Este jueves se ha conocido que ya, por fin, hay acuerdo entre el Gobierno de la Nación, el Ayuntamiento de Almería y la Junta de Andalucía para licitar en cuestión de semanas las obras del soterramiento de las vías el tren en la capital. “Bien está lo que bien acaba”, decía esta misma semana el subdelegado, José María Martín, después de que desde primeros de año se hayan producido cruces de declaraciones sobre el nuevo convenio de financiación de la obra.
Ahora, después de la licitación del soterramiento, vendrán las prisas para adjudicar las obras que tienen que estar acabadas dentro de tres años. Si en 2026 el AVE no llega a la nueva Estación Intermodal, ya habrá excusas para justificar el retraso.
Otro tanto ocurre con el anuncio este jueves del Ministerio del Interior de crear una Comisaría de Policía Nacional de Roquetas de Mar. Creo que se editaba íntegramente este periódico en blanco y negro cuando empezó a hablarse de este cambio en la seguridad ciudadana del que ya es el municipio más grande del Poniente almeriense, con más de 100.000 habitantes.
Han pasado décadas (no años, sino décadas) de promesas con el mismo titular. Hubo hasta un gobierno, el de Mariano Rajoy, que cambió incluso de opinión y apostó por reforzar el cuartel de la Guardia Civil en lugar de asignar la seguridad a la Policía Nacional en Roquetas de Mar, como se habían comprometido gestores anteriores.
Pues así nos va a los almerienses. De lamento en lamento. Pensemos que, afortunadamente, siempre tendremos el consuelo de escuchar a los representantes de las instituciones poner en valor el tesón de una provincia para superar las adversidades. A veces habría que dar más de un puñetazo en la mesa.
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