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Fútbol y religión

Emilio Ruiz
@opinionalmeria

El pasado sábado, unos instantes antes de dar comienzo el partido de fútbol entre el Athletic Club y el Real Madrid, en San Mamés, las cámaras de televisión sorprendieron a los telespectadores con un directo ofreciendo lo que en ese momento sucedía en el vestuario local. Después se ha sabido que LaLiga incentiva económicamente a los equipos que autoricen la entrada de las cámaras a ese espacio del campo tradicionalmente tan reservado. ¿Y cuál es el motivo de la sorpresa? Las cámaras recogían un corro formado por jugadores, equipo técnico y personal auxiliar del Athletic en el momento en el que Íker Muniain tomaba la palabra. Las palabras del capitán no eran, como suele ser habitual en estos casos, una arenga hacia sus compañeros para conseguir la victoria, sino que lo que se producía era el rezo, completo, de un padrenuestro, la oración cristiana por excelencia.

Visita de la UD Almería a la patrona / UD Almería

La utilización del fútbol como medio de exposiciones o reivindicaciones políticas ha sido una constante en nuestra historia. El mismo San Mamés ha sido escenario de esa situación en una época pasada y el Camp Nou ha sido exponente de reivindicaciones independentistas prácticamente hasta el día de hoy. En el mismo partido al que hacemos referencia unas cuantas banderas nacionales con el escudo del Real Madrid lanzaban al aire un mensaje más político que deportivo. Parece que está perdida definitivamente la batalla de mantener el deporte al margen de cuitas políticas. Y es una pena. 

La escena del rezo del padrenuestro en San Mamés ha levantado ampollas en las redes sociales. Ciertamente, era algo inimaginable. Las creencias religiosas son cuestiones tan personales e íntimas que jamás podíamos imaginar ese uso en un grupo humano donde, por simple lógica, se mezclan jugadores de todas las creencias. Los espectadores habíamos casi normalizado la expresión pública de sentimientos religiosos por parte algunos jugadores en los segundos previos al comienzo de un partido. Pero una manifestación grupal como ésta nunca la habíamos visto. Ni siquiera en tiempos de la dictadura, con fuerte presencia de la religión católica en todos los ámbitos de la vida, se obligaba a los clubes de fútbol a acometer una tarea así. 

A raíz de lo extrañamente visto el sábado ahora se ha sabido que ese ritual se viene haciendo en San Mamés desde hace muchos años, y el mismo Íker Muniain tiene escrito en su libro “Íker Muniain, un balón, un escudo, una vida” que “mientras esté yo no se dejará de rezar el padrenuestro en el vestuario, aunque la mayoría ya no reza". La tradición ha sido incorporada al equipo femenino del Athletic. El gran Johan Cruyff decía, con sorna, que “si las oraciones funcionaran en el fútbol todos los partidos terminarían empatados”. 

El fútbol almeriense tampoco es ajeno a esta incursión de la religión en las entrañas del club más representativo de la ciudad. Juan Ignacio Martínez, entrenador de la UD Almería en la temporada 2014-2015, obligaba a los jugadores a rezar antes de salir al campo. En algunos socios de la UDA –entre los que me encuentro- existía la convicción de que la pleitesía que el equipo rinde a la Virgen del Mar, patrona de la ciudad, al comienzo de cada temporada y en los momentos de un ascenso, tenía –y debía tener- los días contados. No ha sido así. Ni siquiera han sido argumentos suficientes para ello que el presidente y dueño del club sea saudí, que en el cuadro directivo abunden las personas que profesan religiones ajenas al cristianismo, que la plantilla sea multicultural, multiétnica y multirreligiosa y que los mismos socios y aficionados sean de tan diversa estirpe como la propia sociedad almeriense. Y es otra pena.

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