Sólo con tilde o solo sin tilde

Emilio Ruiz
@opinionalmeria

La Voz de Almería despertó ayer a sus lectores con este titular: “Roquetas se abastecerá solo de agua desalada en dos años”. Consciente o inconscientemente, el redactor del titular entró de lleno en la polémica que estos días ocupa a los académicos de la Lengua Española sobre la idoneidad o no de tildar la palabra solo en determinadas circunstancias. Para la Real Academia, el titular está correctamente redactado, y para la inmensa mayoría de lectores su significado es inequívoco: dentro de dos años, los vecinos de Roquetas de Mar recibirán por sus grifos únicamente agua desalada. Pero habrá, sin duda, una pequeña porción de lectores que no lo verán tan claro y podrán interpretar el titular con esta variable: el Ayuntamiento de Roquetas se embarca solito en este nuevo proyecto de abastecer a sus vecinos con agua procedente del Mar Mediterráneo.

La Real Academia ha querido este jueves –por ahora, añadiríamos, porque da la impresión de que el tema va a dar mucho más sí- poner fin al debate social de sólo con tilde o solo sin tilde manteniendo los que han sido sus postulados hasta ahora. La recomendación general es prescindir de la tilde, incluso en los casos en los que se produzca cierta ambigüedad.

No obstante, en este caso, en el de la ambigüedad, la RAE deja “a juicio del que escribe” la posibilidad de tildar esa palabra. En mi opinión, en el caso del titular de La Voz de Almería, no hubiera sido incorrecto y hubiera sido incluso esclarecedor para el lector titular de esta forma: “Roquetas se abastecerá sólo de agua desalada en dos años”.

Cierto es que este nuevo titular que propongo no es del agrado de la mayoría de los académicos –sí del acreditado tildista Arturo Pérez-Reverte- ni de los redactores de los libros de estilo de los periódicos. “Se omitirá ese rasgo gráfico en los textos y titulares informativos”, recoge, por ejemplo, el Libro de Estilo de El País, que añade que “en los textos de opinión se deja a la decisión del firmante”. Queda claro, pues, que quien firma este artículo es un defensor del tildismo.

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