Ser de Almería... y no disimularlo

Antonia Sánchez Villanueva
Subdirectora de La Voz de Almería

Como siempre resulta más constructivo ser indulgentes con las torpezas ajenas que escarbar en ellas con el propósito de magnificarlas, nos quedaremos con que la frase pronunciada este lunes en el Parlamento andaluz por una diputada socialista sevillana ha sido eso: una solemne metedura de pata. Una desafortunada manera de expresar una reivindicación política para que se refleje en los presupuestos autonómicos el sellado del vertedero de la localidad onubense de Nerva. 

Todo pensamiento se materializa en una forma de discurso para transmitirlo a los demás, y las elecciones lingüísticas que hacemos en cada momento a tal fin pueden llegar a ser muy variadas. Pero, al final, las que hagamos estarán sujetas al proceso de interpretación por parte de quienes las reciben, lo que no siempre se corresponde inequívocamente con la intención de quien las dice. Así, habría que suponer que la parlamentaria de Sevilla y vicesecretaria del PSOE en esa provincia no quiso decir lo que dijo, pero el caso es que lo dijo, y sonó a muestra de prepotencia de centralismo sevillano. Le vino a aconsejar al consejero de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul y portavoz del Gobierno andaluz, Ramón Fernández-Pacheco, que “disimulara un poquito” el ser almeriense, reprochándole que cinco de los siete vertederos incluidos en presupuestos para el sellado se encuentran en Almería. 

Podría haber argumentado Encarnación Martínez el desequilibrio en el reparto de la inversión, sin más, o haber reclamado más dinero para más proyectos, pero, con su expresión, lo que hizo fue servirle en bandeja al consejero, y por ende exalcalde de Almería, la ocasión para sacar pecho de origen y, de paso, rebotarle el argumento del agravio inversor a cuenta de la gestión de los gobiernos socialistas de la Junta. Lo cierto y real es que no se recuerda en el Parlamento andaluz sentencia ni siquiera parecida cuando el grueso de las inversiones caían de otro lado y, mucho menos, se le pidió antes a ningún consejero sevillano -o de cualquier otra provincia de la comunidad- que disimulara su procedencia. Hay frases que parecen nacer para ser lapidarias. 

No somos los almerienses muy de agitar banderas identitarias, menos si eso supone un choque con otras identidades tan dignas de respeto como la propia, pero hay que reconocer que el contexto de la frase daba buen pie a recordar que, en efecto, Almería ha sido históricamente poco reconocida y ha pintado menos que otros territorios en Andalucía. Por eso, en el discurso público es importante medir las palabras, sobre todo si es en sede parlamentaria y se pone a los propios compañeros socialistas de Almería en un aprieto. 

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