El mundo del periodismo y de
la política ha llorado el Primero de Mayo la muerte de Victoria Prego (Madrid, 1948), una periodista con mayúsculas, con cuya voz a muchos
enseñó lo que fue la Transición. Por los micrófonos de Hora 14 pasó
Iñaki Gabilondo, la gran voz de la Cadena SER durante tantos años y maestro de
periodistas, para recordar a la que ha definido como "una de las voces de
la Transición". De ella también ha
dicho que fue "una de las voces del clasicismo periodístico, basado en los
principios que nunca se debieron de poner en juego, pero que en los últimos
tiempos se están manoseando de mala manera". "Los principios de
solvencia los acreditó ella muy bien". Desde que El Independiente
informó de su fallecimiento todos la hemos recordado poniendo voz e imagen a la
serie más laureada de la Transición cuando la democracia pudo quebrarse en
España por aquel vergonzoso intento de golpe de Estado de 1981, el 23-F. En
uno de los artículos publicados en El País afirmó: “Había más generales
implicados en el 23-f, pero se arrugaron al final.
Contó la Transición como
nadie y participó en números proyectos pedagógicos y periodísticos. RNE, TVE,
El Mundo, Telemadrid, Canal Sur Televisión, entre otros medios, han formado
parte de su trayectoria de éxito merecido. A la periodista y fundadora de la
Academia de Televisión, la conocí en Prado del Rey, gracias a Tom Martín
Benítez su jefe en esa época, en mis tiempos de corresponsal de RNE en Almería.
Después, he tenido oportunidad de saludarla, y siempre desprendía un tono de
serenidad y madurez que ofrecen las grandes comunicadoras. Fue la primera
corresponsal total de TVE en Londres, su primera experiencia en el extranjero, y
cómo su talento salió a relucir en el programa Al Cierre, en el que trabajaría mano a mano junto a Joaquín
Arozamena. Galardonada con el Premio Nacional de Televisión 2018,
su ejemplo profesional y su independencia han de servir de guía en la formación
de las nuevas generaciones de informadores. Investida Doctora Honoris Causa por
la Universidad Rey Juan Carlos, también ejerció de presidenta de la Asociación
de la Prensa de Madrid. “Sin una información seria, veraz e independiente, No
habrá democracia. He sido inmensamente afortunada porque he vivido
profesionalmente la edad de oro del periodismo español”, afirmó Prego a la
publicación de la Academia de Tv. Algunas de esas cuestiones, las subrayo en artículos y en mis libros Los primeros ojos de
Andalucía, editado por la Universidad de Granada y el agotado Mujeres de
palabras del Instituto de Estudios Almerienses. La definí como pionera de los
informativos de autor.
Su amiga, la admirada Anabel
Díez, escribió en su párrafo final: “No olvidaremos su desternillante
sentido de humor y su capacidad como contadora de chistes, con representación
incluida. El lunes, muy cerca ya del final, siguió en directo la comunicación
del presidente del Gobierno y encadenó programas de televisión posteriores; los
interrumpía con vídeos enviados por sus nietos. Cuando el cáncer fue a por
ella, se puso a disposición de los médicos tras exhaustivos interrogatorios
periodísticos. Podemos imaginarla.
´Mirándolo bien, no tengo cuentas pendientes´, fue una de sus frases de esos primeros momentos de zozobra. En Navidad, vio que podían venir mal dadas, pero no dudó en proclamar que había pasado divinamente este regalo de vida, pegada al periodismo y a su familia”.
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