Pocas personas han profundizado tanto como Juan Grima Cervantes en
las entrañas históricas del Levante almeriense (o de la Axarquía almeriense, un
concepto más amplio y más del agrado del historiador) en su triple faceta de
investigador, profesor y editor. Por eso no ha sido una sorpresa que Almudena
García Ruiz (Los Gallardos, 1994) y María Paz Sáez Pérez (Barcelona, 1969)
encomendaran a él el prólogo del libro Tradición, olivo, arquitectura: las
almazaras del Levante almeriense (Editorial Círculo Rojo, diciembre de 2022). El
turrero es un apasionado del rigor histórico, pero siempre es de su agrado
recurrir a testimonios propios o familiares para humanizar los hechos. Por eso,
el prólogo es el primer momento agradable que el lector encuentra al hojear el
libro. Grima se relame con “aquellas patatas fritas con cebolla fresca” que le
hacía su abuela Isabel, “que preparaba con patatas partidas recias en redondo y
las freía lentamente con aceite de oliva en la sartén. Una especie de patatas a
lo pobre, hechas lentamente en abundante aceite, bien ‘reposadicas’, que no he
vuelto a probar otras igual”. Siempre presente el imprescindible aceite.
Portada de "Tradición, olivo, arquitectura: las almazaras del Levante Almeriense" |
Almudena García Ruiz y María Paz Sáez Pérez centran en las
almazaras del Levante almeriense el eje de su laborioso libro. Pero no quieren
marginar la importancia que el aceite de oliva ha tenido históricamente en
España desde que se introdujo el olivo durante la dominación marítima de los
fenicios en el año 1050 a.C. España viene produciendo en los últimos años una
media de 1,5 millones de toneladas de aceite, una cantidad que quintuplica al
segundo productor, que es Grecia. Andalucía acapara el 80 % de esta producción
y la provincia de Almería aporta una pequeña cantidad (10-12.000 toneladas),
que se incrementa en los últimos años con la extensión de plantaciones hasta
llegar a las más de 21.000 hectáreas, principalmente en el campo de Tabernas.
Las almazaras del Levante almeriense han sido históricamente de
uso familiar o de pequeñas agrupaciones vecinales. Las autoras explican que en los yacimientos arqueológicos del poblado
de la Edad de Bronce El Argar, en El Garcés de Antas, se hallaron restos de
huesos de aceituna, por lo que puede que los primeros cultivos de olivo en
España se encontraran allí. Y destacan que en el año 2013, durante las obras
del AVE a su paso por Los Gallardos, se descubrieron vestigios de una almazara
y pesos para la molienda en el yacimiento arqueológico de Cadima o Cadímar (I-IV
a.C.).
No hay pueblo del Levante almeriense que no haya tenido una o
varias almazaras. En tiempos no muy lejanos Los Gallardos llegó a tener cuatro;
Bédar, tres; Pulpí, dos; Huércal-Overa, dos; Turre, una; Mojácar, una, y Cuevas
del Almanzora, una. Hoy en día, las únicas que están en marcha son las de Óleo
Jarico, en Huércal-Overa; Las Canalejas, en Cuevas del Almanzora, y Virgen de
Lourdes, en Los Gallardos. El autor de este artículo, septuagenario, aún
recuerda el trote de las caballerías en la almazara de molino de la barriada de
Los Martos, de uso familiar, allá por los años 50 del siglo pasado, y el crujir de los motores de la almazara de la calle Mayor de Los Gallardos, de uso comarcal,
aún en pie, pero fuera de uso.
García Ruiz y Sáez Pérez no olvidan hacer un recorrido por los
diferentes procesos de extracción de aceite que se han utilizado a lo largo de
la historia, ilustrándolos gráficamente y situando su empleo en el tiempo. Ni
pasan por alto realizar una visión fotográfica y literaria por la arquitectura
oleícola en Andalucía. Todas las almazaras que hay o ha habido en época
reciente en todos y cada uno de los municipios de Almería encuentran
tratamiento gráfico en el libro, con especial énfasis, porque es la parte
sustancial del mismo, en las del Levante almeriense.
Las autoras de Tradición, olivo, arquitectura: las almazaras del Levante almeriense han realizado una investigación minuciosa sobre estas instalaciones oleícolas, deteniéndose en aspectos nunca tratados. El olivo, su fruto, la aceituna u oliva, y el zumo que se extrae del mismo, el aceite, son tema de estudio recurrente en la literatura universal. Pero nadie, hasta ahora, se había detenido en un estudio pormenorizado de las instalaciones que hacen posible la creación de ese oro líquido tan preciado. Almudena García Ruiz y María Paz Sáez Pérez han sido las primeras escritoras que han dado a las almazaras el protagonismo que merecen y, a partir de ahora, serán referentes obligatorios de otros estudiosos que deseen introducirse en esa interesante faceta de la producción oleícola.
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