El eco del asesinato de las pequeñas Larisa y Elisa ha resonado en todo el país, incluso el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha solidarizado con la madre de las niñas, a la cual ha mandado sus condolencias, y ha condenado el asesinato de las dos menores a manos de su padre.
El terrible crimen ha dejado una pregunta dentro y fuera de la provincia, que golpea en las mentes de la sociedad. ¿Qué ha fallado? El subdelegado del Gobierno, José María Martín, manifestaba que a tenor de las consecuencias del escabroso episodio ocurrido en Alboloduy hay que reflexionar y consolidad la Ley 8/2021 de protección integral de la infancia y la adolescencia contra la violencia. “Hay que pensar si es necesario introducir alguna modificación que permita afianzar y dar mejor respuesta”.
¿El sistema? Horas después del hallazgo de las menores los vecinos ponían el foco de responsabilidad en la Justicia “que permite que el asesino tuviera acceso a las menores”. De acuerdo con David Villagrá, juez decano de Almería, el proceso ha sido instruido siguiendo todos los pasos, “de libro”. En el auto del 26 de mayo de 2022 no se fijó régimen de visitas a favor del padre. Asimismo, al existir denuncias por malos tratos el caso fue trasladado al Juzgado de lo Penal. Para el juez Villagrá, que considera que al “funcionamiento del juzgado de violencia no se le puede achacar absolutamente nada”, le pesa que Almería aún no disponga de un Juzgado de lo Penal enjuiciador no instructor de violencia de género. “Eso es algo por lo que hay que luchar”. Y anima a la necesidad denunciar todos los casos de violencia de género y concienciar a las personas que lo sufren.
“El sistema genera recursos que son contrarios a las víctimas”, manifiesta Miguel Lorente, uno de los mayores expertos internacionales sobre violencia de género. Para Lorente se comete el error de estar valorando la violencia por la intensidad y no por la presencia de ésta. Además de dar una respuesta exclusiva desde el punto de vista policial y judicial. Lo que sería “insuficiente e incoherente”, ya que habría que atender a las necesidades desde una manera estructural. “El agresor no mata a la mujer por un conflicto personal, sino porque entiende que es de su propiedad”. De acuerdo con Lorente es inadmisible que el sistema, conocedor de que las víctimas de violencia de género tiene dudas, miedo o son amenazadas, no actúe para mejorar la protección y desarrolle una investigación que permita aclarar todo lo que hay alrededor de la víctima.
¿La mente? El psiquiatra Sergio Fernández-Miranda indica que la violencia “está en el narcisismo y no en enfermedad”. No saber gestionar emociones como la rabia o el odio son los detonantes para este tipo de sucesos. “Esto se salta cualquier lógica, pero desde luego ese hombre no conocía el amor”. Asimismo, explica que Alina no estaba siendo libre, y sus hijos al ver violencia, sufrían violencia".
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