El mundo de la cultura y en particular el universo del cómic lloran la pérdida de uno de los suyos: Manuel M. Vidal, dibujante, colorista, ilustrador y diseñador almeriense fallecido el pasado fin de semana a los 51 años de edad. Un adiós "inesperado y repentino" a causa de "problemas de coagulación sanguínea" que arrastraba desde hace años han dejado al noveno arte huérfano de un autor de una "sensibilidad artística y sentido de la trascendencia muy especial", han escrito en Facebook sus hermanos. Un mensaje en el que piden "una oración por su alma, porque nos consta que le gustaría que así fuera", dicen.
Autorretrato de Manuel V. Vidal
Con más de dos décadas de experiencia en el mundo de la ilustración y el diseño, Vidal trabajó en varios campos: publicidad, cine, enseñanza, animación y en el sector editorial. En todas sus creaciones dejó su impronta personal y la pasión por su oficio. Una profesión que consideraba no un medio para vivir, sino "una forma de vida", de ahí que la afrontara con toda la seriedad, exponía en una de sus biografías en redes sociales.
Medios especializados como 'Tomos y grapas' y 'La casa de EL' han recogido la noticia del fallecimiento del artista almeriense. Uno de sus amigos, el director de cine y guionista David Galán Galindo, para quien Vidal ilustró todos los cómics que se ven en su película 'Orígenes secretos', ha destacado de él que ha sido un "ejemplo de superación" con una "fuerza de voluntad" capaz de mover montañas, lo que le llevó a volver a aprender a dibujar tras recuperarse de un ictus que sufrió en 2017.
David Galán Galindo y Manuel M. Vidal han pasado los últimos tres años trabajando en 'Pro', un cómic de superhéroes para adultos de más de 200 páginas que consideraban "su catedral" y que verá la luz en Panini a finales de este marzo.
Dibujantes, editores y nombres de la cultura almeriense destacan para LA VOZ no solo la excelencia de Vidal como dibujante, sino su calidad y calidez como persona. "Fue maestro de muchos autores almerienses y siempre contábamos con él para cualquier proyecto. Era amable, generoso, inteligente y empático", dice Santi Girón, guionista, dibujante y editor, quien destaca además su trazo, "muy característico, muy limpio y expresivo a la vez". Más que un amigo, "un hermano, un compañero" que deja "un hueco muy difícil de rellenar".
Sol Ravassa, directora editorial del sello Soldesol, recuerda que su amistad, "basada en el respeto y la admiración", nació cuando le encargó una ilustración para la editorial. "Le recordaré siempre como alguien humilde, agradecido y prudente. De una manera suya tan particular, tan en voz baja y sin llamar la atención, logra colarse en el corazón de todos los que le hemos conocido".
Para el dibujante Alejandro Ortega, el desaparecido artista era un "referente" para todos los dibujantes de tebeos almerienses que compartieron con él "vivencias y publicaciones" en asociaciones de la provincia como Diablo y La Duna. Un "amigo fiel e inquebrantable" con una "bondad y generosidad ilimitadas". "Desde que me lo presentaron hace ya 20 años siempre fue para mí el más profesional de todos los incipientes autores y aspirantes aficionados al mundo de las viñetas y la ilustración que tuvimos el placer de coincidir con él", tal como avalan su formación en la "mítica" escuela 'Joso' de Barcelona (Centro de Cómic y Artes Visuales donde se preparó durante cuatro años en las áreas de ilustración, cómic, guion, diseño gráfico, publicidad y aerografía) y una carrera en la que "tocó con gran versatilidad todos los palos posibles".
"Era un gran artista, pero sobre todo una gran persona", expresa Diego Cruz, concejal del área de Cultura del Ayuntamiento de Almería y músico. "Mi relación con él comenzó a mediados de los ochenta, cuando recorríamos las calles de Almería buscando un local donde poder escuchar rock and roll", recuerda. "Seguidor de su trabajo", pudo colaborar con él en unas jornadas culturales que se celebraron recientemente en la Escuela de Arte 'Carlos Pérez Siquier'.
También a aquellos años se refiere el fotógrafo Antonio J. García, 'Che'. "El rocker de levita que añoraba el Rincón de Estrellas (mítico bar de los 80) se convirtió en uno de los dibujantes más brillantes y talentosos de su generación, con una brillantez sólo comparable con su afabilidad". "Perdonen la ñoñería, pero la única forma que encuentro de asumirlo es imaginarlo, acompañado de su libreta y lápices, surcando el éter a bordo de un Cadillac interestelar con la bandera confederada luciendo en el capó y una jarra cerveza en la mano", expone.
De su manera de afrontar el arte del cómic, otro dibujante, Edgar-Max, destaca su dibujo, "elegante y cálido". "En sus sketches abundaban los amantes, los abrazos y los besos. Eran pura belleza. Esos cuadernos eran/SON una caricia para la vista, un bálsamo, un refugio, una guarida muy humana", señala sobre la obra de Vida, a quien define como un hombre "generoso y bueno" que tuvo que luchar "contra viento y marea".
Para otro ilustrador de la tierra, Fran Ortega, Manu Vidal era el "historietista capaz de conseguirlo todo", desde grandes proyectos editoriales a cinematográficos, como la citada 'Orígenes secretos'. "Era un profesional que quería expresar algo y lo expresaba; no solo a nivel gráfico, si no de llegar a proyectos que cuando todos empezamos sólo podemos soñar". También recupera de él su "humildad" y "ansia de enriquecimiento artístico". "Inmune a esos grupos de artistas y dibujantes tan separados y recelosos que hay en nuestra provincia, Manu se relacionaba con todos. Ahora todo se ha detenido y esos grupos de artistas, tan alejados entre sí, se acercan para hablar del vacío que ha dejado, demostrando que aún ahora es el artista capaz de todo".
Además de ser "una persona maravillosa y un artista formidable", el dibujante Claudio Sánchez Viveros, que el pasado año estuvo con Vidal en el Salón del Cómic Europeo de Úbeda, es otro de los que ensalzan su disponibilidad para "echar una mano o a dar un consejo desinteresado" a otros dibujantes. "Era un referente del cómic en la provincia y un buen amigo al que echaremos mucho de menos", dice.
Como "compañero de viñetas", además de como profesor, lo disfrutó otro dibujante, Víctor Cara, responsable de la Asociación Cultural Diablo y organizador en El Ejido de Festicómic. "Gracias a su taller de cómic y a su talento, aprendimos tantísimo de esto de contar historias en viñetas todos los dibujantes y amigos del colectivo", cuenta sobre el que era "un dibujante incansable, con una gran imaginación y que nos llenaba de ilusión a cada página".
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