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Patricia Ramírez, madre del pequeño Gabriel: "Cobrar por su crimen es demencial"

Pedro Manuel de la Cruz
Director de La Voz de Almería

Seis años, dos meses y 16 días han pasado desde aquel atardecer en que la crueldad más despiadada acabó con la vida de un niño, destrozó una familia y conmovió a millones de españoles. Patricia Ramírez, la madre de Gabriel, abre su corazón y cuenta a La Voz de Almería cómo ha vivido y cómo ha sentido desde entonces. El video íntegro de la conversación que mantuvimos el pasado martes en Almería podrán verlo en abierto a partir de mañana en la web de lavozdealmeria.com. El texto que ya pueden leer hoy es un resumen del llamamiento de una madre rota por la pena y la ausencia de lo que más quería y que clama para que la asesina de su hijo no continúe provocándole más dolor, haciéndole revivir los hechos y lucrándose, además, por el crimen que cometió.  

Pedro Manuel de la Cruz, director de La Voz de Almería, charla con Patricia Ramírez, madre del pequeño Gabriel / Néstor Cánovas-La Voz


Han pasado seis años de aquel mediodía en que el cielo se derrumbó provocando un dolor que tiene que doler tanto que hay que preguntarse cómo es posible convivir con él.
 

Bueno, convivir no es posible. Yo creo que el dolor lo tienes que vencer, porque, si no, no te deja caminar. Y el dolor por la pérdida de un hijo te va a acompañar toda la vida. Pierdes el sentido de la vida. Hacia dónde ibas y hacia dónde vas ahora. Todo lo que habías imaginado que iba a ser tu vida de mayor, acompañándolo, viviéndolo de abuela, viendo los nietos… te lo arrancan y es una experiencia que no, que no es fácil de asimilar. 

Vencer al dolor es buscar otros sentidos a la vida. Es, de repente, sentir que te han arrancado de la tierra, es volver a empezar a echar raíces en algo. Por lo menos en mi caso echar raíces en algo que te haga construir, que te signifique, que, aunque no haga que ese dolor se minimice, por lo menos te deje andar. 

En mi caso, al principio, el sentido de mi vida fue estudiar. Estudiar, estudiar para el juicio. Sabíamos que corríamos el riesgo de que nos lo desvirtuaran por los juicios públicos paralelos, por todo el tsunami informativo y de repetición continua que se creó, ya no solo por parte de periodistas. Porque ha habido de todo. Impactó tanto y además de una manera tan, tan emocional y tan morbosa, que todo aquello era algo que sabíamos que nos iba a llevar al Constitucional. 

De hecho, así fue. 

Hubo sentencia firme y no, no lo tumbaron, a pesar de que los recursos de la defensa se basaban en su mayoría en los aspectos mediáticos y juicios paralelos para impugnarlo. 

Cuando terminó el juicio yo pensaba: ya está, se acabó. Los tres años de estudios, de visitas para que nos cerrasen las puertas del juicio, pactos éticos…, se acabó. El sentido hasta ahí era que la persona que se lo había llevado no hiciera daño a nadie más, porque, además, sabíamos que había una historia, como han contado ya en muchos sitios, bastante dudosa en Burgos. 

Por eso cerramos cuentas de Facebook, cerramos todo, nos despedimos de la gente, muy agradecidos. Y al poco tiempo fue la primera vez que vino esta productora a Almería a buscarnos; nos contó que venía de manos de Esteban (el abogado de Ana Julia), de verlo, trasladándonos que ella quería hablar y que le iban a dar voz a la asesina. Que venían para darnos la oportunidad por si nosotros queríamos hablar para defendernos de lo que tuviese que decir. 

¿Y cuál fue la respuesta?

La respuesta de su padre y mía fue: están chalados. Es que era surrealista. Justo, además, después del juicio. Y les dijimos que no, que no estábamos de acuerdo. Y fue ahí cuando sufrimos un nuevo golpe emocional duro, porque yo pensaba que ya se iba a terminar todo y tuvimos que convocar aquella rueda de prensa y salir a decir que, por favor, nadie cometiera tan, tan grave aberración. 

