Una persona que se presenta para ser elegido alcalde o alcaldesa de una ciudad o de un pueblo se supone que ha de saber de antemano que son muchos los problemas y dificultades a los que se va a enfrentar. Gobernar una ciudad como Almería, y prestar servicio y dar respuesta a todos sus vecinos no siempre es tarea fácil. Da la impresión de que en los últimos años se ha instalado en el seno del Gobierno municipal, con el ascenso a mayores responsabilidades de los que eran los jóvenes de las Nuevas Generaciones del PP, la idea de que ser alcalde o concejal es firmar convenios, asistir a actos, desfilar por alfombras rojas, hacerse fotos y luego publicar todo ello de la forma más bonita en Facebook o Instagram.
Durante el Pleno celebrado el pasado 5 de septiembre los concejales que componen el equipo de Gobierno del PP se toparon con la vida real, la de los vecinos y vecinas que viven en las zonas conocidas como Paraje Guillén, Cortijo Córdoba y Balsa Rapalo que pertenecen a La Cañada y que acudieron al Salón de Plenos del Ayuntamiento para asistir al debate de la moción presentada por el PSOE en la que pedíamos que se estudiase desde el Ayuntamiento la posibilidad de instalar alumbrado público en los caminos rurales de esos enclaves y, al mismo tiempo, que se garantizase la seguridad a los vecinos con una mayor presencia policial.
Todas las televisiones de este país se han hecho eco del grave problema de estos vecinos por no contar con alumbrado público, lo que es aprovechado por los grupos de delincuentes para entrar en sus casas e invernaderos para robar. Al grave problema de inseguridad, se suma la incomodidad de tener que realizar labores de lo más cotidiano a oscuras, como tirar la basura, que lo hacen iluminados con linternas. Esto es algo que no es nuevo para el Ayuntamiento, quienes viven allí lo llevan denunciando desde hace años.
En el siglo de la revolución tecnológica, de los grandes avances científicos, de la inteligencia artificial y tantas otras nuevas tecnologías, la respuesta del PP a los vecinos fue que poner allí alumbrado es muy complejo por razones técnicas y jurídicas al tratarse de zonas rústicas y que no es obligación del Ayuntamiento.
Un poco de seriedad. Tenemos otros ejemplos en zonas rurales donde este equipo de Gobierno sí ha instalado farolas, concretamente en el Camino Ferrer Aguilera en El Boticario o en Camino Rojas de Loma Cabrera.
Un representante municipal no puede decir no a un grupo vecinos con semejante preocupación ante la primera dificultad, como mínimo hay que escucharles e intentar por todos los medios encontrar una solución, que seguro que existe.
La gestión del PP se caracteriza en el Ayuntamiento de Almería por rozar los límites de la Ley en muchas cuestiones donde el beneficio es repercutido a su interés partidista –los reconocimientos extrajudiciales de crédito, las tres licitaciones que lleva ya para la gestión de las bibliotecas, la larga situación de interinidad de la alcaldesa…- , sin embargo, cuando se trata de resolver un grave problema de un grupo de vecinos, enseguida apela a las razones jurídicas.
Mucho nos tememos que los cambios en el equipo de Gobierno del PP no van a resolver ni éste ni ningún otro asunto de calado que afecte de forma expresa a vecinos de nuestra ciudad. Solo desde el compromiso firme por trabajar verdaderamente por los vecinos y por el interés general se puede acabar con situaciones tan injustas como las que están viviendo los residentes en Paraje Guillén, Cortijo Córdoba, y Balsa Rapalo de nuestro término municipal.
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