Ejercer el voto es mucho más que la expresión de una adhesión política. El resultado de las elecciones tiene consecuencias en la vida diaria de las personas. Lo vemos con bastante frecuencia en las colas de usuarios ante los centros de salud; en la calle, con protestas de padres y madres de familia, y en el salón de plenos de nuestro Ayuntamiento, contra medidas injustas adoptadas de forma unilateral, como la del Dreambeach.
No es sólo que la derecha gobierne de espaldas a la gente, sino que, además, engaña. Nos encontramos en pleno periodo de escolarización y observamos cómo el PP incumple sus compromisos. Una cosa es predicar y otra muy distinta es dar trigo. Desde hace cinco años Moreno Bonilla lleva prometiendo la construcción de nueve institutos de Enseñanza Secundaria en la provincia, de los cuales cinco ni siquiera tienen el proyecto redactado. Tres de ellos estarían en la capital, en barrios donde las ratios escolares son muy altas. Y no hay excusa posible, dado que en todos los casos el Ayuntamiento ya transfirió los terrenos a Junta de Andalucía, salvando así el principal escollo que alegaba en su contra.
En el año 2022 el PP prometió a los padres y madres de alumnos de La Cañada un instituto que iba a entrar en la planificación de infraestructuras educativas de la Junta de Andalucía en el 2023. Estamos ya en 2024 y no está reflejado en los presupuestos andaluces, con lo que tampoco contamos con él para 2025.
Otro nuevo fracaso en la gestión de Moreno Bonilla lo observamos en los barrios de La Goleta y La Vega de Acá, a cuyos vecinos el PP les prometió también un instituto del que aún no se sabe nada. Conocemos, eso sí, el malestar de estos padres y madres engañados, y obligados a llevar a sus hijos a centros muy alejados de sus casas. Y qué decir de Los Molinos, donde los institutos están completamente masificados, con aulas improvisadas en salones de actos, bibliotecas o salas de profesores. Otra mentira más del PP.
Ahora vemos que no son los gestores ejemplares que decían ser. Y es que, cuando pasa la campaña ya no valen las fotos, hay que tomar decisiones y ejecutarlas, y en eso vemos que al gobierno de Moreno Bonilla se le está haciendo cuesta arriba porque el problema no es ganar, el problema es gobernar.
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