Creo que entonces logramos silenciarla, lo que nos generó un poco de calma. Y, a pesar de que han seguido saliendo cosas cada poco de nuestro caso, a propuesta de mi psicólogo decidí matricularme en una universidad. 

Necesitaba entender. Necesitaba entender la parte del crimen. Por eso estudié criminología. ¿Por qué hacen esto? ¿Qué les motiva a hacer esto? Entender por qué pasan estas cosas, pero también entender dentro del crimen la posición de la víctima. O sea, no hay un delito si no están las dos partes, los dos actores. No puede haber un criminal si no hay una víctima. Ni al revés. Y una víctima no es víctima sin el criminal. Y necesita también saber qué pasa con las víctimas. Pero luego, psicológicamente, necesitaba saber qué me había pasado. Hablan de la despersonalización. Yo creo que para sobrevivir me convertí, no en otra persona, pero era como que lo que me había pasado lo veía, psicológicamente, desde fuera para poder vencer al dolor. 

Cada vez que alguien me lo recordaba entraba en contacto con ese dolor y era donde venían los ataques de pánico, la ansiedad, etcétera. Tu trabajo no lo puedes llevar, de tu entorno te alejas también porque no les quieres causar dolor, porque ves su dolor cuando te miran, porque tienes recuerdos comunes y te vas aislando, desconfías del mundo, lo percibes como un lugar inseguro y hostil. 

Yo no había sido una mujer desconfiada en la vida, estaba asustada, desconfiada de todo. Por eso me matriculé en Psicología y en Criminología. Y poco a poco me estaba ayudando a recuperarme, a entender y a construir, a buscar un nuevo sentido. No sé qué haré el día de mañana, tengo que recuperarme… 

El impacto de aquella tragedia no solamente te ha afectado a ti y a los millones de personas que se sintieron identificadas contigo, que sintieron parte de ese dolor tuyo. También ha tenido un gran impacto en tu entorno familiar, con algunos costes muy elevados.

A los primeros que debían apoyar para salir adelante es a los pequeños de la familia de Gabriel. Fue tan, tan espantoso, que imagina cuando llegaron a sus colegios, instituto, universidad… Hubo que cambiarse de instituto, universidad…. Otros, al igual que yo, también se cambiaron de casa porque no soportaban el recuerdo continuo del peor episodio de tu vida. 

Y les ha marcado. Y además necesitaban un apoyo psicológico urgente.

Un apoyo psicológico que no te queda más remedio que contratarlo por privado para atender a los criterios de urgencia y necesidad en estos casos. 

El daño familiar fue tremendo. Puedo hablar de mi madre. Mi madre no lo soportó. Recién jubilada, después de 40 años de servicio, que ha sido quien me ha ayudado a criarlo, su yaya, su cabeza se nos está apagando. Ella perdió su nieto, pero yo soy su hija y ese es un doble dolor. Son demasiados años con esto. 

Y ahora te encuentras con que hay alguien que quiere lucrarse de la atrocidad que cometió.

Lo que me produce perplejidad. Yo creo que todavía estoy en shock. No sé cuántas veces una persona en su vida puede sufrir un estado de shock presentando ya estrés post-traumático. 

Y, desde luego, lo que para mí psicológicamente es inaceptable e incomprensible es que quien se lo llevó pueda cobrar por contar otra vez lo que quiera contar, que seguramente está ideado para salvar su imagen o para justificarse o para lo que sea. 

Y eso espanta.

Sí, porque permitiremos que asesinos de casos que hemos conocido, cobrando, hablen y nos hagan re-experimentar el dolor que nos causaron. 

¿Cómo es posible que, como denuncias, se pueda grabar un documento gráfico, un vídeo dentro de una cárcel, donde está prohibido hacer grabaciones y más en situaciones como las que estamos hablando?

