“El que pueda hablar, que hable. El que pueda hacer, que haga. El
que pueda aportar, que aporte. El que se pueda mover, que se mueva. El que
pueda intentar…”, sentenciaba Aznar el pasado mes de noviembre en lo que
pareció, y ahora vemos que fue, el pistoletazo de salida de lo que vendría
después. El ex dirigente del Partido Popular, que sigue moviendo los hilos de
la derecha -unas veces en la sombra y otras a pleno sol- no se dirigía con esas
palabras a los militantes de su partido, sino que llamaba directamente a la
sublevación contra un gobierno legítimo.
Por mucho que esa derecha extrema, la extrema derecha y todos sus
satélites mediáticos, económicos y judiciales insistan en lo contrario, el
mandato de las urnas fue lo que llevó a la Presidencia del Gobierno a Pedro
Sánchez. La rebelión contra el orden constitucional que alimenta la derecha
viene, no obstante, de muy atrás. Comenzó hace 1.966 días con el bloqueo por
parte del PP del Consejo General del Poder Judicial. Son ya más de cinco años
los que lleva el partido de Feijóo incumpliendo la Constitución; cinco años de
excusas, mentiras y patrañas por parte de una derecha que se niega a aceptar
los resultados electorales, corrompiendo y cercenando la democracia.
Desde que la moción de censura se llevara por delante al Gobierno
de Rajoy, todo el que ha podido hablar, hacer, aportar, intentar…, como decía
José María Aznar, lo ha hecho por tierra, mar y aire. Solo el liderazgo y la
determinación de Pedro Sánchez, de un presidente al que no se le ha dado ni un
solo respiro, ha permitido que España avance y progrese, que hoy seamos uno de
los países con un mayor crecimiento económico de la Unión Europea y que más empleo
crea. Esto es lo que quiere ocultar la derecha, que el modelo del gobierno de
progreso funciona.
En estos días hemos conocido que pocas semanas después de que
Pedro Sánchez fuese elegido secretario general del PSOE en 2014, el Gobierno de
Rajoy ya trabajaba desde las cloacas para acabar políticamente con él. Diez
años lleva a pico y pala el PP contra el líder socialista. No hay esperanza,
por lo tanto, con una derecha y una extrema derecha que se han unido en este
lodazal en el que han querido convertir la política. Las mentiras, el acoso o
el odio al que ha estado sometido el presidente del Gobierno, mientras que nos
salvaba de una pandemia o de los rigores inflacionistas de una guerra, es
inhumano.
El PSOE, con su militancia y sus votantes, va a ser un muro de contención para decir alto y claro que basta ya, que hay que poner freno a todo este fango que han extendido Partido Popular y Vox. Y queremos hacerlo contigo, Pedro. Adelante, presidente, ganemos juntos esa plena democracia que permanece secuestrada por la derecha.
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