El calendario ha marcado en rojo el próximo 28 de mayo. Ese día decidiremos entre todos y todas quienes nos gobernarán en nuestros pueblos y ciudades los próximos cuatro años, qué personas se van a encargar de gestionar los servicios públicos o de poner al servicio de la sociedad nuevas oportunidades de progreso y futuro.
Si vemos, por ejemplo, lo que está ocurriendo en Almería es evidente que la cita del 28 es imprescindible para cambiar la dinámica en la que se encuentra la capital. Nunca antes la ciudad había estado tan sucia, tan desatendida y tan abandonada. La cosa ha llegado a tal extremo que los almerienses nos hemos visto obligados a convivir con la suciedad saltando de una losa a otra -como si estuviésemos jugando a la rayuela- para evitar pisar la porquería que inunda las calles.
El alarde de soberbia que exhibe el PP, -que ha sido incapaz de solucionar este problema antes de las elecciones y lo ha fiado todo a la sobreexposición mediática de su candidatura-, es inaudito y viene a decir muy poco de unos dirigentes que han incumplido con sus obligaciones, que es lo mínimo que se espera de cualquier servidor público.
La gestión de la ciudad de Almería por parte del Partido Popular no puede ser más nefasta, y no solo por lo sucia que está, que ya con eso bastaría para poner fin al ciclo de la derecha al frente del Consistorio, sino porque en la ciudad hace años que se detuvo el tiempo. Los dirigentes del PP han sido tan poco diligentes y ambiciosos que no hay ni un solo proyecto singular que se haya puesto en marcha desde el Ayuntamiento ni en este mandato ni en los anteriores.
Almería está estancada y eso lo saben bien los agentes económicos y sociales, que no vislumbran ya ningún futuro con un Ayuntamiento gobernado por el Partido Popular, con una derecha que se ha quedado anquilosada en el sillón.
Si echamos la vista atrás, no hay que ser muy avispados para entender que Almería ha perdido en estos años un tiempo precioso para situarse en el lugar que le corresponde y que de ninguna manera podemos seguir desaprovechando oportunidades. Con unos dirigentes que no dan la talla, que se desentienden de sus responsabilidades, es imposible avanzar.
Ante esta tesitura, los socialistas y las socialistas planteamos un proyecto para los próximos cuatro años que ha crecido desde el trabajo, la ilusión y las ganas de sacar adelante a una ciudad que tiene un enorme potencial si, entre otras cosas, vuelve a mirar al mar, a pensar en el bienestar de sus ciudadanos y en todo aquello que hace que nos sintamos orgullosos de Almería.
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