Pedro Sánchez está dispuesto a cualquier cosa con tal de mantenerse en el poder. Y esta vez, decir “cualquier cosa” es exactamente eso: lo que sea con tal de seguir en Moncloa. El presidente del Gobierno está intercambiando dinero de todos los españoles por votos a su persona y por eso va a condonar a la Generalitat de Cataluña hasta 15.000 millones de deuda del Fondo de Liquidez Autonómico, además de abrir la puerta a una amnistía que consagra la desigualdad entre los españoles y a un referéndum para votar la ruptura de España en el que no podrían participar la mayoría de españoles. Como bien ha dicho el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, nadie conoce ya el límite de la inmoralidad de Pedro Sánchez.
Mientras que los almerienses tenemos que hacer un esfuerzo para asumir los altos costes de la inflación y el incremento de los precios, Sánchez ha consolidado la desigualdad entre territorios y ciudades perdonando las deudas de otras administraciones por razones estrictamente políticas. Por eso, como alcaldesa de Almería, exijo al presidente del Gobierno en funciones el mismo trato para los almerienses que para los catalanes.
Para calibrar el alcance del agravio que estamos sufriendo bien vale este dato: si Pedro Sánchez tuviera que entregar a cada almeriense lo mismo que va a regalar a cada catalán, tendría que ingresarnos más de 740.000 euros. Pero los almerienses y los andaluces no queremos ser ni tener más que nadie. Tampoco menos. Queremos los mismos derechos y obligaciones que el resto de ciudadanos españoles, tal y como recogen la Constitución y el Estatuto de Autonomía. Lamentablemente, las humillantes concesiones al separatismo que ha aceptado Sánchez harán que en Almería y en el resto de Andalucía tengamos menos recursos para prestar adecuadamente los servicios públicos que merecemos, con independencia de nuestro lugar de nacimiento.
El intolerable gesto de Sánchez comprando su investidura a los independentistas ha hipotecado no sólo la igualdad entre todos los ciudadanos, sino también las bases del Estado de derecho y el acceso a los mismos servicios públicos. Atravesamos un momento de extraordinaria gravedad en el que no se puede mirar a otro lado y en el que hay que defender con más énfasis que nunca el principio de igualdad entre todos los ciudadanos, vivan en donde vivan.
En el Partido Popular creemos y defendemos con todas sus consecuencias que ningún territorio, ninguna región o comunidad española es más importante que otra. Y por eso decimos y diremos no a la desigualdad entre los españoles, no a la ruptura de la unidad de España y en definitiva, no a los planes de Sánchez y sus socios. Ya lo dijo en el Senado nuestro presidente, Juanma Moreno, que no se puede consentir que se le falte el respeto de esta manera a los ocho millones de andaluces. Ya está bien de crear agravios para enfrentar a los territorios y de perdonar y premiar a los que no cumplen la ley. Por eso en el PP seguiremos defendiendo a Almería, Andalucía y España por encima de intereses partidistas y sin renunciar a nuestros principios. Y lo haremos en todas partes: en las instituciones, en los medios, en la calle y en donde sea necesario, porque no estamos dispuestos a tolerar el ninguneo al que el PSOE y sus socios quieren someternos. Y que Sánchez tome nota: la democracia española no se vende.
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