En noviembre se cumplieron seis años de la muerte de la abderitana Cristina Ortiz, La Veneno, “referente en la visibilidad y vicisitudes de las mujeres transexuales”, según el colectivo Colega. A ella, icono mediático en la España de los 90, ha dedicado el periodista almeriense Álex Ander, afincado en Madrid y firma habitual desde 2018 de la revista ‘Cinemanía’, su segundo libro: la biografía, ilustrada por Carlos Valdivia Biedma, ‘Veneno. De Adra a las estrellas’ (Egales).
¿Cuál es su primer recuerdo de La Veneno? De niño ya sabía de su existencia, pero me temo que 'Esta noche cruzamos el Mississippi' no era precisamente el tipo de programa que los padres suelen dejar ver a sus hijos pequeños. Mi primer recuerdo nítido de Cristina es de 2006, cuando la vi en un programa de Telecinco, totalmente demacrada y relatando las penurias que había vivido durante los tres años que pasó en el módulo de hombres de una prisión tras ser condenada por estafa.
¿Cómo vivió la noticia de su fallecimiento? En un principio, con bastante tristeza, aunque uno ya pudiera intuir que la cosa solo podía terminar muy mal. Siempre sentí simpatía por el personaje. Tuve ocasión de conocerla personalmente, y era inevitable quedarse embobado escuchando sus batallitas del pasado. Tenía pendiente hacerle una entrevista cuando ocurrió lo que ocurrió. El forense determinó que Cristina falleció por un accidente doméstico, pero nunca quedó claro cómo se produjo la supuesta caída o el golpe que finalmente le costó la vida. Me da rabia que la investigación fuese tan chapucera, que apenas se tomara declaración a nadie aquellos días y que la causa se cerrase apenas nueve días después de su fallecimiento. A raíz de su muerte, me puse a indagar en su dura historia de vida.
¿La fama del ‘Mississippi’ fue una losa? Probablemente. Tal y como comento en el libro, Cristina encontró en las bondades del mundo del espectáculo una vía de escape frente a la marginación y el rechazo. Cuando la televisión le dio la espalda, se sintió algo perdida. Cristina tuvo una infancia y adolescencia complicadas, y tenía carencias afectivas. Por eso mismo, acabó buscando el amor en el lugar equivocado. Quizás, si se hubiera rodeado de personas que hubieran hecho por comprenderla y ayudarla, en vez de juzgarla o aprovecharse de ella, su final habría sido distinto.
¿Fue siempre tan vehemente y malhablada? En el fondo, Cristina era una persona sensible, aunque acabó construyendo una coraza para proteger su vulnerabilidad. A principios de los noventa, la escasez de oportunidades laborales para las personas trans provocaba que muchas de ellas tuvieran que recurrir a la prostitución. Aún hoy sigue sucediendo en muchos casos. La prostitución callejera fue siempre más dura de lo que podamos imaginar. Por lo que pude averiguar, fue en esos años en los que la ejerció cuando Cristina se volvió muy malhablada y adquirió un lenguaje agresivo.
¿En qué momento de su vida diría que fue feliz? Siempre mantuvo que, pese a todo, nunca fue tan feliz como en esos primeros años en los que trabajó como prostituta. De alguna forma, sintió que ahí había conquistado su independencia material, podía permitirse el lujo de acostarse con los hombres que quería y todavía no tenía que mantener a ningún aprovechado. Siempre dijo que había tenido muy mala suerte con los hombres. Ella pensaba que, por el hecho de ser una mujer trans, tenía complicado aspirar a algo mucho mejor que un chulo.
¿Cómo influyó en ella su paisana Paca La Piraña? Paca fue una de las mejores amigas de Cristina. Se conocieron en los ochenta, en un pub de Aguadulce. Entre ellas hubo mucha confianza, aunque también discutían un montón, porque Cristina tenía un carácter complicado y no solía dejarse aconsejar por nadie. Aun así, considero que Paca la apoyó y cuidó bastante. A veces, cuando se encontraba deprimida, Cristina viajaba a Valencia, a veces sin previo aviso, y pasaba una temporada en casa de su amiga. Ese era el nivel de confianza entre ambas. Cuando una vez entrevisté a Paca, me contó que, durante una de aquellas visitas, ambas discutieron fuertemente por culpa de un chico rumano con el que Cristina empezó a mantener una relación. Después, Cristina apareció comentando en una entrevista que Paca le había robado varios millones. Paca sintió aquello como una traición, y la relación ya nunca volvió a ser lo mismo.
¿La Veneno nunca se reconcilió con Almería? Cristina mantenía una relación complicada con su localidad natal. De niña lo pasó muy mal cuando algunos de sus vecinos se burlaban de ella o la agredían por sus ademanes femeninos. Como tantos otros chavales que crecieron en entornos rurales en los años setenta, Cristina sufrió en sus propias carnes la intolerancia a la diversidad sexo afectiva, que a menudo nace de la ignorancia. Apenas volvió a pisar Adra después de saltar a la fama. Cuando murió, llevaba años sin visitar su pueblo ni ver a sus padres y hermanos. Aun así, me llamó la atención que, en una de las pocas conversaciones que llegamos a mantener, me contara que pensaba volver a Almería. Decía que quería vender su casa y que ya no hacía nada en Madrid. En general, en aquel mes de abril de 2016 la vi ya muy perdida y con poca esperanza en el futuro. Era consciente de que su madre se avergonzaba de ella (algunos dicen que por su condición de mujer trans, aunque la mujer siempre ha dicho que por su estilo de vida), y pienso que aquello la carcomía por dentro.