Tú puedes tener un permiso, según lo que he estudiado. Se aprobó el hecho de que los periodistas dieran voz a los presos y se cubriera ese derecho a solicitud de la asociación de Derechos Humanos. Existe una Instrucción (3/2020) que se desarrolló con este gobierno que contiene una serie de normas para determinar si se da permiso o no. Dicha instrucción declara que hay que tener en cuenta “no dañar al sujeto pasivo (víctima) ante situaciones que produzcan una victimización secundaria o reiterada, así como cualquier tipo de exposición pública que pudiese favorecer estos procesos”. 

Desde luego una de esas normas no es lucrarse o pagar responsabilidad civil y creo que se debería de preguntar si yo quiero que me paguen la responsabilidad civil volviendo a mercadear con el caso de mi hijo, porque, si esta mujer sale, lo vamos a tener en las mañanas, en las tardes, las noches y en todos sitios. 

¿Sabe cuánto le han pagado o le han ofrecido pagar?

Yo no sé lo que se le ha pagado. En el caso actual, por lo que yo tengo entendido, no tiene permiso. Tampoco sé la respuesta de por qué o cómo la han podido grabar. Se aprobó una ley que permite las videoconferencias con presos en las prisiones. Tú presentas una lista de personas con las que vas a hablar, que te tiene que aprobar Prisiones. Imagina que tú eres mi abogado, o mi amiga, o mi pareja, o mi familiar y en esa videoconferencia de repente se cuela el periodista y graba. Yo no me niego a que los presos tengan, Dios me perdone, ese derecho. También sabemos que, en las cárceles, como mi caso, hay un porcentaje muy chiquitito, hay mucha gente que ha tenido una mala partida. Creo que cuando hablamos de actuaciones graves contra la vida, no debería permitirse que, después, se nos pueda exponer otra vez. Que ya hemos sufrido bastante. 

Otra forma de poder hacerlo es introduciendo un móvil, y hay móviles que son así de chiquititos. Yo entro en un vis a vis, me lo introduzco en una zona medianamente íntima o en un paquetito de tabaco y ya está. 

Cuando saltan las alarmas se pone en contacto con Instituciones Penitenciarias, con el Ministerio del Interior, se moviliza.

Yo, cuando salen las alarmas de que se está grabando, lo primero que hago es llamar a la Central Operativa de la Guardia Civil, que fueron los que nos ayudaron con Gabriel y los que siempre han estado ahí al lado cuando hemos tenido algún problema para ayudarnos. 

Cuando ya veo que no me dejan acceder a las instituciones, tenía dos opciones: poner una querella sabiendo que existía la posibilidad de que, cuando la pusiéramos, se filtrase. intentamos evitar un juicio paralelo público por el terror que me daba volver a salir a la plaza pública.  Entonces no me quedó otra que dirigirme al Ministerio de Interior y trasladarle lo que sabía que estaba sucediendo allí dentro, confiando en que ellos iban a tomar las medidas adecuadas e iban a depurar responsabilidades. 

¿Tiene la certeza de que se ha hecho la grabación?

Sí, y que se ha intentado vender a una productora, si no, jamás hubiese dicho nada de esto. No voy a salir a pelearme contra Goliat y, mucho menos, a hablar del Ministerio de Interior, o de esta mujer, si yo no tengo la certeza de que esto está sucediendo. 

Ahora la pregunta es ¿no van ustedes a secuestrar esa pieza puesto que ya se ha hecho de forma ilegal y ya que me han dicho directamente que no hay permiso? Entiendo que la grabación, si se ha hecho, es consecuencia de una negligencia de sus tutores, que me afecta y me daña a mí y a toda mi familia. Y yo esperaba que, si no la paraban antes, por lo menos me contestaran y me dijeran que esto lo iban a hacer. 

La solidaridad que me muestran la agradezco, pero no me está paralizando la grabación. Este silencio del ministerio no protege nuestra intimidad, nuestra libertad, la memoria de mi hijo, el derecho al olvido, etcétera, etcétera. Me han llevado a salir a la calle a exponerme, a meter nuevos trámites judiciales, que seguramente llevarán varios años. No lo entiendo. 

¿Qué debería hacer el Ministerio ahora, en este momento?

¿Un gobierno no tiene herramientas para poder paralizar esto? ¿de verdad? Otra cosa es que quieran atender al ciudadano y mostrarse firmes en las obligaciones con el ciudadano. 

