Mañana se pone a la venta el libro escrito
por Esther Mucientes Por Sálvame
ma-to, publicado por La
Esfera de los Libros, precisamente coincidiendo con el estreno del sucedáneo
del mítico programa de Telecinco, Ni que
fuéramos Sálvame, que se emite por diversas plataformas y la canaria
Atlántico TV. Ana del Barrio y Javi Martínez han entrevistado en el diario El Mundo a la autora. De la entrevista
entresacamos algunas afirmaciones:
El legado
de Sálvame: Todos
los programas de ahora beben de Sálvame. Hasta que no nació Sálvame,
tú no veías a un colaborador sentado en un programa mirando un móvil, ¿no? La
irreverencia, también. Como me contó Óscar Cornejo, rompieron la cuarta pared y
permitieron que los colaboradores fueran al baño o merendaran. Convirtieron un
programa de cuatro horas en un reality diario. Por eso, Sálvame enganchaba.
Era una droga legal, pero tan adictiva como las peores.
Juguetes
rotos: Aunque la gente piense que Sálvame dejó más juguetes
rotos que éxitos, la realidad es que el programa aupó a muchísimas celebridades
y las devolvió al lugar que se merecían. Por supuesto que hubo juguetes rotos
como Karmele Marchante, Raquel Bollo o Carmen Borrego durante una época...
También hubo muchos famosos que desaparecieron porque el programa pudo con
ellos y les hundió, como es el caso de Olvido Hormigos.
Jorge Javier Vázquez: Para mí Jorge Javier es el mejor presentador de entretenimiento que hay ahora mismo en la televisión. Tiene un dominio monstruoso del medio y eso se debe también a que saca los pies del tiesto; si no, no sería él. La gente cuando está viendo desde sus casas la televisión no ve personas sino personajes. Pero una vez que tú conoces a esos personajes y los humanizas te das cuenta de que todo eso de la falta de humildad, la prepotencia y el estar sobradito no es la realidad.
Alessandro
Salem-Borja Prado: Lo que suele pasar cuando hay dos cabezas que quieren mandar. Cada uno
tenía una idea completamente diferente de lo que querían para la nueva
Telecinco. Y, al final, pues obviamente el que más entendía de televisión, que
en este caso es Alessandro Salem, es el que venció entre comillas. Borja Prado
tenía unas ideas, pero su figura era más institucional, como fue la de
Alejandro Echevarría, y cuando entraba en la parte de contenidos, se produjo un
choque de trenes muy fuerte, que tenía que saldarse con la salida de alguno de
los dos y en este caso fue Borja Prado.
Documental
sobre Rocío Carrasco: Se descontroló desde el principio. La idea que tuvo La Fábrica de la Tele
era y lo tengo que decir así, dar hostias a la prensa, a Sálvame y
a la propia Fábrica de la Tele. Esa era la intención: hacer una autocrítica de
lo que se había hecho durante tantos años con Rocío Carrasco. En ningún momento
pensaron que esto podía derivar en un enorme debate sobre la violencia de
género o la violencia vicaria ni en la división que se generó en la sociedad.
Se dieron cuenta tras el capítulo cero y, a partir de ahí, surgen todos los
problemas, porque ellos no estaban preparados para ese impacto. Y mira que
estamos hablando de Sálvame y de la Fábrica de la tele que
estaban preparados para todas las polémicas habidas y por haber, pero no para
algo que acabó involucrando a las instituciones, a los miembros del Gobierno y
a la oposición. El programa suponía una crítica brutal a la prensa. Algunos
colaboradores hicieron autocrítica, pero otros se negaron. De hecho, en Sálvame se
generó la misma división que se produjo en la sociedad. Fueron días muy tensos
dentro de la productora y dentro del espacio, porque, efectivamente, muchos se
vieron siendo la diana del programa y no lo aceptaron. Luego, a posteriori, ya
hicieron la autocrítica que correspondía, pero durante las primeras semanas fue
muy complicado trabajar en Sálvame.
El final de La Fábrica de la Tele: Hay una frase de Óscar Cornejo y Adrián Madrid, que parafrasea a Rocío Jurado y define muy bien la situación: "Se nos rompió el amor de tanto usarlo". A Mediaset y a La Fábrica de la Tele se les rompió el amor de tanto usarlo. Y cuando se acaba el amor es muy fácil caer en el odio. Entonces, Adrián y Oscar decidieron que tenían que borrar todo, empezar desde cero y volver a resurgir como un ave fénix. Y decidieron que lo mejor era no complicarse, cerrar La Fábrica y dejar que Mediaset se quedara con todo.
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