¿Y cree que Almería debería recordarla, como hizo Madrid? En mi opinión, deberían. Pero intuyo que un personaje tan extremo y políticamente incorrecto como Cristina lo tiene complicado para llegar a recibir un homenaje institucional. A petición de la asociación LGTB Arcópoli, el Ayuntamiento de Madrid (encabezado entonces por Manuela Carmena) sí consideró oportuno honrar su memoria, instalando en un espacio público como es el parque del Oeste una placa que, además, fue la primera en la historia de esa ciudad en recuerdo de una persona trans.
¿Qué posición tendría ahora ante la Ley Trans? Cristina jamás estuvo interesada en el mundo de la política ni del activismo. Ella siempre supo que era una mujer, pero nunca pensó que ser una chica trans fuese siquiera una opción, y eso fue lo que la llevó a salir del armario en un principio como chico gay. Algunos de sus detractores se agarran a los comentarios tránsfobos que hizo en sus últimas entrevistas para atacarla o para cuestionar su influencia positiva. Yo pienso que aquella actitud que adoptó obedecía más a su necesidad de dar espectáculo (porque deseaba con todas sus fuerzas volver al ruedo televisivo y pensaba que eso le podía dar puntos), y a una cuestión de ignorancia o de transfobia interiorizada que a otra cosa.
¿Cuál es el mayor legado de La Veneno? Pienso que su determinación acabó inspirando a muchas personas trans que permanecían ocultas y que tenían que hacer frente (y todavía siguen haciendo frente) a distintos tipos de violencia. Se ha avanzado bastante en materia de derechos LGTBI, pero queda mucho por hacer en el terreno educativo y pedagógico. Desde luego, dar alas y cobertura mediática a todas esas figuras públicas que siguen cuestionando el derecho de las personas a ser ellas mismas no ayuda, claro está. Pienso que un país como España no puede permitirse ni un paso más atrás en la defensa de los derechos de las minorías sociales. Ojalá que 2023 sea el año en el que de una vez por todas se apruebe una Ley Trans estatal que deje de considerar la transexualidad un trastorno que debe ser identificado por un especialista ajeno a la propia persona trans.
‘Veneno. De Adra a las estrellas’ es una biografía ilustrada, con dibujos de Carlos Valdivia. ¿Por qué eligió este formato? Cuando publiqué mi primer libro, 'Divine. La historia de la mujer más hermosa del mundo (casi)', la editorial que lo sacó me propuso escribir este otro. Nos pareció adecuado abordar una historia tan tragicómica con ilustraciones. Pensamos que hacerlo así podía ayudar a transmitir mejor la potencia y el carisma de un personaje como La Veneno.
“Cristina corrió para que muchas mujeres puedan ahora caminar”, escribe. ¿Por qué? Para muchos jovencitos, fue uno de sus primeros referentes LGTB. Su presencia en televisión sirvió para que mucha gente se diera cuenta de que las personas trans existían, y que sus vidas y su sufrimiento importaban. Nunca pidió perdón por ser ella misma, ni quiso ser referente ni ejemplo, pero su mera existencia sirvió para derribar muros. Su madre me comentó que Cristina solía decirle: “No quiero que traten a las demás como me han tratado a mí”.
El público joven habrá conocido a Cristina por la serie ‘Veneno’ de Los Javis. ¿Qué les puede aportar su libro? La serie de los Javis está basada en el libro de memorias que Cristina preparó junto a la periodista Valeria Vegas. ‘Veneno. De Adra a las estrellas’ es una biografía al uso, el fruto de varios años de investigación en los que pude entrevistar a la mayoría de las personas del entorno de Cristina. Conseguí charlar con gente que no había hablado públicamente hasta ahora, como varios amigos de la infancia de Cristina, o el chico que la acogió en su casa de Marbella durante varios años.
Cuenta que su abuela comparte con usted “la afición por el mundo de la farándula española”. ¿Tiene otros iconos almerienses? Siempre me ha fascinado la historia de Encarna Sánchez, otro icono LGTBI (aunque ella nunca se atrevió a salir públicamente del armario). Su vida está llena de claroscuros, y considero que, pese a la cantidad de horas que se le han dedicado en televisión, aún se desconoce realmente todo lo que pasó antes, durante y después de convertirse en estrella. Yo mismo descubrí hace poco que Encarna estaba proscrita ya desde que nació, o que para llegar a convertirse en una estrella de la radio tuvo que abrirse hueco a codazos en una industria tremendamente machista.
Es su segundo libro, el primero fue ‘Divine. La historia de la mujer más hermosa del mundo (casi)', musa de John Waters. El director de ‘Pink Flamingos’ y ‘Hairspray’ llegó a leerlo’. ¿Qué le dijo? Me dio las gracias por la forma que tuve de abordar su figura, y me comentó que ojalá pudiera llegar a traducirse al inglés. Este verano estuvo en Madrid, haciendo un monólogo, y tuve ocasión de citarme con él el mismo día del show. Vi que sigue teniendo los pies en la tierra, y que es un tipo tan inteligente, educado y generoso como yo pensaba.
Como redactor en ‘Cinemanía’, ¿qué titular sobre el cine y Almería le gustaría publicar? Almería deja de ser conocida como “uno de los grandes referentes de los rodajes cinematográficos” para pasar a convertirse en “uno de los grandes referentes de los rodajes cinematográficos y, ahora también, una de las provincias mejor comunicadas”.
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