Toda la
Almería radiofónica llora la desaparición de un profesional muy apreciado y
valorado. La historia del animador de la radio deportiva tiene el nombre propio
en Almería de Juan Domínguez Diaz, que marcó todos los registros radiofónicos,
célebre presentador de la edición de los Juegos Mediterráneos Almería
2005 .
Juan Domínguez |
Seguíamos
llorando la desaparición de su técnico y enorme persona Juan José Tonda y la de
su director fallecido hace unos días, Francisco Moncada, cuando Juan Domínguez
nos ha dicho adiós. La última vez que conversé con Juan fue al encontrarnos en
el Paseo, los dos, camino de la Iglesia de San Pedro, para despedir a Moncada.
Sus palabras fueron en el trayecto de elogiar al maestro. Me reiteró que de
salud no iba bien, como ya subrayó después de un programa de La Jugada de Canal
Sur Radio en la que coincidimos. Pese a ello, no me lo tomé en serio porque
casi todos los días nos encontrábamos en sus paseos matutinos a todo trapo, sin
apariencia de enfermedad, por toda la Avenida del Mediterráneo, con sus
inconfundibles cascos, escuchando la radio a todas horas.
Se definía
como almeriense para todo, aunque un día le dije que me precisara el lugar
exacto de su nacimiento porque nunca aparecía. Nació en Aulago, barriada de
Gérgal, en 1954. Me pongo a mirar los últimos WhatsApp y se produjeron entre el
27 y el 29 de mayo. Le pedí dos fotografías para LA VOZ DE ALMERÍA y para mi
archivo. Me envió una sobre los Juegos Mediterráneos en Almería y otra de la
que fue presentador y de la que se sentía orgulloso, realizada en el hotel
Melia Castilla de Madrid para entrega de la credencial de Embajador de Almería
2005 a Zidane por su vinculación familiar con El Chive (Lubrín). En ese acto
compartimos buen rato con Santiago Martínez Cabrejas, Florentino Pérez, Valdano
y con los periodistas Joaquín Jiménez, en aquel momento en la SER, y con el
propio Juan, exultante por haber presentado ese acto. Un futbolero en toda su
salsa y con un bagaje de presentador de cientos de galas, estaba con los
nervios propios que tienen los grandes profesionales por hacer bien las cosas.
La sección de El Retrovisor del domingo, que el Almería se la jugó en Leganés
para el ascenso, se tituló “Hacedlo ya por el Almería”. Fue la frase que le
arranqué, diciéndole “Juan, imagínate con un micrófono y lanza un mensaje a los
jugadores de la UD Almería”.
El mundo del
deporte pasó por los micrófonos de la Cadena SER. Tony Fernández y Rafa Góngora
fueron dando paso a decenas de voces. Me sumo a la propuesta de Joaquín Amérigo
de Canal Sur Radio y Televisión cuando afirmó que la sala de prensa del Power
Horse Stadium lleve el nombre del añorado Juan Domínguez. Su constancia ha sido
la de trabajar y trabajar. Fueron 46 años en la radio que se dice muy
pronto. De su trabajo a su programa de primera hora de la tarde en
COPE y allí enganchar las horas que fueran necesarias desde los tiempos en los
que en la radio deportiva estaban en su emisora Pepe Pardo y Álvaro Cruz
“Pototo”. Era un ir y venir que recordaba a otra gran añorada Pilar Pizarro a
la que en el primer libro de la radio y en Soñar la radio, la califiqué como la
locutora de la media jornada Domínguez hizo lo que pudo. Sin descuidar las
mañanas en aquella empresa de seguros del centro para cruzar el Paseo cada día
y no fallarle a su audiencia, ni a su verdadera vocación de profesional de la
radio. La televisión le llegó para llevar la actualidad de la calle y de todo
lo que se movía en Almería, gracias al apoyo de la directora de Trini Gaytán de
Interalmería TV. Como era un comunicador natural, la tele no se le hizo bola.
Todos sus compañeros y amigos de los medios han dejado testimonios, palabras e
imágenes de admiración para una persona, siempre atenta con los demás.
Juan Domínguez tuvo habilidad de poner buena cara en todo momento. Hubo un tiempo en el que coincidíamos en partidos de fútbol de veteranos y me encantaba la pasión que ponía o las filigranas que se inventaba, el mejor animador de la radio. Encaminó a su hijo Sergio por el mundo de la locución con sus colaboraciones tuteladas por Tony Fernández. En el campo Juan Rojas, me confesaba la ilusión que le producía ver a su hijo trabajar para el mundo de la comunicación, aunque reconociendo la fuerte competitividad de los medios.
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