El
presidente de RTVE, José Manuel Pérez Tornero (Almería, 1954), presentó su
dimisión con una carta aludiendo a que no se dan las “circunstancias mínimas”,
ni clima para un proyecto transversal y la pérdida de confianza de la mayoría
de miembros del Consejo de Administración fragmentado. “Vine a sumar y a
construir, y me voy con la conciencia tranquila”, destacó en su detallada
carta. Su sueño de hacer una BBC española, prestigiosa, saltó por los aires.
Llegó al puesto para sustituir a la mítica Rosa María Mateo, en marzo de 2021
tras un concurso público, tras su comparecencia en el Congreso, y el posterior
consenso de la mayoría de partidos. Curiosamente, fue uno de los pocos pactos
llevados a cabo entre el presidente Pedro Sánchez y el entonces jefe de la
oposición Pablo Casado. “Debo exponer que, en estos meses de mi mandato, con la
entrega y el entusiasmo de muchas personas, con mis errores y aciertos, hemos
conseguido algunos objetivos nada desdeñables”, escribe Pérez Tornero en su
carta de despedida.
José Manuel Pérez Tornero / Loa |
Se ha ido,
sin pretender agarrarse al sillón y “torear” con los que no lo tragaron desde
el minuto cero. Creo que le ha valido crecer personalmente para darse cuenta de
las tramas existentes, los intereses de los mediocres y, sobre todo, a una
enorme cantidad de gente, personas, honestas que como desde lo público se
trabaja sin aires de grandeza ni protagonismo, sin pisar callos. Esos son los
que no hacen ruido y más trabajan por el bien, sin cartitas, informes, ni
anónimos. Es un momento duro para el almeriense, catedrático de Periodismo en
la Universidad Autónoma de Barcelona, referente de la mayoría de facultades de
toda España y con obras traducidas a varios países. Una persona que ha ido con
las mejores intenciones, pero al que no se le dio oportunidad para sacar
adelante sus proyectos pluralistas, señalado casi todos los días de todo lo
contrario. Un intelectual, prestigio profesor y un referente para cientos de
periodistas. Se lleva el elogio del amplio y detallado despliegue por el éxito
y apuesta por Chanel Terrero en Eurovisión, Benidorm Festl, recuperación del
cine, la cobertura de la muerte de Isabel II con información desde todos los ángulos.
Al margen de algunos programas que fracasaron rotundamente, Pérez Tornero ha
tenido la humildad y valentía de lanzar, queriendo contar con todos los
españoles para que dijeran lo que querían por medio de “La Gran Consulta” para
TVE y RNE.
José Guirao. Durante la última conversación
que mantuve a finales de agosto estaba ilusionado porque “a partir del otoño se
verán los cambios para levantar la audiencia. Además, quiero ir a Almería,
disfrutar de la familia y amigos. Te daré un par de primicias sobre el Mundial
de Fútbol de Catar y otras mejoras que te encantarán como el gran homenaje
póstumo que haremos al paisano José Guirao, y cuento contigo”. Huele, a que se
ha equivocado con el equipo de colaboradores, constante baile de nombramientos,
cambios con búsqueda desesperada del regreso de la audiencia que ha perdido la
confianza en su televisión.
El Congreso debe actuar con rapidez para que la provisionalidad no se alargue. Elena Sánchez estaría encarcelada porque su situación no es de pleno poder. Se abre un periodo de incertidumbre y la clase política debería trabajar por un modelo despolitizado como el que intentó Zapatero cuando, demostró que personalmente le importaba un carajo TVE o la radio pública, cambió la ley para hacer una BBC, pactando con Rajoy entonces en la oposición. Esa generosidad fue tal y habla bien de que no impuso, sino que la oposición le dio los nombres de los dos primeros directores generales como Luis Fernández que a las primeras de cambio dimitió y se fue a Estados Unidos, algo parecido algo parecido al almeriense José Manuel Pérez Tornero. A Fernández le relevó el exministro de UCD Alberto Oliart, que llegó con 81 años, con el visto bueno de los dos partidos. Cuando el PP recuperó el poder, Rajoy una de las primeras medidas que tomó fue cambiar el modelo y volver al control de siempre, sin pluralismo. Mala noticia para los buenos profesionales que confían que algún día se recupere la confianza por un medio público con público. Insisto, el problema es buscar un modelo en el que los mandatos para los equipos profesionales sean de siete años y se olviden de las incertidumbres electorales. Todo clarito y apostar por la información pura, duela a quien duela, sin ruido ni aires de grandeza. La credibilidad está en juego.
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