Hoy es 15 de diciembre y el Ayuntamiento de
Almería, gobernado por el PP con mayoría absoluta, aún no tiene aprobados los
presupuestos de 2024. ¿Cómo es posible que nos encaminemos hacia una prórroga
presupuestaria cuando el PP ni siquiera precisa negociar con el resto de grupos
políticos? ¿Qué está ocurriendo en el equipo de Gobierno del PP para que a
estas alturas del año no se haya llevado aún a Pleno el documento más
importante para el correcto funcionamiento de todos los servicios que se prestan
desde el Ayuntamiento?
Asistimos perplejos a la falta de organización y
de previsión de la alcaldesa y de sus concejales y a su incapacidad de materializar
en tiempo y forma las cuentas municipales del año que viene. En contraste, lo
que sí ha agilizado el PP es la subida del IBI, a pesar de enarbolar la bandera
de la bajada de impuestos, y lo que seguro también va a subir es la factura del
agua.
La nueva concejala de Economía debe estar
haciendo malabarismos porque ha heredado unas arcas municipales calamitosas,
fruto de la falta de rigor de sus predecesores, y por tener que hacer frente al
pago de unos 70 millones de euros en condenas al Ayuntamiento en los últimos
años.
Otra situación desagradable para la señora Lara
es tener que defender en cada Pleno las facturas -en las que “se detectan
infracciones del ordenamiento jurídico”, en palabras del interventor- que se
aprueban mediante la figura del reconocimiento extrajudicial de crédito, que es
legal solo para casos sobrevenidos o de extrema urgencia. ¿La limpieza de
edificios municipales, por 1,9 millones, es algo que debe pagarse como un
imprevisto?
Un caso más que ejemplifica el caos organizativo en el seno del equipo de Gobierno del PP es la dilación que ha sufrido la aprobación del decreto de estructura orgánica del Ayuntamiento. ¿Cuenta la señora Vázquez con un equipo cohesionado para poder hacer frente a los grandes retos tiene Almería? Desde el inicio de la Corporación solo vemos indicios de lo contrario.
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