Señora alcaldesa, vaya por delante mi reconocimiento, seguramente acompañado del de una mayoría de almerienses, ante su decidida posición política y personal con respecto al mantenimiento en nuestra Plaza Vieja de su arbolado y del Pingurucho, posicionamiento aún más valorable si consideramos el sorprendente debate que, en mi opinión, se ha levantado y el incomprensible rechazo que aún manifiestan algunos opinadores ante la mayoritaria opción ciudadana de conservar la estructura urbana actual de nuestra Plaza de la Constitución.
Sin embargo, ante el anuncio de la urgente convocatoria municipal de un concurso para la reforma de la Plaza, me permito exponerle algunas consideraciones al respecto.
El actual tratamiento urbanístico de la Plaza Vieja responde a un excelente proyecto de urbanización realizado a mediados de los 80 por el arquitecto Eduardo Blanes, formulado a la vez que el proyecto de reconstrucción del Pingurucho que el mismo redactó con la finalidad primaria de servir de base y asiento urbano adecuado y acorde a la dignidad, representatividad y potencia del monumento y, complementariamente, con el objetivo de disponer la peatonalización de su espacio público para fomentar el uso de estancia vecinal y relación social que debe comportar, y comporta, la mejor y más genuina “plaza del pueblo”.
De hecho, la inteligente disposición del adoquín como material fundamental de su pavimentación se manifiesta como un tratamiento totalmente apropiado para amparar los dos elementos definitorios del más representativo espacio urbano almeriense, el monumento y el arbolado de la Plaza, no solo porque se conforma como un solado sobrio y digno que dialoga correctamente y se acomoda perfectamente con el elegante escenario neoclásico que configuran ambos elementos arquitectónicos, sino que la disposición separada y espaciada del adoquinado, combinado con el resto del pavimento de baldosas, permite la permeabilización de las escorrentías del terreno y, además, mejora enormemente las características bioclimáticas y el confort ambiental en el uso ciudadano de la Plaza en un entorno subtropical como es el almeriense, progresivamente agravado por el cambio climático que estamos sufriendo.
En resumen, arbolado, Pingurucho y tratamiento de su pavimentación conforman un conjunto urbanísticamente armónico, ambientalmente adecuado y explícitamente definitorio de la identidad espacial y singular que caracteriza nuestra Plaza Vieja.
Pues bien, señora alcaldesa, partiendo de los argumentos anteriores y si se compartieran sus aspectos generales, teniendo en cuenta que el arbolado y el Pingurucho se mantienen, la “reforma” que se suscita vendría a comportar fundamentalmente el cambio de su pavimento como único elemento que restaría de su ordenación actual, sustituyendo el tratamiento del adoquinado existente por otro solado continuo y compacto (tal como el que se publicó en la primera Reforma de la Plaza, afortunadamente anulada por los Tribunales de Justicia), solado que sellaría totalmente el subsuelo, lo que conllevaría los graves inconvenientes señalados.
En mi opinión, lo que requeriría la Plaza es una “rehabilitación” del adoquinado actual, junto a la sustitución de las baldosas del resto del pavimento por otras de mayor calidad, ante la obvia necesidad de su mejora tras 30 años de uso, complementando su ordenación, en todo caso, con la disposición adicional de nuevo arbolado y nuevo mobiliario urbano que fomenten el mejor uso y su estancia ciudadana. Una actuación que resultaría más económica que la sustitución total de su pavimento completo, rasantes e instalaciones enterradas, obviando con ello afecciones arqueológicas evitables, lo que comporta una intervención más acorde con la “amable” imagen social que la Plaza ha alcanzado en el ideario almeriense.
En otro orden de cosas, con respecto a temas de tipo formal que afectan al concurso convocado, también en mi opinión procedería hacer las siguientes consideraciones:
No parece adecuado primar la oferta
económica más baja en la valoración de los equipos técnicos que se presenten al
concurso, cuando en este tipo de concursos de ordenación urbana lo que debe
primar es la calidad del diseño por encima de cualesquiera otros aspectos de
tipo material.
Tampoco está de más recordar la preceptividad de formular los documentos jurídicos y urbanísticos complementarios del Plan Especial que establece la legislación andaluza y estatal vigentes. Que no se repita que los Tribunales vuelvan a anular el Plan por ausencia de un trámite preceptivo y obligatorio.
En fin, Sra. Alcaldesa, hasta aquí algunos argumentos y opiniones relativas a la convocatoria del concurso de Reforma de la Plaza Vieja que el Ayuntamiento que preside ha convocado y que respetuosamente ofrezco a su consideración.
En cualquier caso, repitiendo de nuevo mi reconocimiento a la inteligente y adecuada posición que ha adoptado sobre los elementos básicos y estructurales que configuran nuestra entrañable Plaza Vieja, reciba mi consideración más distinguida.
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