El psicólogo Pedro Padilla es desde marzo de 2021 el director del Centro Residencial de Personas Mayores El Zapillo. Afirma que es un centro libre de “sujeciones”.
La residencia, dependiente de la Junta de Andalucía, ubicado en primera línea de playa. Se siente capacitado para responder con habilidad y eficacia a un trabajo muy delicado. Durante la pandemia y la crisis sanitaria, se demostró que el cuidado de mayores dejó mucho que desear, sobre todo en Madrid. Precisamente, esa situación fue una oportunidad para repensar soluciones y acabar con la vergüenza de la sociedad de dejar a los mayores “tirados”, deshumanizados y sin atender sus patologías graves. Padilla afirma que han impulsado diversos conciertos, especialmente con Cruz Roja para que el final de la vida llegue en las mejores condiciones de dignidad. “Tenemos un programa pionero de paliativos psicológicos que es un acompañamiento a los residentes, a sus familiares y a los trabajadores en la última fase de la vida. Un protocolo especial, innovador, precisamente para esos últimos momentos. Disponemos de habitaciones especiales para que los familiares puedan estar acompañando a las personas residentes en los últimos momentos de la vida. Esto solo se hace aquí y con la sensibilidad de ofrecer alojamiento y todas las comidas a los familiares y servicio psicológico”.
Habitaciones individuales. “Es un proyecto. Lo ideal para algunas personas es empezar por una habitación individual y cuando su situación física ya no deje otra solución pasar a una compartida. Aquí puedes ver a una señora de 90 años, totalmente lúcida y con mucho aprecio a su intimidad, mientras que hay otras personas para las que es más apropiado compartir habitación con otra persona con la que puede charlar o incluso intervenir en su cuidado”.
Pedro Andrés Padilla Pérez (Los Gallardos, 1977 desprende ternura cuando habla de sus internos, de los residentes. Hijo de dos paisanos del periodista, Felisa y Pedro, se crio en la calle San Joaquín de Los Gallardos cuya memoria permanece en el recuerdo. Gracias a la inteligencia natural y la mano de su hermana, una descomunal trabajadora, ayer y hoy. Pedro Padilla no conoció a su madre porque falleció al nacer, un aspecto que confiesa le ha servido para querer y comprender a los mayores. Tuvo una infancia marcada por orfandad y el cariño de su hermana que era, también, una niña de 12 años cuando se quedó sin madre. “Estoy seguro que no habría estudiado psicología ni me habría dispuesto a dirigir la residencia”. “Mi hermana se encargó de mí. Era una niña de 12 años que se esforzó de lo lindo. Lo que más condiciona la vida de un ser humano es el apego, o su falta, durante sus primeros años de existencia. Eso marca drásticamente el carácter hasta la muerte. De hecho, para en las oposiciones a psicólogos de la Junta de Andalucía, de los 104 temas, uno trata específicamente del apego. Es clave para la infancia y el desarrollo de la personalidad”.
Tras su licenciatura en la Universidad de Almería, los primeros trabajos tuvieron que ver con los Recursos Humanos. “Eso me sirvió para estar en El Zapillo y a dirigir personas. Para dar órdenes es más eficaz la expresión ´no sería mejor”. Desde 2006, su actividad profesional ha estado ligada con la Administración. El último trabajo fue el de director del Centro de Actividades Náuticas de Almería que cerró sorprendentemente en 2021, situado en las inmediaciones del monumento a las víctimas del campo de concentración de Mauthausen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario