Crear un centro de innovación agrícola en Almería es un acierto; embutirlo en el solar del antiguo edificio de Correos, o tiene una explicación que ningún responsable ha dado todavía, o implica dos fracasos: uno para el centro histórico y otro para el polo de innovación por excelencia: el PITA. Investigación, colaboración público-privada, ayuda a la agricultura…, su interés es indudable; pero colocar una pieza, por excelente que sea, donde encaja mejor otra, implica no entender ni su valor propio ni el de la ciudad como soporte y sistema.
Un centro de innovación agrícola en el PITA aprovecha todas las ventajas de la concentración de personas, instalaciones, tecnologías y servicios. A mayor concurrencia de actividades, más intercambio, más diversidad, más sinergia. ¿Tenemos que descubrir ahora el porqué de los parques tecnológicos?
Por otro lado, la localización del edificio de Correos en pleno Paseo es punto cero de la centralidades idónea para acoger actividades que atraigan personas, diversificando y complementando la oferta comercial y de servicios actual, como ya han manifestado públicamente voces cualificadas.
Por sitio y tamaño puede ser un foco de lo que ya reclama Almería en torno al mundo del arte y la cultura, donde cada vez hay más fermento, más grupos organizados, más gestores y más personas interesadas, pero todo muy atomizado, a falta de pegamentos y potenciadores.
También está cerca la escuela de artes, sin espacio para ampliar su oferta didáctica y cultural, teniendo a su lado al edificio del CSIC, antiguo centro de investigación del Estado, hoy en busca de comprador.
Apostar en el centro histórico por actividades del mundo cultural tiene un insustituible valor estratégico, cívico y social.
Con estos planteamientos, la sociedad almeriense merece, primero, una explicación de por qué tiene que ir el polo de innovación precisamente en el ya pronto solar de Correos y, segundo, un debate a las oportunidades y planes para dar vida al centro histórico.
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