enorme sombrero sobre la playa, los palos del embarcadero de la Compañía de Águilas sobre el escorial; y también hombres arreglando los palangres del atún, cobertizos de gallinas y melones en el mercado, pastores con rebaños de cabras de ubres prietas cuya leche fresca ordeñaban en streaming frente a las casas de los señoritos de Cuevas de las que salían sirvientas con un cacharro de latón para recoger la cosecha láctea; y también niños con gorra como hombres prematuros jugando a los naipes en los descampados o amenazando con una piedra a otro compinche, como Caín hizo con Abel en el edén. Siempre disparando la lente sobre esas gentes humildes para, después de obrar el milagro del revelado, reticular la imagen surgida y pintarla al óleo. Se puede decir que para Billón la fotografía era la harina con la que cocía a fuego lento la masa madre del pan de la pintura. 

El marino consiguió hacer con todo ese cañamazo de imágenes emulsionadas un retablo de la Garrucha de nuestros antepasados, un verdadero patrimonio etnográfico resucitado del lecho de la historia gracias al olfato de sabueso de un artista asturiano.  

Billón tuvo que abandonar Garrucha y pasó a otros destinos en Cartagena, San Fernando y La Habana y como Contralmirante fue nombrado director general de Navegación hasta que ingresó en la reserva en 1926 tras haber surcado mares de todos los continentes y haberse codeado con grandes pintores del momento. Los últimos años de su vida, hasta que cerró los ojos en 1946, los pasó en Madrid, haciendo copias de obras del Museo del Prado, leyendo el ABC, acordándose de aquellos días perfumados de salitre cuando detenía el tiempo con su cámara ante aquellas gentes humildes de la Garrucha más marinera que debieron mirar al señor Billón, armado con su trípode y con su lente, como si se tratase del mismísimo Mago de Oz.