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Amador Mohedano pierde la finca donde vive en Chipiona

Tania Artajo
@opinionalmeria

Rocío Jurado fue muy generosa en su testamento con sus hermanos y sobrinos. No tuvo la misma generosidad que éstos han tenido con su hija primogénita y heredera universal, Rocío Carrasco, a la que los mismos a los que benefició le han hecho la vida imposible. La chipionera dejó en herencia por indiviso a sus hermanos Amador y Gloria la cotizada finca denominada Los Naranjos -después rebautizada por los nuevos propietarios como La Más Grande-, enclavada en uno de los lugares privilegiados del municipio gaditano. Allí estableció Amador su residencia, con la autorización de su hermana Gloria, copropietaria de la finca y, en consecuencia, de la vivienda que en la misma hay.

Los compradores de una porción de terreno en Los Naranjos no saben en qué situación quedan, pues esa segregación no se puedo registrar y forma parte de la subasta adjudicada / Telecinco

Pero Amador Mohedano no ha podido conservar la herencia de su hermana y se ha quedado sin la propiedad. Se ha quedado sin casa y sin tierra. Si su hermana levantara la cabeza... La Hacienda Pública no ha tenido más remedio que subastarla ante la imposibilidad de que saldara su deuda con el erario público de una gran cuantía. Este 10 de junio la propiedad de Amador ha sido adjudicada por algo más de 169.000 euros. Adiós, herencia, adiós.

¿Tendrá que abandonar Amador Mohedano la que ha sido habitualmente su residencia de Chipiona? La mitad de la propiedad es de su hermana Gloria, que se supone que no pondrá inconveniente alguno en que siga allí viviendo, pero la otra mitad indivisa es del nuevo propietario. En ambos casos la ley establece que los copropietarios deben ponerse de acuerdo sobre el uso y disfrute de la propiedad. Según ha manifestado Pablo Mena, del bufete de abogados Menazal Consulting, a El Confidencial, “en la figura jurídica del condominio, la cosa objeto pertenece a todos los copropietarios por igual. En el caso de ser una finca indivisible existen tres vías para cambiar este carácter. La primera es la venta del terreno a un tercero por acuerdo de todos los copropietarios, la segunda es adjudicar a uno de ellos la totalidad de la finca con una compensación económica y la tercera es instar al procedimiento judicial de la división del terreno común”.

El nuevo comprador de la finca se va a tener que enfrentar a un problema ocasionado por Amador. La finca, según el Registro de la Propiedad, tiene una cabida de 3 hectáreas, 70 áreas y 76 centiáreas, o sea, 37.076 metros cuadrados. Al estar calificada como rústica no se pueden hacer pequeñas segregaciones. Sin embargo, se vendió un trozo de 3.000 metros cuadrados a un vecino de Chipiona. Esta compraventa, formalizada en contrato privado, nunca se debió hacer por ser contraria a derecho y no se ha podido inscribir por no contar con la autorización municipal de segregación. El adjudicatario de la subasta no reconoce esta segregación y, posiblemente, Amador Mohedano y/o su hermana Gloria tendrán que devolver los 50.000 euros que recibieron en su día para que el nuevo propietario tome posesión de lo que realmente le ha sido adjudicado en subasta: el 50 % proindiviso de la totalidad de la finca.

Amador Mohedano dulcifica como puede la situación. Da a entender que él también participó en la subasta en connivencia con el que finalmente sería adjudicatario, que puede ser quien tiene arrendada la finca para una plantación. Quiere transmitir una situación idílica cuando la cruel realidad es otra: se ha quedado sin casa, vive de prestado en lo que le dejó su hermana y el nuevo propietario será finalmente quien decida qué acciones tomar. Los pujadores han sido cuatro. Se desconoce si entre los mismos figura algún miembro de la familia Mohedano, incluso la propia Gloria, que hubiera podido hacerse con el 100 % de la propiedad. Si hubiera pujado alguien, finalmente habría sido sobrepasado por la puja del nuevo propietario del 50 % de la finca La Más Grande.

Con esta subasta Amador Mohedano no salda toda su deuda con la Hacienda Pública. También tiene embargado un garaje-trastero que tiene en Chipiona,  de 23 metros cuadrados, al 50% con Rosa Benito, que posiblemente también saldrá a subasta. Según el propio Amador, una vez subastado Los Naranjos, la deuda pendiente con la Agencia Tributaria ronda los 30.000 euros. Pueden ser más. Esta cantidad seguiría sumando intereses de demora si no se liquida. Y la rueda del molino volvería a funcionar: no pagas, más intereses de demora, más debes.  

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