Soy un viejo de 80 años y la única ventaja
de eso es que uno sabe qué se siente a esa edad. Por eso no me ha extrañado ver
por la tele a mis viejos y queridos amigos Felipe y Alfonso (81 y 83 años)
arremeter contra Pedro Sánchez en un acto de presentación de un libro del
segundo en el Ateneo de Madrid.
El tema de la semana / La Sexta |
Pero voy a contar antes nuestro origen
político común: los tres entramos en las Juventudes Socialistas hace 60 años, durante diez años formamos un trío inseparable en Sevilla, organizamos al PSOE
en Andalucía, nos rebelamos contra el inmovilismo de Llopis (el viejo
secretario general) y conseguimos convencer a la mayoría del entonces pequeño
partido de la necesidad de un cambio profundo que reconectara al PSOE con la
España real del tardofranquismo. Contamos con Nicolás Redondo, Enrique Múgica,
Carmen García Bloise, los hermanos Martínez Cobo y sobre todo de Ramón Rubiales, entre otros.
Los tres formamos un equipo inseparable a
una edad que marca el resto de la vida y poco a poco se fueron sumando muchos
otros, entre ellos Pepe Romero, que el otro día encabezada a un grupo que
dialogó con Felipe a la puerta del local donde éste recibía un premio concedido
por la cúpula del PP andaluz.
Desde entonces nuestro afecto no ha
decaído y he sido leal al liderazgo de ambos que han sido mis referentes
políticos mayores. Nuestras diferencias políticas empezaron cuando apoyé a
Josep Borrell en las primarias de 1997 y este ganó a Almunia, al que apoyaba
Felipe. Fue entonces cuando me di cuenta que mi amigo Felipe empezaba a perder
sentido de la realidad española, tendencia que se acentuó cuando años después
no apoyó a Rodríguez Zapatero y aún mucho más cuando surgió Pedro Sánchez y
Felipe y Alfonso apoyaron pública y espectacularmente a Susana Díaz, cuando era
clarísimo el apoyo de las bases del partido a Pedro Sánchez. Nunca le han
perdonado que les ganara democráticamente en las primarias. No fue Susana solo
quien perdió, perdieron Felipe y Alfonso.
No, no me creo que su oposición a Sánchez
sea por la famosa amnistía a los autores del desagraciado procès. Entre otras
razones porque aún no sabemos cuál es el contenido ni los extremos de un
hipotético acuerdo al respecto con los separatistas.
La posición de ambos ex líderes, los
conozco bien, insisto, nace de su amor propio herido, de no ser ellos quienes
protagonicen este crucial momento, que no sean consultados por Pedro, que no se
resignan al paso del tiempo…
No, ni existe una traición a la Transición ni la democracia está en peligro. Abandonemos los egos y aceptemos que nuestro tiempo pasó. Que piense Felipe en los antecedentes del referéndum de la OTAN y de otros momentos claves de nuestra historia política. El riesgo político de España está en otro lado, en la creciente entrega del PP a las posiciones de Vox. Ese es el peligro y no otro.
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