El próximo 23 de julio los almerienses, como el resto de españoles y españolas, vamos a decidir si avanzamos o retrocedemos. Tan simple como si queremos seguir progresando o si, por el contrario, retrocedemos varias décadas, que es lo que hoy, aunque parezca una locura, se ha puesto encima de la mesa.
Y no, no es una exageración si nos fijamos, por ejemplo, en lo que está ocurriendo con la violencia de género, cuestionada por la derecha y por la derecha más extrema. Justificarla, como hizo el líder del PP porque el condenado tuvo un ‘divorcio duro’ no parece la mejor manera de posicionarse en contra de este tipo de violencia.
A pesar de lo que Feijóo diga, del adorno que quiera darle a sus palabras, los hechos determinan todo lo contrario, como hemos podido comprobar en algún ayuntamiento de la Comunidad Valenciana, donde PP y Vox han llegado al acuerdo de no permitir concentraciones por violencia de género ni banderas LGTBI. Todo esto en la idea que tiene la derecha,- que se remonta a la España del blanco y negro-, de que lo que no se ve no existe.
Las próximas semanas viviremos en muchas ciudades la celebración del día del Orgullo, donde las personas LGTBI volverán a ser defendidas por muchos hombres y mujeres socialistas que han impulsado derechos en Andalucía como la Ley Trans de 2014 y la Ley LGBTI de 2017, que no vamos a permitir que nadie pisotee ni que no se apliquen en todos sus términos. Se trata, además, de leyes que se aprobaron por unanimidad en el Parlamento andaluz. Sí, también las aprobó el Partido Popular aunque ahora no tenga reparos en desdecirse y acordar lo que haga falta con la extrema derecha para gobernar.
Y en medio de ese ‘todo vale’ cuela términos como el de la Violencia Intrafamiliar o cambian una consejería o una concejalía de Igualdad por una de Familia, como si fuesen términos semejantes. Pero no nos engañemos, no es solo un mero cambio estético, sino una carga de profundidad que penetra en la línea de flotación de estas políticas y que en la práctica se traduce en su total abolición.
A la vista de lo que está ocurriendo, tenemos que tener claro que lo que nos jugamos el próximo 23J es todo lo conseguido, de ahí que sea más necesaria que nunca una gran movilización de todas las personas que se sienten progresistas para poder frenar la hipocresía del PP, desterrar el odio que se sigue infiltrando en la sociedad y seguir avanzando como el gran país que somos.
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