La defensa de la Constitución es algo que va más allá de los aniversarios
y las fechas concretas. Respetar, cumplir y hacer cumplir nuestra norma de
normas es apostar por mantener y ensanchar el marco de libertades y derechos
que tanto ha hecho crecer, mejorar y progresar a España en las últimas décadas.
Por desgracia, es evidente que a la hora de celebrar estos días el 45º
aniversario de su aprobación podemos percibir sobre su futuro graves sombras creadas
por los movimientos e intenciones del Gobierno de Pedro Sánchez, voluntariamente
maniatado a unos socios que han hecho de la cancelación de nuestra Carta Magna
su principal objetivo. De hecho, la amnistía que plantea el presidente del
Gobierno como precio a los votos que le sostienen en el poder es una auténtica
enmienda a la totalidad de la Constitución, como ha señalado el presidente del
Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo. Borrar la comisión de delitos probados a
cambio de apoyo político no sólo supone la voladura de la igualdad entre españoles
que consagran nuestras leyes, sino que establece de manera inequívoca el final
de la separación de poderes que está en la base de todas las democracias
parlamentarias.
La acción de Sánchez y sus ministros hace que hoy los españoles no
seamos iguales, porque hay una serie de ciudadanos que tienen el privilegio de
incumplir las leyes y modificar el Código penal a su antojo, mientras que otros
estamos obligados al estricto cumplimiento de la ley. Y yo, como española, no
quiero ser más que nadie, pero tampoco menos que nadie. Y tampoco quiero que
nadie levante muros para dividir y enfrentar a las personas y a los
territorios. Prefiero tender puentes y orientar la gestión hacia el diálogo y
el entendimiento.
Esa fue, precisamente, la
base desde la que se gestó, votó y aprobó en 1978 la Constitución que tanto
bien ha hecho a nuestro país y que la inmensa mayoría de españoles seguimos
considerando como un punto de consenso imprescindible para el futuro. Gracias a
ese espíritu de concordia, nuestro país ha alcanzado un progreso económico y
social capaz de garantizar políticas avanzadas en el marco de una Nación única,
aunque plural y diversa, de ciudadanos libres e iguales.
Y los almerienses deben saber
que para defender ese marco de convivencia van a poder contar siempre con el
Partido Popular, que no va a cejar en el empeño de dar la batalla política y
social para defender nuestra Constitución con total convicción, firmeza y serenidad.
El acuerdo que alcanzaron nuestros abuelos y padres entorno a nuestra ley de
leyes supone un éxito histórico y representa una garantía de igualdad, libertad
y concordia que no van a quebrar ni la obsesión de poder de alguno ni las ansias
de ruptura de los partidos de siempre.
Por eso, y porque estamos del lado de la sociedad española, estamos invitando a la gente a salir a la calle a defender este pilar de nuestro presente y esta garantía para nuestro futuro compartido. La estamos defendiendo hoy y la defenderemos siempre en donde sea necesario, en la calle y en las instituciones. Cuando y en donde haga falta, porque defender ese acuerdo es defender algo tan básico como la igualdad entre españoles, la unidad de España, la separación de poderes y la soberanía del pueblo español. Lo estamos haciendo y lo seguiremos haciendo, porque de la vigencia de la Constitución depende el futuro de todos.
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