En el 42 aniversario del Caso Almería,
poco más de un centenar de personas acompañaron a la familia de Juan Mañas, el
almeriense de Pechina.
Familiares de Juan Mañas en el monumento de recuerdo del caso Almería. FOTO ATORRES
Cuando se celebró en Pechina, 10 de mayo
de 1981, la primera comunión de Francisco Javier Mañas Morales, el niño maduró
aquel día más que ningún otro en España. Su hermano Juan que había venido a la
comunión desde Santander con sus amigos Luis Cobo y Luis Montero, no
aparecieron por culpa de las torturas. Mientras se celebraba el acto religioso,
los tres jóvenes inocentes ya estaban muertos. Habían sufrido malos tratos,
disparos y fueron carbonizados. Algunos estrategas de la Guardia Civil para
escurrir el bulto comenzaron a desprestigiarlos. Cuando se demostró que no eran
etarras, comenzó la campaña de delincuentes comunes. Con una fortaleza mental,
Francisco Javier ha sabido que el dolor no prescribe y lo sabe de primera mano.
Ese suceso le ha marcado y con aplomo pronunció ante la responsable de la
Guardia Civil en España y ante Jorge Montero Llácer, coronel jefe de
Almería, un discurso muy claro, enérgico para seguir peleando por la
dignidad. Fue en enero. El secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando
Martínez López, exalcalde de Almería, junto a la entonces responsable de la
Guardia Civil, Carmen Gámez, pidió “desde el corazón del Estado perdón a los
familiares de las víctimas del caso Almería.
Francisco Javier Mañas, acompañado por varios de los que intervinieron en la carretera de Gérgal. FOTO A. TORRES |
En el 42 aniversario, Francisco Javier
Mañas, que ha intervenido en universidades de media España, Parlamento de
Cantabria, documentales y en diversos foros, dio las gracias en la carretera de
Gérgal donde se levanta un monolito de recuerdo. “Seria gran noticia que en
este 42 aniversario todas nuestras reivindicaciones se hubiesen cumplido, pero
desgraciadamente no es así, algo tan justo y necesario como es, justicia y
verdad, a estas palabras me falta añadir reparación. En este año las víctimas
han tenido una reparación simbólica, aunque ellos no lo podrán saber nunca,
pero si lo sabemos los familiares, amigos y la sociedad y por lo tanto sus
nombres se dignifican”. “Una reparación que se puede considerar simbólica ha
consistido en pedir perdón y disculpas a las familias, reconociendo la
actuación descontrolada de la Guardia Civil. y se ha llevado a cabo a través
del gobierno de España en la subdelegación del gobierno de Almería, siendo
algunos representantes Fernando Martínez”. “Esta reparación ha sido bien
recibida y nos reconforta de alguna manera, pero no es suficiente, porque nos
siguen faltando las dos primeras palabras reivindicativas, Justicia y Verdad,
sabemos que no es fácil, son muchos los que no les interesa esa verdad y siguen
poniendo zancadillas para que no se conozca, pero no nos cansaremos de gritar y
nos van a callar”.
Francisco Javier cerró el sencillo y
emotivo acto dando las gracias a los asistentes venidos especialmente de Madrid
con el Colectivo de Olvidados de la Transición y desde Granada acudió Manuel,
hermano de Arturo Ruiz, joven estudiante y trabajador, vinculado familiarmente
con Bédar y Los Gallardos, asesinado en Madrid, 1977, durante la “semana negra
de la Transición”. Hubo varias intervenciones en la antigua carretera de Gérgal
de asociaciones y personas venidas de Granada y Madrid. La génesis para que el
Estado pidiera tiene una palanca en la figura de Carlos Bachiller, vecino de
Albacete, amigo insobornable y leal de las familias. Hubo representacines
de varias asociaciones como la de Javier Verdejo, la de víctimas de la Transición,
la exsenadora Martirio Amate, el exdirigente político y sindical José González
Marín y José Antonio Barrera Espín de la Plataforma por el tren público, social
y sostenible que ha realizado distintas gestiones para impulsar un busto en la
estación de ferrocarril de Almería, emulando la escultura en la Plaza de las
Estaciones de Santander con el impagable trabajo realizado por investigadores,
profesores de Cantabria bajo el paraguas de Desmemoriados que han trabajado con
rigor y documentales en el que participamos periodistas de Santander y Almería.
Francisco Javier Mañas, respaldado por hermanos, sobrinos e hijos, recordó esa
labor. María Morales Mañas (El Alquián, Almería, 1935) es la única madre del
caso Almería que sigue sufriendo y recordando cómo los asesinos montaron una
burda estrategia. Primero eran etarras, luego delincuentes. A la sistemática
calumnia a la que combatieron, le falta que alguno de los nueve testigos se
arranque a contar qué ocurrió realmente, al margen de la sentencia. Durante la
instrucción dijeron unas cosas y en la vista oral, otra. Contradicciones desde
el minuto cero.
El abogado acusador en nombre de las familias Darío Fernández Álvarez y el periodista Antonio Ramos Espejo ya no están. Son añorados en todo momento por la generosidad y el trabajo profesional desarrollando hasta que no pudieron más.
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