Yo voy a pelear hasta el final, sola o con quien me quiera acompañar. A partir de ahí yo tengo que seguir el camino sabiendo que me genera muchísimas consecuencias. Pero también sé que tengo la certeza de que lo que está pasando es así y el santo derecho a defendernos. Y en los medios, porque desgraciadamente esta es una guerra que es pública, porque a mí sí me va a dañar, me van a dañar a través de un medio que podrá ver todo el mundo. 

Un momento de la entrevista / Edición de papel de La Voz de Almería

¿Ha hablado con la productora?

Yo con la productora hablé cuando vinieron la primera vez a Almería. Estamos esperando que depongan su actitud. Y evidentemente me ha preguntado todo el mundo el nombre. Yo todavía no lo voy a decir. 

También supongo que se habrá puesto en contacto con las plataformas.

Las diferentes plataformas fuertes de este país parece que no están enteradas de esto y que no les ha llegado el producto, según publicaron.  Yo tengo conocimiento de una plataforma, que me voy a reservar, a la que le ha llegado. Y también tengo conocimiento que Netflix ha manifestado públicamente a través de un medio que ni están detrás ni tienen el objetivo de comprarlo, cosa que me alegra y que espero que sea así. 

En los últimos años las series sobre crímenes ocupan una posición destacada en la oferta televisiva.

Si, también está el debate sobre el true crime, las series. De hecho, alguien se atrevió a decir que yo iba en contra y aquí tengo varias cosas que decir. Lo primero es que creo que, a lo largo de la historia, se han hecho grandes películas de ficción o basadas en hechos reales muy respetuosas, muy, muy cuidadas. 

Yo creo que se ha de llevar un tema a una pantalla para que no cause más dolor al dolor; incluso puede ser rehabilitador y preventivo. Es verdad que hemos llegado a un género que está proliferando. Se sigue poniendo el foco en el asesino, en el criminal. Quizá si ponemos el foco en la víctima podemos darle un cariño y una legitimidad a esa víctima para que pueda rehabilitarse adecuadamente sin re-experimentar el trauma. 

Las palabras violentas y hechos violentos atacan el instinto primario de supervivencia y levantas la cabeza y miras, lees o te enganchas a ese contenido que te alarma. El mismo centro del cerebro relaciona el miedo y el placer. Las principales consumidoras somos mujeres en España, según Parrot Analytics, puesto que apelan al instinto de querer protegerse de lo malo y entender. Por otro lado, las mujeres también protegen la educación de sus hijos y la familia -como bien he podido comprobar estos días con todo el apoyo recibido- y saben que hacer este tipo de cosas daña aún más que benefician sabiendo paralizar ese instinto primario que te engancha al contenido por una reflexión más sana y saludable para todos. 

Los casos reales son reales. No es ficción. Creo que hay que pensar que son nuestros hijos, nuestros padres, nuestras esposas, nuestros maridos. Y a la hora de llevar eso a una pantalla, hacerlo, desde luego, con una estructura ético-moral que nos represente como sociedad en la que nos estamos desarrollando cada vez más. 

Más de seis años ya de aquellos días de horror y dolor irremediables. ¿Qué le diría a la asesina si la pudiera escuchar?

Si tuviera delante a la asesina le diría que ¡basta ya! Que la ley es muy clara. Para que alguien salga de prisión, obtenga beneficios, etcétera tiene que mostrar un arrepentimiento. El otro día explicaban que tiene un comportamiento ejemplar en prisión. Está condenada por daño a la INTEGRIDAD MORAL. No, ese comportamiento ejemplar sería no volver a dañarnos si estuviese arrepentida. Ya no conmigo, con su padre. Que ya lo dañó bastante y lo quería tanto, pero, sobre todo, para quien se fue, para quien nos arrancó. Entonces les diría a ella y a su abogado que ¡basta ya! y que cobrar por esto es demencial.

 (Publicado en la edición de papel de La Voz de Almería y en lavozdealmeria.com. Autorizada su reproducción).

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