Almería es una ciudad de primera con una Feria de segunda, donde el equipo de Gobierno no corrige los errores pasados, y encima suma otros nuevos. Entre los aspectos positivos hay que enumerar la buena planificación de conciertos, el esfuerzo en labores de limpieza, la celebración de dianas en algunos barrios, los homenajes ofrecidos en la caseta municipal tanto a las mujeres como a los mayores, o la participación de grupos de folclore internacional en la batalla de flores.
En cuanto a los aspectos negativos, hay que afear la falta de iluminación y de toldos en el Paseo de Almería y resto del centro de la ciudad. Hay que recordar el contrato firmado en junio de 2017 —valorado en 217.800 euros— de alquiler con opción a compra, por cuatro años que incluía el suministro, montaje, desmontaje y custodia de los toldos para ofrecer sombra en el Paseo de Almería durante la celebración de la Feria. Se ha dado la circunstancia de que, en 2020, que no hubo Feria por la pandemia, se colocó el toldo en el Paseo, y en 2022, que sí ha habido Feria, no ha habido toldo. No entendemos que no se haya firmado un nuevo contrato de alquiler, o que se haya ejecutado la opción de compra del toldo estipulada en el contrato anterior, y pasear por el paseo durante la Feria del Mediodía ha sido muy desagradable por el calor y las solaneras que se han tenido que soportar.
También, los problemas diarios con el aparcamiento, algo que se repite en los últimos años, así como la decadencia de las casetas en el recinto ferial. Son pocas, porque abrir una caseta de Feria sale por un ojo de la cara: 17.000 euros antes de abrir sus puertas, un total despropósito que encarece los precios de cara al público, y que explica esa escasa afluencia. La solución la llevamos dando desde hace años: hacer una concesión de las casetas plurianual a un módico precio, con la cual incluso los colectivos, asociaciones, hermandades, empresas, etc. pudieran tener allí sus sedes sociales y darle vida todo el año al recinto ferial. Esto lo llevamos proponiendo desde 2016, pero este equipo de Gobierno no tiene a bien escucharnos. Y así está la Feria, desangelada.
Tampoco entendemos que se haya suprimido, sin dar explicación alguna, el certamen de indumentaria tradicional almeriense. Han proliferado los botellones tanto en el centro como en los aledaños del recinto ferial ante la pasividad municipal, y no se ha permitido a la sociedad civil, organizada a través de la asociación del Bicentenario de los Coloraos, que estuviera en la parte institucional y oficial del acto de homenaje del 24 de agosto. No entendemos esa fobia del PP a la participación de la sociedad civil, y nos parece un claro error que el Ayuntamiento esté tan alejado de la ciudadanía.
En definitiva: tras dos años sin nuestras queridas fiestas, nos hemos encontrado con que, a los problemas de siempre de la Feria de Almería (aparcamientos, casetas, etc.) se le han sumado otros problemas nuevos, como el cargarse el certamen de indumentaria tradicional, o dejar el Paseo deslucido (sin iluminación de Feria) y sin toldo. Y esto nos lleva a cuestionarnos por qué otras ciudades vecinas presumen de Ferias de primera, y en Almería tenemos que conformarnos con una Feria de segunda. Los almerienses merecen una Feria a la altura de sus expectativas, y eso, me temo, no ha ocurrido este año.
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