El 18 de julio de 2022 la Guardia Civil captó una conversación en árabe entre dos sospechosos de participar en una gran red de tráfico de seres humanos. Walid miraba el Mar de Alborán desde la costa de Almería. Amine secaba sus ropas desde las playas de Orán.
Walid:
“¿Cómo te ha ido el viaje?”.
Amine: “Muy bien, llegué bien sano y salvo a casa, no ha pasado nada gracias a Dios”.
Walid: “¿Y aquello que hablamos? ¿La ‘amana’?”.
Amine: “Tenemos que estudiarlo y hablarlo estando sentados uno frente a otro... y luego decidiremos qué hacer, si vamos a comprar el material o solamente vamos a ir mandando con la gente sin más”.
Walid: “Patrones hay de sobra por aquí... y yo tengo un amigo en Argelia quien se encargaría de cargarte a la plebe. ¿Entiendes? Él te carga la gente desde Argelia, él les cobraría el dinero y te los manda ... y tú desde aquí lo mandas de vuelta para allá cargado de cosas”.
Ambos pertenecen a las redes que nutren la ruta migratoria desde Argelia y, al mismo tiempo, evidencian la mutación de las mafias. Los traficantes compran las embarcaciones en España y las envían hacia Argelia para recoger a los migrantes captados sobre el terreno. Pero el salto cualitativo aparece en el viaje de ida. Las pateras no salen vacías.
‘Amana’ tiene en árabe distintos significados. En el dialecto ‘darija’ se interpreta como ‘una cosa prohibida’. Las pesquisas demostrarían luego que Walid y Amine estaban hablando de transportar drogas a Argelia antes de cargar a los migrantes en las playas cercanas a la ciudad de Orán.
Amine:
“¿Pero hay cosas buenas? A Argelia están llegando cosas muy buenas”.
Walid: “En
Alicante hay mejor, muy buena (...) ya sabes, también la hay en Madrid desde
donde la puedes comprar más barata”.
Amine: “¿En
piedra o en polvo?”.
Walid: “Piedra, piedra”.
Las mafias de tráfico de pateras han cambiado radicalmente su modus operandi. Ahora ya no meten a los migrantes en barcas de madera o lanchas de goma a punto de desfondarse. Las organizaciones cobran más caro para cargar a ciudadanos argelinos, marroquíes, sirios o egipcios en embarcaciones rápidas de fibra e incluso narcolanchas.
El objetivo es sortear los controles costeros de Guardia Civil y Frontex y alcanzar la costa antes de ser detenidos. Para ello necesitan lanchas rápidas y motores potentes, que son comprados en España y suministrados por españoles. Por eso las pateras salen de Almería y no al revés.
Operaciones de la Policía Nacional y la Guardia Civil acreditan la irrupción de la droga en esta ruta. Literalmente desde España se meten estupefacientes en Argelia. En la Operación Flixita se hallaron 90.000 pastillas de éxtasis en un registro realizado en Almería a una organización especializada en la ruta argelina. Es el mayor alijo detectado hasta el momento en un caso vinculado a estas pateras hispano-argelinas, pero no el único indicio.
La Policía Nacional descubrió vínculos con la droga a otra organización de tráfico de personas, encartada en la Operación Orontes. Ese procedimiento tiene ramificaciones casi infinitas fruto de la información obtenida sobre grandes traficantes de seres humanos en origen, esto es, en Siria, Sudán, Líbano y Libia.
Según informes de la UCRIF a los que ha tenido acceso LA VOZ, esta mafia había afinado su proceder con un sistema reseñado como “boomerang” o “doble lucro”. Dicho de otro modo, optimizaban los viajes de ida y vuelta a Argelia para llevar drogas y regresar preferentemente con ciudadanos sirios. Esta banda desarticulada parcialmente en la Operación Orontes introducía en Argelia cocaína y pastillas suministradas por organizaciones en España, según la investigación.
Por otra parte, informes de seguridad apuntan igualmente a la exportación a través de las pateras de fármacos de acceso legal en España, pero prohibidos en la otra orilla. Se han descubierto, por ejemplo, sustancias utilizadas como analgésicos y antiespasmódicos.
Existen
referencias a pastillas en Orontes y Flixita como grandes ejemplos de la lucha
contra la introducción de pateras. También se han captado conversaciones de
otros pateristas interesados en el mercado de la droga. De hecho, en 2020 se
registraron conversaciones en el marco de la Operación
Sidegar (ya juzgada y una de las primeras con un gran capo argelino
asentado Almería) donde se hablaba de la posibilidad de mover alijos gracias a
la facilidad de las lanchas en Alborán.
Las pateras
en la provincia de Almería se profesionalizan. No son solo herramientas para la
explotación de los migrantes, también son ahora un arma del narcotráfico. De
ida.
El Boletín Oficial del Estado (BOE) publicó el jueves la orden del Ministerio del Interior que “clarifica las competencias” sobre Frontex tras las quejas de hace unas semanas de sectores de la Guardia Civil y, posteriormente, también de la Policía Nacional debido al equilibrio entre las funciones que desempeñan ambos cuerpos policiales. Fuentes de Interior consultadas por Europa Press han señalado que la orden que firma el ministro en funciones, Fernando Grande-Marlaska, con fecha de 16 de agosto lo que hace es “clarificar las competencias originales” en lo que respecta a sus comunicaciones con Frontex, la agencia europea de fronteras.
De esta forma, corrige una orden anterior publicada en el BOE en julio ya que, según interpretaron desde asociaciones profesionales de la Guardia Civil, iba en detrimento de las competencias del Instituto Armado en puertos y aeropuertos en lo relativo a la gestión operativa de la inmigración irregular.
Uno de los puntos más conflictivo, según la interpretación de las asociaciones del Instituto Armado y fuentes de este cuerpo, era que Interior cedía a la Policía la gestión del Punto Nacional de Contacto de Frontex, la unidad con la que las fuerzas de seguridad centralizan sus comunicaciones con la agencia.
Desde sectores de la Guardia Civil denunciaron que sus homólogos de la Policía les dejaban “a ciegas” en lo relativo a las comunicaciones de coordinación para hacer frente a la inmigración irregular con los medios financiados por Frontex. También hubo quejas al interpretar que Interior había respaldado la gestión de comisarías en los recintos aduaneros, en detrimento de sus competencias.
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