Había una película -El pisito- que fue como un emblema de aquella España de los 60 y los 70; la España de López Rodó y los planes de desarrollo; la España que empezaba a cambiar, aunque siguiera el Parte y el Nodo; era la España aún de prietas las filas, pero también la de la ilusión, porque todo estaba por hacer. Y en ese José Luis López Vázquez, viendo cómo crecía el piso que había comprado sobre plano en un barrio de las afueras, mientras tocaba el vientre de su mujer que también crecía, estaban representados todos nuestros padres. Era la ilusión de formar un hogar, que empezaba en ese anhelo de tener un piso en propiedad. Y por eso, los novios de ese tiempo se iban los domingos a ver cómo iba alzándose su futura morada en Los Picos, en el ensanche de Altamira o en Oliveros, soñando con el color con el que pintarían el cuarto de su futuro bebé. Eso sí que era ilusión verdadera; porque todo lo que cuesta, ilusiona más que lo que no cuesta.
Una imagen de "El pisito" / RTVE |
Viene a colación esta evocación en sepia porque hay cerca de mil almerienses que han revivido esa misma ilusión de nuestros padres y compraron hace unos meses sobre plano una futura vivienda; almerienses que han entregado cantidades a cuenta -entre 10.000 y 60.000 euros- a la promotora Grupo 21 y que tienen muy difícil recuperar sus ahorros, su dinero, en muchos casos, sudado y llorado.
"La promotora se ha declarado insolvente de una supuesta estafa que podría alcanzar los 20 millones de euros y el dinero puede que haya sido desviado al extranjero"
La promotora ha desaparecido. Ha cerrado ya su sede en la Puerta Purchena, donde, si ustedes pasan por allí, verán montañas de burofax y requerimientos por debajo de la puerta. Se trata de compradores de buena fe que se engolfaron con unos precios de casas un 30% por debajo de mercado (aún existen los trileros en el Rastro de Madrid, porque sigue habiendo gente que pica). La promotora se ha declarado insolvente de una supuesta estafa que podría alcanzar, según los abogados, los 20 millones de euros y el dinero puede que haya sido desviado al extranjero. La única esperanza es que los bancos respondan. El 15 de enero empezarán a presentarse demandas. No hay nada más cruel que jugar con las ilusiones del prójimo.
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