Lo que está ocurriendo con la gestión del agua en la ciudad de Almería es de extrema gravedad. El 15 de diciembre el Ayuntamiento anunció que el agua que venía suministrando a más dos mil vecinos de la capital no era apta para el consumo por radiactividad. Sin embargo, desde el 27 de septiembre, la Delegación de Salud de la Junta de Andalucía -en manos del PP, al igual que el Ayuntamiento-, ya sabía el agua de los pozos de Bernal del depósito de San Cristóbal superaba los niveles permitidos de radioactividad.
¿Cómo es posible que, teniendo esa información desde septiembre, hasta el 15 de diciembre no se adoptara la decisión de prohibir su consumo? Nos parece tan irresponsable que llegamos incluso a dudar sobre si ha habido otras zonas de Almería que han estado consumiendo ese agua sin saberlo.
Lo único claro ha sido la foto del engaño: el presidente de la Junta de Andalucía pulsando un botón de cartón piedra con el que supuestamente ponía en marcha la conexión del depósito de La Pipa Alta con el de San Cristóbal para que todos los almerienses bebiéramos agua de calidad, procedente de la desaladora. Pero la realidad es que no fue hasta primeros de diciembre cuando se puso en marcha esa conexión, pues hubo que contratar un grupo electrógeno a tal efecto y se hizo a principios de diciembre.
Por lo tanto, hay zonas de Almería que han estado consumiendo agua radiactiva, como mínimo desde el 28 de agosto, pero no sabemos cuáles ni en qué porcentaje.
Lo ocurrido es de tal gravedad que hemos exigido a la alcaldesa un pleno extraordinario donde cuente la verdad de lo que está pasando, y ofrezca garantías sobre la calidad del agua. Y no descartamos llevar todo este asunto a los tribunales. La postura de la alcaldesa y de la Junta de Andalucía es absolutamente temeraria e irresponsable, pues han ocultado una información de vital importancia para los almerienses y han puesto en peligro la salud de los vecinos y vecinas de Almería.
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