Almería en el nuevo avispero de Unicaja

Manuel León

Periodista

Unicaja, esa vieja caja malagueña convertida en banco donde se diluyó la antigua Cajalmería, se desangra en batallas cruentas entre su accionariado.  Tras su fusión con Liberbank  y la salida de su histórico presidente Braulio Medel -tan forzada la una como la otra- la trinchera del avispero de Unicaja se divide entre malagueños y asturianos (Almería hace muchos años que perdió todo atisbo de influencia).  De lo que se tratará en los próximos meses es de dilucidar quién va a mandar en esa entidad que sigue teniendo al frente del accionariado a la Fundación con el 30%, seguida en menor medida por la Fundación Bancaria de Asturias, el Grupo Mayoral malagueño y por Tomás Olivo. 

En el aire flota la necesidad, impuesta por las autoridades financieras europeas de aquí a julio, de laminar a uno de los dos ejecutivos que tiene la entidad: el que representa a la parte malagueña, Manuel Azuaga como presidente ejecutivo (apoyado por Manuel Domínguez  del Grupo Mayoral) como presidente de la Fundación; o el de la parte asturiana, Manuel Menéndez, como consejero delegado. El gallo que quede vivo de los dos tendrá la llave del futuro del banco. Lo que en un principio fue una operación de canje favorable a Unicaja  (60%) frente a Liberbank (40%), con el tiempo, y sobre todo por el cambio de flanco de Medel, ha hecho que se reequilibre.

Oficinas centrales de Unicaja en Almería

Mientras tanto, Almería, una de las provincias fundadoras a través de Cajalmería, asiste a esta pelea de consejeros sin pintar nada en el envite. Solo queda de huella indaliana en el buque financiero malagueño, la presencia de Tomás Cano, exvicario, como heredero de la cuota del obispado desde los tiempos del Obispo Orberá y la presencia, desde hace 25 años, del veratense Pedro Fernández Céspedes como patrono de la Fundación. Eso, las 54 oficinas en la provincia, el edificio cultural del Paseo con reloj medianero y el patrocinio del equipo de voleibol y de los Encuentros con Directores de Cine. Poco ajuar para tanto como fue en su tiempo aquel Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Almería, que prefirió convertirse en afluente de Málaga que seguir siendo río propio.